Entrevista de trabajo
Del mismo modo que no se bebe para olvidar, sino para recordar menos, lo contrario de obedecer no es desobedecer, sino mandar
Escribo en la cafeter¨ªa de un hotel con mucho jaleo alrededor hasta que una conversaci¨®n me termina captando; cada vez me cuesta m¨¢s encontrar motivos por los que interrumpir el trabajo y perder el tiempo, pero cuando los encuentro me siento joven y ambicioso por ¨²ltima vez. Cierro el ordenador, pido un descafeinado y me concentro en la tarea diaria y alegre de espiar.
?l es un se?or que recibe a candidatos a un puesto de trabajo. Ha despedido a una chica levant¨¢ndose del sill¨®n (¡°te llamaremos¡±, le dice a modo de epitafio) y saluda a un chico. ¡°Le he tra¨ªdo una copia del curr¨ªculum¡±. ¡°Tr¨¢tame de t¨²¡±. Fantaseo con la respuesta del chico: ¡°Le tratar¨¦ como me educaron mis padres, no voy a perder la educaci¨®n por una n¨®mina¡±. No lo dijo pero se atus¨® las barbas mirando para m¨ª: los barbudos llevamos siglos comunic¨¢ndonos entre nosotros con un lenguaje peculiar transmitido de generaci¨®n en generaci¨®n. Despu¨¦s de media hora, el se?or de los recursos humanos le pidi¨® al aspirante que enumerase sus virtudes. El chico balbuce¨®: ¡°Soy sincero, me gusta trabajar en equipo...¡±. De todos los m¨¦todos de tortura, el de tener que hablar bien de ti delante de un desconocido est¨¢ entre los m¨¢s sofisticados.
¡°Di en qu¨¦ eres bueno¡±. ¡°En obedecer, se?or¡± [se saca la gorra de peaky blinder].
Despu¨¦s del chico vino una mujer. Pasaron cinco en toda la ma?ana. Todos arreglados y nerviosos. Querer gustar es un suplicio mayor a¨²n que el de gustar. Cuando lo he necesitado, he bebido, y de esta manera si ten¨ªa posibilidad de gustar algo, se disip¨®. Porque del mismo modo que no se bebe para olvidar, sino para recordar menos, lo contrario de obedecer no es desobedecer, sino mandar.
Una de las candidatas, en un momento dado, se rio como se r¨ªe Diane Lockhart (The good wife, The good fight). En aquella escena que inaugur¨® una risa y un mundo, una periodista de cotilleos da la noticia de que Diane Lockhart es lesbiana. La heterosexual Diane, de pie frente a la tele, se r¨ªe primero para dentro, con una risa feliz y dichosa, puro cachondeo, y luego a carcajadas.
Yo soy un estudioso de la risa y he profundizado en investigaciones ins¨®litas acerca de su origen y ejecuci¨®n. Creo que no se puede andar por la vida sin al menos tres risas, una para cada escenario, siendo los m¨¢s relevantes las infamias y las penas; quien se hace con una risa que no sea cobarde ni descort¨¦s para esas situaciones, quien se hace con una risa que le permita afrontar los disgustos a su manera libre y salvaje, tiene media vida hecha.
Lo que ten¨ªa de inconfundible la risa de Diane era el contexto. Una falsa afirmaci¨®n sobre ella en horario de m¨¢xima audiencia. Pasa en las series y en la vida: cuesta acostumbrarse a las mentiras sobre ti. Y ah¨ª estaba aquella mujer, Diane Lockhart, reaccionando con una risa que va creciendo de dentro afuera hasta acabar siendo una expresi¨®n de j¨²bilo.
A veces ser felices es barat¨ªsimo. Basta la decencia de una risa en el momento adecuado para desviar los ataques m¨¢s t¨®xicos; basta re¨ªrse como Diane y rodearse de gente que entienda esa risa y todo lo que significa: no soy lesbiana y eso que me pierdo, y si me r¨ªo no s¨®lo es por la gente que cree que dici¨¦ndolo me hace da?o, sino por respeto a m¨ª misma y por la necesidad de mantenerme as¨ª, ri¨¦ndome de vosotros, toda la vida.
Pens¨¦ que de aquella mujer, la mujer que se rio as¨ª en su entrevista de trabajo, ten¨ªa que ser el puesto. De gente que se r¨ªe as¨ª tiene que ser el mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.