Los adolescentes de entre 11 y 15 a?os son los m¨¢s vulnerables a los efectos perjudiciales de las redes sociales
Una investigaci¨®n se?ala que las chicas corren antes el riesgo de perder bienestar social y satisfacci¨®n vital
Luc¨ªa L. (sus padres piden que no sea identificada por su apellido) cumplir¨¢ dentro de unos meses 17 a?os y lleva cuatro con varios perfiles en redes sociales. Sus favoritas son Instagram y TikTok. Este a?o termina secundaria en Sevilla y quiere estudiar arquitectura. Afirma que las aplicaciones la ayudan a no sentirse sola, a continuar en casa sus relaciones del instituto y con otros grupos. Pero tambi¨¦n admite que la estresan. ¡°Me agobia si no reaccionan a mis cosas. Y tambi¨¦n sigo a personas que me gustan, pero a veces las veo como ideales y yo no voy a ser como ellos¡±. Un reciente estudio publicado en Nature Communications alerta sobre este ¨²ltimo efecto: los adolescentes, quienes m¨¢s utilizan las redes, son los m¨¢s vulnerables a sus consecuencias negativas y los que m¨¢s riesgo corren de perder bienestar social y satisfacci¨®n vital. Las chicas lo sufren antes, entre los 11 y los 13 a?os; ellos, entre los 14 y los 15 a?os.
Catherine Steiner-Adair, psic¨®loga cl¨ªnica y autora del libro The Big Disconnect, explica en la publicaci¨®n de Child Mind Institute los sentimientos de Luc¨ªa: ¡°Las ni?as socializan m¨¢s para compararse con otras personas, en particular con otras ni?as, para desarrollar sus identidades, lo que las hace m¨¢s vulnerables a las desventajas de todo esto¡±.
Un 93% de los espa?oles con edades comprendidas entre los 16 y los 24 a?os utiliza alg¨²n tipo de red social, seg¨²n Statista. El objetivo principal es la interacci¨®n, que les resulta m¨¢s f¨¢cil que la relaci¨®n presencial. En las aplicaciones, los adolescentes y j¨®venes prueban habilidades sociales y experimentan el ¨¦xito y el fracaso en cientos de relaciones, pero frente a una pantalla.
Amy Orben, de la Unidad de Cognici¨®n y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Cambridge, se ha planteado si este uso de las plataformas de relaci¨®n interpersonal aporta bienestar y felicidad. Tras el estudio sobre 17.400 j¨®venes de entre 10 y 21 a?os, la investigaci¨®n publicada en Nature Communications concluye: ¡°Puede haber un v¨ªnculo negativo entre el uso de las redes sociales y la satisfacci¨®n con la vida¡±.
La relaci¨®n lleva a un c¨ªrculo vicioso, seg¨²n el estudio: ¡°No solo el uso de las redes sociales puede afectar negativamente al bienestar, sino que tambi¨¦n es cierto que una menor satisfacci¨®n con la vida puede impulsar un mayor uso de estas¡±.
La vulnerabilidad no se explica por la mera existencia de las plataformas, sino por c¨®mo se emplean en un momento clave del crecimiento de la persona. En este sentido, Orban explica: ¡°El v¨ªnculo entre el uso de las redes sociales y el bienestar mental es muy complejo. Los cambios en nuestros cuerpos durante el desarrollo del cerebro y la pubertad y en nuestras circunstancias sociales parecen hacernos vulnerables en momentos particulares de nuestras vidas¡±.
No solo el uso de las redes sociales puede afectar negativamente al bienestar, sino que tambi¨¦n es cierto que una menor satisfacci¨®n con la vida puede impulsar a emplearlas m¨¢sAmy Orben, investigadora de la Universidad de Cambridge
Esta particularidad explica las diferencias en las edades a las que se registra mayor vulnerabilidad. Las chicas se muestran m¨¢s vulnerables entre dos y tres a?os antes que ellos. Para Orban, este salto se explica en que esos cambios en la estructura del cerebro y en la pubertad se producen m¨¢s tarde en los ni?os que en las ni?as. No obstante, cree necesario investigar m¨¢s este aspecto.
