Por qu¨¦ votar
El 23-J no est¨¢ en juego la posibilidad de un cambio de ciclo, sino del hachazo a un proyecto y una etapa a¨²n en desarrollo
El ¨²ltimo Gobierno del Partido Popular, 2011-2018, estuvo asociado a tres grandes problemas. Una corrupci¨®n sist¨¦mica que afect¨® a toda su estructura, desde sus baluartes territoriales hasta su c¨²pula en G¨¦nova. Un modelo nacional excluyente que sirvi¨® de coartada al independentismo catal¨¢n a la hora de emprender su fuga. Un proyecto econ¨®mico anclado en la especulaci¨®n inmobiliaria que, frente a su hundimiento, s¨®lo opuso el recorte de servicios p¨²blicos y la precarizaci¨®n de las relaciones ...
El ¨²ltimo Gobierno del Partido Popular, 2011-2018, estuvo asociado a tres grandes problemas. Una corrupci¨®n sist¨¦mica que afect¨® a toda su estructura, desde sus baluartes territoriales hasta su c¨²pula en G¨¦nova. Un modelo nacional excluyente que sirvi¨® de coartada al independentismo catal¨¢n a la hora de emprender su fuga. Un proyecto econ¨®mico anclado en la especulaci¨®n inmobiliaria que, frente a su hundimiento, s¨®lo opuso el recorte de servicios p¨²blicos y la precarizaci¨®n de las relaciones laborales.
Tras la moci¨®n de censura a Mariano Rajoy, bolso en el esca?o, espantada al Arahy, nadie dentro de los populares pareci¨® reflexionar en torno a estas tres grandes cuestiones. C¨®mo su corrupci¨®n fue algo m¨¢s que indecencia individual, c¨®mo el proc¨¦s se contempl¨® como un rentable choque de trenes y c¨®mo el crecimiento de un pa¨ªs es in¨²til si se basa en la desigualdad. En vez de intentar dar una soluci¨®n a esta tr¨ªada disfuncional, curarse como organizaci¨®n, el PP decidi¨® elegir un atajo para volver a La Moncloa.
Ese desv¨ªo consisti¨® en elegir a un l¨ªder, Pablo Casado, que les prometi¨® recuperar la grandeza acabando con los complejos del partido, es decir, con los principios liberales que solo unos cu¨¢ntos se cre¨ªan pero que val¨ªan como bozal a otros muchos. Inercia de ¨¦poca, una marcada por el trumpismo y el Brexit. No encontraron respuesta a la G¨¹rtel, no pensaron c¨®mo entenderse con la periferia, no fueron m¨¢s all¨¢ de las rebajas fiscales, pero s¨ª aprendieron a saltar con destreza unas cu¨¢ntas l¨ªneas rojas. Entre ellas la de ilegitimar el sistema electoral, no renovar el CGPJ y blanquear a la extrema derecha.
Seg¨²n la mayor¨ªa de las encuestas, el atajo funcion¨®: quien mida la pol¨ªtica tan solo en t¨¦rminos de beneficio electoral le debe una disculpa a Casado. Por contra, quien entienda la pol¨ªtica como la b¨²squeda racional de la administraci¨®n de una sociedad deber¨ªa estar preocupado. No estamos hablando de un cambio de ciclo, es decir, de c¨®mo el agotamiento del proyecto de un partido en el poder da paso, naturalmente, a una oposici¨®n con nuevas propuestas que concitan la ilusi¨®n de los electores. Estamos hablando del hachazo a una etapa a¨²n en desarrollo.
La coalici¨®n progresista ha cometido errores en estos ¨²ltimos cuatro a?os: la ley del solo s¨ª es s¨ª, no enfrentar la carest¨ªa de la vivienda y eludir las explicaciones en el giro de nuestra relaci¨®n con Marruecos. Por contra, una provechosa relaci¨®n con Europa, una brillante legislaci¨®n laboral y la reforma de las pensiones marcan los puntos positivos. La balanza de la legislatura entre aciertos y errores puede dar como resultado un cierto desgaste, uno que soporta adem¨¢s varias crisis in¨¦ditas, pero que no justifica por s¨ª misma el cambio de ciclo.
El Partido Popular no ha presentado un programa a esta cita electoral, sino una exitosa t¨¢ctica de asalto basada en el desprestigio artificial, casi fan¨¢tico, en torno a la figura de Pedro S¨¢nchez. Lo peor no son las hipotecas que han contra¨ªdo con el coro de agitadores que han dise?ado esta confusi¨®n, ni siquiera que parte de sus pulsiones sean ya indistinguibles de las de Vox, lo peor es que este incendio les ha dejado exentos de ser mejores, aunque sea un ¨¢pice, de lo que eran cuando salieron de su anterior experiencia de gobierno.
Es la primera vez que en Espa?a estamos a las puertas de una nueva etapa donde quien puede tener la obligaci¨®n de encabezarla carece de una hoja de ruta sobre c¨®mo hacerlo. Los memes no confeccionan presupuestos, las mentiras no crean puestos de trabajo e invocar a una banda terrorista extinta no garantiza salir victorioso de una negociaci¨®n en Bruselas. Han talado los ¨¢rboles a tal velocidad que apenas les ha quedado tiempo para pensar qu¨¦ van a hacer con la madera. Una que es la de todos.
Un informe del gabinete econ¨®mico de Comisiones Obreras explicaba, la pasada semana, c¨®mo entre finales de 2019 y principios de 2023 se crearon casi un mill¨®n de empleos. Lo novedoso es que la mayor¨ªa fueron en ocupaciones de alta cualificaci¨®n, es decir, que el tan ansiado cambio en nuestro modelo productivo est¨¢ empezando a producirse. La actualidad electoral obvi¨® por completo este informe, anticipando lo que puede suceder el pr¨®ximo 23-J: que los chascarrillos sobre ETA pesen m¨¢s que nuestro futuro.
Votar es un deber c¨ªvico en todas las elecciones, en estas votar a opciones progresistas es una tarea ineludible para evitar algo peor que un retroceso. Los electores m¨¢s indecisos se sit¨²an esta vez en la izquierda, titulaba hace unos d¨ªas este peri¨®dico. La palabra con la que solventar esta indecisi¨®n no es remontada, sino oportunidad, aquella que se dejar¨¢ escapar y que costar¨¢ mucho hacer volver. Una que puede marcar este 2023 como el a?o en que dejamos escapar la ocasi¨®n de ser un pa¨ªs que se sit¨²e a la vanguardia de los cambios, no de las regresiones.