Prioridades de pa¨ªs
Las tentativas involucionistas en derechos ante el 23-J exigen programas basados en la raz¨®n y no en apelaciones viscerales
A menos de un mes de las elecciones generales del 23-J, la democracia y sus instituciones est¨¢n plenamente consolidadas en Espa?a sin que nada haga temer, sea cual sea el resultado, por los fundamentos de un sistema homologado por los controles m¨¢s exigentes de calidad democr¨¢tica. No obstante, el talante involucionista con el que Vox est¨¢ condicionando sus acuerdos con el Partido Popular tras los resultados del 28-M ¡ªen materia LGTBI, clim¨¢tica, eutanasia o igualdad¡ª hacen necesario subrayar conquistas y proyectos innegociables para la construcci¨®n de un pa¨ªs basado en el progreso de su ciudadan¨ªa y no en apelaciones viscerales destinadas a eludir la raz¨®n de los datos objetivos. Esos aspectos podr¨ªan resumirse en dos: m¨¢s derechos, menos desigualdad.
La identificaci¨®n de Espa?a como referente en la ampliaci¨®n de derechos sociales se debi¨® en gran medida al empuje del feminismo y a la asunci¨®n de la igualdad entre hombres y mujeres como prioridad pol¨ªtica a trav¨¦s de leyes como la de violencia de g¨¦nero en 2004, el matrimonio homosexual en 2005 o la del aborto en 2010. En esa senda se sit¨²a la ley trans aprobada en febrero pasado. Servicios clave como la Sanidad y la Educaci¨®n ¡ªp¨²blicas y universales¡ª deber¨ªan estar blindados y al margen de la mercantilizaci¨®n y del color del partido que ocupe La Moncloa. Las carencias detectadas en el sistema sanitario exigen frenar su declive progresivo y eludir el riesgo de la deslegitimaci¨®n social de uno de los pilares de la equidad y la redistribuci¨®n de la riqueza. Adem¨¢s, el deterioro del sistema p¨²blico est¨¢ provocando ya problemas en la sanidad privada. Por su parte, la reforma educativa que acaba de entrar en vigor introduce mejoras que gozan de un amplio consenso y necesitan tiempo para dar sus frutos, sin que una presunta guerra cultural tome a la educaci¨®n como reh¨¦n.
Una Espa?a que pretenda progresar no puede hacerlo ¨²nicamente con llamamientos a conservar lo ya logrado. Tambi¨¦n necesita activar un programa de reformas que permita seguir adapt¨¢ndose a las exigencias de los ciudadanos y a los retos globales de un tiempo marcado por la guerra en Ucrania, la crisis migratoria en el hemisferio sur, la emergencia clim¨¢tica y la transformaci¨®n digital. As¨ª, un elemento cardinal necesitado de reforma urgente es la Administraci¨®n de Justicia: cuando la justicia tarda m¨¢s de 10 a?os en resolver cuestiones de gran o peque?a envergadura, deja de ser justa. Lo mismo cabr¨ªa decir de la reforma de la Administraci¨®n General. Las dificultades para poner en pr¨¢ctica algunas pol¨ªticas no se resuelven con un ajuste legislativo o la simple contrataci¨®n de m¨¢s personal. El desaf¨ªo radica en modernizar la Administraci¨®n y adecuar sus estructuras para responder a las necesidades reales de cada servicio. La cohesi¨®n territorial pasa, adem¨¢s, por mitigar una despoblaci¨®n rural que amenaza con producir una Espa?a de dos velocidades.
Por supuesto, todo quedar¨¢ en un pliego de buenas intenciones si se descuida un factor clave: el dinero. La prioridad econ¨®mica del nuevo Gobierno deber¨ªa ser afianzar una estrategia de crecimiento del PIB que ha permitido a nuestro pa¨ªs alcanzar r¨¦cords europeos en impulso de la actividad (5,5% en 2022; previsi¨®n del 2,1% para este a?o). Entre sus efectos ben¨¦ficos, est¨¢ la financiaci¨®n de medidas urgentes para sortear las crisis (ERTES, cr¨¦ditos ICO, ayudas contra la inflaci¨®n) y para ampliar la protecci¨®n social a los sectores m¨¢s vulnerables (el Ingreso M¨ªnimo Vital, las pensiones). En gran medida gracias a la reforma laboral, Espa?a ha vivido un in¨¦dito aumento del empleo a casi 21 millones de afiliados y ha mejorado las condiciones de los j¨®venes, un segmento de la sociedad tradicionalmente condenado a la precariedad. Ellos son los grandes afectados por otra asignatura pendiente: el derecho constitucional a una vivienda digna.
La clave es mantener las reformas (las leyes imprescindibles de transici¨®n energ¨¦tica, plan de recuperaci¨®n, esbozos de mayor progresividad impositiva, reforma laboral) que han posibilitado estos logros. Ceder en los objetivos de crecimiento implicar¨ªa retroceder en su objetivo ¨²ltimo, que es garantizar la cohesi¨®n social. Pero tambi¨¦n urge aprobar otra asignatura, la mejora de la productividad, en una coyuntura europea en la que es imperativo aumentar la velocidad de la consolidaci¨®n fiscal: sin regresar a las nefastas pol¨ªticas de austeridad excesiva, habr¨¢ que ir reduciendo la deuda y el d¨¦ficit a niveles compatibles con la aceleraci¨®n del crecimiento. En este sentido, ser¨ªa clave acometer las siempre aplazadas reformas del sistema fiscal y de la financiaci¨®n auton¨®mica.
Finalmente, aunque la discusi¨®n electoral suele centrarse en asuntos aparentemente dom¨¦sticos, a nadie se le escapa que nuestro d¨ªa a d¨ªa est¨¢ condicionado por lo que sucede m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Espa?a no es diferente. La pr¨®xima legislatura se desarrollar¨¢ en un contexto internacional cargado de tensiones que Espa?a deber¨ªa afrontar desde una inequ¨ªvoca adhesi¨®n al proyecto de integraci¨®n europea. Es fundamental recordarlo en un momento en el que una formaci¨®n abiertamente eur¨®foba como Vox gana protagonismo a escala nacional y proyectos ultraconservadores y nacionalistas empujan con fuerza en otros pa¨ªses. Si la involuci¨®n es el problema, Europa sigue siendo la soluci¨®n.
En otro plano, la relaci¨®n con Am¨¦rica Latina es de enorme importancia, demasiada como para lastrarla con discursos pseudoimperiales trasnochados. No solo el pasado, tampoco el presente o el futuro de Espa?a pueden concebirse sin ese v¨ªnculo y sin una de sus traducciones pr¨¢cticas: la llegada de inmigrantes. Por eso preocupa lo que podr¨ªa ocurrir con el tratamiento de la inmigraci¨®n ¡ªlatinoamericana o de cualquier otra procedencia¡ª si la ultraderecha consigue condicionar la agenda legislativa. Si la demograf¨ªa no es capaz de garantizar el reemplazo laboral de los jubilados, se necesitar¨¢n grandes contingentes de inmigrantes. Hay pues que facilitarles un camino seguro de llegada y una integraci¨®n digna y con derechos. Criminalizarlos no contribuye a solucionar el problema. Porque los necesitamos, pero sobre todo porque es una cuesti¨®n de principios: una vida humana es mucho m¨¢s que un n¨²mero en una estad¨ªstica.
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