En este sentido, Sarah-Jayne Blakemore, profesora de Psicolog¨ªa y Neurociencia Cognitiva en Cambridge y coautora del estudio, cree que ¡°no es posible identificar los procesos precisos que subyacen a esta vulnerabilidad¡±. Seg¨²n explica: ¡°La adolescencia es un momento de cambios cognitivos, biol¨®gicos y sociales, que est¨¢n entrelazados, lo que dificulta la separaci¨®n de un factor de otro. Por ejemplo, a¨²n no est¨¢ claro qu¨¦ podr¨ªa deberse a los cambios en el desarrollo de las hormonas o el cerebro y qu¨¦ podr¨ªa deberse a c¨®mo un individuo interact¨²a con sus compa?eros¡±.
La relaci¨®n entre una menor satisfacci¨®n con la vida y el uso de redes sociales repunta a los 19 a?os, pero esta vez tanto en chicos como en chicas. Seg¨²n es estudio, es una etapa en la que ¡°es posible que los cambios sociales, como salir de casa o comenzar a trabajar, nos hagan particularmente vulnerables¡±.
Esperanza S¨¢nchez tiene 22 a?os, es de C¨¢diz y est¨¢ a punto de terminar Enfermer¨ªa en Sevilla. Calcula que, al comenzar el grado, le dedicaba unas tres horas al d¨ªa a las redes. Seg¨²n relata: ¡°Quer¨ªa conocer gente porque ven¨ªa de otra ciudad y me sent¨ªa muy sola. Al final, mis mejores amigas han terminado siendo mis compa?eras de clase y ahora le dedico mucho menos. No tengo tiempo¡±.
No todos los j¨®venes van a experimentar un impacto negativo en su bienestar por el uso de las redes sociales. Para algunos, a menudo, tendr¨¢ un impacto positivoRogier Kievit, profesor de Neurociencia del Desarrollo en el Instituto Donder
Rogier Kievit, profesor de Neurociencia del Desarrollo en el Instituto Donder, entidad que tambi¨¦n ha participado en el estudio, advierte que la relaci¨®n entre vulnerabilidad y redes no es una regla. ¡°Nuestro modelo estad¨ªstico examina los promedios. Esto significa que no todos los j¨®venes van a experimentar un impacto negativo en su bienestar por el uso de las redes sociales. Para algunos, a menudo, tendr¨¢ un impacto positivo. Algunos pueden usarlas para conectarse con amigos o hacer frente a un determinado problema o porque no tienen a nadie con quien hablar sobre un asunto en particular o c¨®mo se sienten: para estas personas, las redes sociales pueden proporcionar un apoyo valioso¡±.
En este sentido, Bernadka Dubicka, profesora de Ciencias de la Salud de la Universidad de Manchester y ajena al estudio, valora en Science Media Center los resultados de la investigaci¨®n por reconocer la ¡°complejidad observada en los adolescentes¡±, m¨¢s all¨¢ de si las redes son o no da?inas. Seg¨²n afirma, ¡°la vulnerabilidad en la adolescencia es un proceso complejo y din¨¢mico que debe considerar m¨²ltiples factores, incluida la relaci¨®n a trav¨¦s de las plataformas¡±. ¡°Ser¨¢ vital aprovechar esta investigaci¨®n para comprender tanto el papel da?ino como de apoyo de las redes sociales en la vida de los j¨®venes¡±, concluye.
La autora del trabajo coincide: ¡°En lugar de debatir si existe o no el v¨ªnculo [entre redes sociales y bienestar], ahora podemos centrarnos en los per¨ªodos de nuestra adolescencia en los que sabemos que podr¨ªamos estar en mayor riesgo y usar esto como un trampol¨ªn para explorar algunas de las preguntas realmente interesantes¡±.
Para ello, Andrew Przybylski, director de Investigaci¨®n del Instituto de Internet de Oxford reclama ¡°a las empresas de redes sociales y otras plataformas que hagan m¨¢s para compartir sus datos con cient¨ªficos independientes y, si no est¨¢n dispuestos, que los Gobiernos demuestren que se toman en serio la lucha contra los da?os en l¨ªnea mediante la introducci¨®n de legislaci¨®n para obligar a estas empresas a ser m¨¢s abiertas¡±.
El estudio publicado en Nature Communications no es el primero en se?alar la vinculaci¨®n entre redes sociales y bienestar. Uno anterior elaborado por la Royal Society of Public Health con j¨®venes entre 14 y 24 a?os relacion¨® a estas con un aumento de los sentimientos de ansiedad, mala imagen corporal y soledad.
Una encuesta, publicada por la organizaci¨®n de investigaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Common Sense Media, asegura que el uso de pantallas entre personas de entre ocho y 12 a?os ha aumentado en un 17% desde 2019 y que el tiempo de utilizaci¨®n oscila entre las cinco y las ocho horas.
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