Cuando Puigdemont despierte, el dinosaurio seguir¨¢ ah¨ª
M¨¢s all¨¢ del mantra del l¨ªder independentista sobre la ilegitimidad de los procesos judiciales todav¨ªa pendientes en Espa?a contra los pol¨ªticos huidos, la realidad es tozuda y seguir¨¢n irremisiblemente su curso
Los resultados de las elecciones generales celebradas el 23-J han situado a los independentistas de Junts en el centro del escenario pol¨ªtico nacional, confiri¨¦ndoles el papel de actores determinantes. En efecto, atendiendo al reparto de esca?os en el Congreso que han arrojado los comicios, Pedro S¨¢nchez solo lograr¨ªa superar el debate de investidura y convertirse en presidente del Gobierno si, junto con el apoyo de sus socios en la anterior legislatura, Junts votara a su favor o se abstuviera. Que alguna de estas dos hip¨®tesis se verifique en la pr¨¢ctica depender¨¢ no s¨®lo del ¡°precio¡± pol¨ªtico que el candidato socialista est¨¦ dispuesto a pagar a Junts, sino tambi¨¦n del rumbo que siga la situaci¨®n procesal de su l¨ªder, Carles Puigdemont.
Si en relaci¨®n con las demandas pol¨ªticas ya conocidas ¡ªamnist¨ªa y refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n¡ª, el margen para la negociaci¨®n es marcadamente angosto, top¨¢ndose con los l¨ªmites derivados de la Constituci¨®n, el panorama en el ¨¢mbito judicial no se muestra hoy por hoy menos complicado. Una vez que el Tribunal General de Justicia de la Uni¨®n Europea estim¨® (en su sentencia del pasado 5 de julio) que el Parlamento Europeo despoj¨® correctamente de su inmunidad a los diputados independentistas, entre ellos, el expresidente Puigdemont, ha quedado expedita la v¨ªa para que el Tribunal Supremo reactive las ¨®rdenes europeas de entrega y detenci¨®n ante la justicia belga. Una petici¨®n todav¨ªa no formulada, pero que ha sido solicitada por parte de la Fiscal¨ªa al d¨ªa siguiente de las elecciones. Habr¨¢ que ver si la reacci¨®n del juez Llarena se produce inmediatamente o si, por el contrario, opta por una actitud m¨¢s cautelosa. Habr¨¢ que ver tambi¨¦n si la defensa de Carles Puigdemont recurre la sentencia del TGUE y si, como no cabe descartar, logra que su ejecuci¨®n se paralice, impidiendo la entrega de los eurodiputados afectados, hasta que se resuelva finalmente el caso. Otra inc¨®gnita a despejar, ciertamente no menor a la vista de la actitud demostrada en el pasado reciente, es qu¨¦ resolver¨¢n, llegado el momento, los tribunales de B¨¦lgica en relaci¨®n con la entrega solicitada. En cualquier caso, y a pesar de todo lo dicho, lo que no suscita ninguna duda es que las euro¨®rdenes se emitir¨¢n y que la maquinaria judicial volver¨¢ a ponerse en marcha.
Siendo este el complejo contexto de referencia jurisdiccional en el que nos encontramos, se impone tomar conciencia de los l¨ªmites concurrentes, insistiendo en que el margen de maniobra negociador del candidato S¨¢nchez es pr¨¢cticamente nulo. En un Estado de derecho, la acci¨®n de los tribunales sigue sus propias pautas y responde a una l¨®gica que es ajena a las din¨¢micas pol¨ªticas. Por ese flanco, la pelota est¨¢ en el tejado independentista. Y es que, m¨¢s all¨¢ de su mantra sobre la ilegitimidad de los procesos judiciales todav¨ªa pendientes en Espa?a contra los l¨ªderes huidos, la realidad es tozuda y aquellos seguir¨¢n irremisiblemente su curso. Empecinarse en lograr concesiones pol¨ªticas en ese terreno conduce al fracaso, porque lo cierto es que, aunque Junts y su l¨ªder, Carles Puigdemont no quieran despertar de su sue?o, el dinosaurio (de la justicia) sigue y seguir¨¢ estando ah¨ª.
Ante este estado de cosas, cabe plantear la hip¨®tesis remota, pero no por ello te¨®ricamente descartable, de que, dada la certeza de una entrega que, tarde o temprano, acabar¨¢ produci¨¦ndose, los afectados tomen la iniciativa y la lleven a cabo voluntariamente. No es posible ignorar el alt¨ªsimo precio derivado de tal decisi¨®n, porque al imputarse, junto con el de desobediencia (anteriormente, sedici¨®n) el delito de malversaci¨®n agravada, que lleva aparejada una pena de c¨¢rcel superior a dos a?os, no ser¨ªa posible eludir el inmediato ingreso en prisi¨®n de Puigdemont. Una situaci¨®n de privaci¨®n de libertad que, dados los antecedentes del caso, se prolongar¨ªa hasta que se dictase sentencia. Por otro lado, respetando la presunci¨®n de inocencia, el veredicto final emitido por el Tribunal Supremo ser¨ªa previsiblemente condenatorio. El expresidente seguir¨ªa, pues, una suerte similar a la de los l¨ªderes independentistas, con Oriol Junqueras a la cabeza, que en su momento se sometieron a los correspondientes procesos, acabaron en la c¨¢rcel y, posteriormente, fueron indultados por el Gobierno socialista.
El ingente coste pol¨ªtico que la hip¨®tesis propuesta provocar¨ªa en el seno del independentismo es, asimismo, obvio, puesto que generar¨ªa un terremoto de la m¨¢xima intensidad en el que el argumento de la ¡°pureza¡± independentista esgrimido por Junts frente a la pretendida ¡°traici¨®n¡± de Esquerra, m¨¢s proclive a llegar a acuerdos con el Gobierno estatal, quedar¨ªa sustancialmente eclipsado. Abrir¨ªa la puerta a un replanteamiento en la actual divisi¨®n, permitiendo la formulaci¨®n de estrategias comunes ante el poder central. Que esta sea la senda elegida por Junts a d¨ªa de hoy se perfila como un ejercicio de pol¨ªtica ficci¨®n, una suerte de misi¨®n imposible plagada de dificultades insuperables. Pero, como sucede en las pel¨ªculas de Tom Cruise, cuando todo parece perdido, podemos especular con que se produzca un acontecimiento inesperado que cambie el curso del relato y nos lleve a un desenlace final con el que nadie contaba.
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