El futuro que queremos
En esta campa?a electoral y de cara al 23-J, poner a la juventud en el centro del debate deber¨ªa ser un fundamental para todos los partidos pol¨ªticos
En Espa?a, desde hace al menos dos d¨¦cadas, nos enfrentamos a una profundizaci¨®n de la brecha generacional. Nuestro pa¨ªs arrastra un grave problema estructural con el empleo juvenil, que se expresa en una tasa de paro excesivamente alta comparada con los pa¨ªses de nuestro entorno, una temporalidad inaceptable, bajos salarios y empleos por debajo de la cualificaci¨®n. Esta inestabilidad dificulta ¡ªcasi imposibilit...
En Espa?a, desde hace al menos dos d¨¦cadas, nos enfrentamos a una profundizaci¨®n de la brecha generacional. Nuestro pa¨ªs arrastra un grave problema estructural con el empleo juvenil, que se expresa en una tasa de paro excesivamente alta comparada con los pa¨ªses de nuestro entorno, una temporalidad inaceptable, bajos salarios y empleos por debajo de la cualificaci¨®n. Esta inestabilidad dificulta ¡ªcasi imposibilita¡ª que las generaciones m¨¢s j¨®venes puedan acceder a una vivienda, construir un proyecto de vida y afrontar cualquier acontecimiento inesperado. Todo ello viene afectando individual y colectivamente a la juventud, aumentado los problemas de salud mental y generando desafecci¨®n, desilusi¨®n y, en muchas ocasiones, enfado.
El malestar de las personas j¨®venes con sus condiciones de vida, materializadas en muchas ocasiones por la precariedad laboral, est¨¢ a la orden del d¨ªa. Lo vivimos en 2008 con la crisis financiera, que llev¨® a mucha gente joven a emigrar, con la consiguiente p¨¦rdida de talento para nuestro pa¨ªs. Lo hemos acrecentado durante una pandemia, en la que la juventud ha quedado invisibilizada por prioridades m¨¢s urgentes. Y seguimos vivi¨¦ndolo en un contexto de guerra, crisis geopol¨ªtica y cambio de ciclo econ¨®mico que vuelve a llenar de incertidumbre el futuro. En resumen, una generaci¨®n que ha crecido de hecho hist¨®rico en hecho hist¨®rico, y que en este momento reclama justificadamente atenci¨®n.
Aunque durante el ¨²ltimo a?o hemos visto que las reformas legislativas han posibilitado que este colectivo sea uno de principales protagonistas del crecimiento de empleo o mejora de condiciones como la temporalidad, los problemas siguen siendo mucho m¨¢s profundos. Las personas menores de 30 a?os son las que m¨¢s han sufrido el deterioro de sus condiciones laborales porque son las que tienen las relaciones m¨¢s precarias con sus empleos y las que est¨¢n viviendo una carrera de obst¨¢culos basada en la concatenaci¨®n de crisis. Son el ejemplo, aun con las mejoras, de que conseguir un empleo no garantiza tener acceso a una vivienda, pensar en formar una familia en el formato que sea, o simplemente formarse para obtener las competencias que requieren los nuevos empleos que implican ya los retos ambientales, digitales o demogr¨¢ficos. Como ejemplo, la digitalizaci¨®n es un gran reto en Espa?a, ya que un 35% del total de empleos tiene asociado un elevado riesgo de automatizaci¨®n. Por ello, una educaci¨®n en competencias, conocimientos y habilidades digitales es fundamental que llegue a toda la poblaci¨®n joven.
Las consecuencias de esta falta de atenci¨®n son especialmente graves para los y las j¨®venes m¨¢s vulnerables. La tasa de riesgo de pobreza y exclusi¨®n social (AROPE), que antes de la crisis de 2008 era menor entre la juventud que entre la poblaci¨®n en general, sin embargo, se duplic¨® en 2015, creciendo de manera mucho m¨¢s intensa entre los y las j¨®venes que entre la poblaci¨®n en general. Seg¨²n los datos de 2021, la tasa AROPE entre las personas de entre 16 y 19 a?os era del 33%, frente al 27% de la poblaci¨®n general. Esta foto es inaceptable para una sociedad que espera mantener, e incluso incrementar, su prosperidad en el largo plazo.
Por ello, no podemos permitirnos dar pasos atr¨¢s en la agenda de derechos de la juventud. La falta de pol¨ªticas espec¨ªficas, de un sistema de protecci¨®n acorde a sus necesidades y de mecanismos de est¨ªmulo, atenci¨®n y orientaci¨®n, ha llevado a que muchas generaciones j¨®venes se sientan excluidas o marginadas en la vida social, econ¨®mica y pol¨ªtica del pa¨ªs. Sienten, en definitiva, c¨®mo el sistema les ha fallado.
Sin duda, la brecha generacional va m¨¢s all¨¢ de los niveles de renta que puede proporcionar un empleo digno, sino que ya alcanza a la posibilidad de tener expectativas y un proyecto de vida, como lo tuvieron las generaciones precedentes.
Ahora toca hablar de qu¨¦ tipos de empleos quieren las nuevas generaciones y, con ello, qu¨¦ tipo de futuro quieren. La emancipaci¨®n juvenil, que implica acceder a viviendas adecuadas y asequibles, as¨ª como a servicios de calidad que satisfagan las necesidades b¨¢sicas de los j¨®venes, se convierte no solo en un derecho, sino que es al mismo tiempo el elemento que determinar¨¢ lo que ser¨¢ este pa¨ªs y esta sociedad en los pr¨®ximos 50 a?os. Y dentro de ese colectivo joven tenemos que fijarnos especialmente en aquellos y aquellas que vienen de contextos m¨¢s vulnerables, que vienen enfrentando condiciones m¨¢s duras, porque son los que corren m¨¢s riesgo de quedarse atr¨¢s. Por lo tanto, en esta campa?a electoral y de cara al 23-J, poner a la juventud en el centro del debate deber¨ªa ser un fundamental para todos los partidos pol¨ªticos.
Recuperar la confianza de las generaciones j¨®venes es una labor que nos concierne a todas y a todos, y una herramienta vital para lograrlo son pol¨ªticas p¨²blicas de calidad. Ser¨ªa un error pensar que, con el paso del tiempo, la situaci¨®n de la juventud mejorar¨¢ autom¨¢ticamente, fruto del efecto derrame que provoca un ciclo econ¨®mico expansivo. Necesitamos m¨¢s pol¨ªticas juveniles que se enfoquen en brindar oportunidades de formaci¨®n y de orientaci¨®n que aumenten la calidad y garanticen el empleo, y las de impulso a aquellos y aquellas j¨®venes que deseen iniciar sus propios proyectos de emprendimiento.
Nuestra juventud est¨¢ llena de talento, creatividad y energ¨ªa. Si les brindamos las herramientas y oportunidades necesarias, podremos presenciar una verdadera transformaci¨®n en nuestra sociedad. Ha llegado el momento de inspirar y ser inspirados, de construir un entorno lleno de oportunidades y de abrir las puertas a una nueva generaci¨®n. De ello depende el futuro.