La enmienda de Boluarte
El discurso conciliador de la presidenta tras nuevas manifestaciones de protesta abre la esperanza de una agenda de di¨¢logo en Per¨²
Las protestas que entre diciembre y marzo convulsionaron Per¨² exigiendo la dimisi¨®n de la presidenta Dina Boluarte y la convocatoria de elecciones anticipadas volvieron a reactivarse el mi¨¦rcoles en la capital y en buena parte de las provincias del interior. La movilizaci¨®n central, bautizada como ¡°tercera toma de Lima¡±, congreg¨® a miles de personas en el centro hist¨®rico. Si bien no fue tan multitudinaria como marchas anteriores, supuso una significativa demostraci¨®n de descontento tras cuatro meses de pausa. Los manifestantes, en su mayor¨ªa procedentes del centro y el sur del pa¨ªs, lograron llegar hasta el Congreso de la Rep¨²blica, una instituci¨®n profundamente desprestigiada, s¨ªmbolo de la inestabilidad pol¨ªtica y del malestar ciudadano. Pero lo m¨¢s relevante fue que Per¨² pudo vivir una jornada de protesta sin mayores incidentes (tras la feroz represi¨®n de las anteriores). En esta movilizaci¨®n eminentemente pac¨ªfica apenas se produjeron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. El enorme despliegue policial dispuesto por el Gobierno contribuy¨® quiz¨¢ a que buena parte de los lime?os no se sumaran a la marcha, aunque la reactivaci¨®n de las manifestaciones contra Boluarte va m¨¢s all¨¢ de la capital. Seg¨²n la Defensor¨ªa del Pueblo, hubo bloqueos de carreteras en 64 provincias, esto es, en cerca de una tercera parte del territorio peruano.
En realidad, no ha cambiado ninguna de las premisas que motivaron las protestas tras el intento fallido de autogolpe de Pedro Castillo, que hoy sigue en prisi¨®n preventiva. El panorama es hoy m¨¢s sombr¨ªo puesto que la presidenta que le sustituy¨® enterr¨® en junio la posibilidad de convocar elecciones antes de julio de 2026, rompiendo su propia promesa. La mandataria siempre ha rechazado las protestas y la v¨ªspera calific¨® la marcha de Lima de ¡°amenaza a la democracia¡±, aunque despu¨¦s de la protesta un discurso conciliador permiti¨® abrir una puerta al di¨¢logo. La indignaci¨®n de los manifestantes y de amplios sectores de la sociedad peruana por los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad para reprimir la primera oleada de movilizaciones no ha disminuido. Al menos 49 civiles fallecieron en los choques con los uniformados y esos excesos siguen siendo uno de los principales argumentos para exigir la renuncia de Boluarte.
La jornada volvi¨® a mostrar las diferencias entre las banderas de los manifestantes. Si una gran mayor¨ªa solicita que la presidenta d¨¦ un paso atr¨¢s y convoque elecciones, esa unanimidad se resquebraja cuando a la ecuaci¨®n se a?aden las exigencias de liberaci¨®n de Pedro Castillo, que est¨¢ recluido a la espera de sentencia firme por ser el presunto l¨ªder de una organizaci¨®n criminal y por rebeli¨®n. Lo m¨¢s inteligente por parte del Gobierno de Boluarte y lo mejor para el pa¨ªs es ahora escuchar las demandas de los manifestantes y abrirse a definir una cre¨ªble agenda de di¨¢logo.
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