El tardofranquismo resucita en Arag¨®n
El pacto entre el PP y Vox regresa al imaginario m¨¢s reaccionario del final de la dictadura, con una serie de banderas del partido ultra que tapan la ausencia de propuestas de los populares
Para tener ¨¦xito, lo m¨¢s importante que cualquier organizaci¨®n debe hacer es leer el momento en el que vive y reaccionar a los cambios y al contexto. El pasado 23-J ¡ªencuestas poselectorales mediante¡ª, una parte de la sociedad espa?ola se moviliz¨® para parar la incorporaci¨®n de Vox al Gobierno de Espa?a. Lo hizo conforme, d¨ªa a d¨ªa, iba comprobando las consecuencias de los acuerdos de la extrema derecha con la derecha extremada: ...
Para tener ¨¦xito, lo m¨¢s importante que cualquier organizaci¨®n debe hacer es leer el momento en el que vive y reaccionar a los cambios y al contexto. El pasado 23-J ¡ªencuestas poselectorales mediante¡ª, una parte de la sociedad espa?ola se moviliz¨® para parar la incorporaci¨®n de Vox al Gobierno de Espa?a. Lo hizo conforme, d¨ªa a d¨ªa, iba comprobando las consecuencias de los acuerdos de la extrema derecha con la derecha extremada: prohibici¨®n de obras de teatro, dirigentes institucionales apart¨¢ndose de minutos de silencio contra la violencia machista, retirada de banderas LGTBI, antivacunas y negacionistas presidiendo parlamentos auton¨®micos¡
Las expectativas electorales que el Partido Popular hab¨ªa generado, y que no se cumplieron, han dejado a los conservadores en estado de shock. Tanto, que en un escenario de incertidumbre como el que se ha creado, donde no est¨¢ claro si ser¨¢ posible la investidura de presidente del Gobierno o tendremos que volver a las urnas en breve, el Partido Popular mantiene el rumbo que le llev¨® al fracaso del 23-J sin ser capaz de entender lo ocurrido. Lo hace, adem¨¢s, en un momento en el que la m¨ªnima cautela obligar¨ªa a todos los actores a medir sus pasos, de forma que quedara garantizado que cualquier movimiento no se vuelve en su contra en caso de una hipot¨¦tica repetici¨®n electoral.
Lejos de esta prudencia y de la lectura de lo ocurrido en la campa?a, el Partido Popular, con un magn¨ªfico resultado pero noqueado ante el incumplimiento de sus muy optimistas previsiones, es incapaz ahora de leer lo acontecido, y exhibe ausencia de proyecto y liderazgo. Una muestra es el acuerdo firmado con Vox para gobernar conjuntamente en Arag¨®n.
Pese a que el presidente del PP en Arag¨®n y candidato a la presidencia del Gobierno auton¨®mico, Jorge Azc¨®n, representa el ala m¨¢s liberal y menos derechista de los populares, el acuerdo alcanzado es una victoria ideol¨®gica sin paliativos de los postulados de Vox. Quiz¨¢ por eso el que va a ser investido presidente del Ejecutivo aragon¨¦s no quiso acudir a la firma del pacto, evitando una foto que, sin embargo, habr¨¢ de producirse tarde o temprano.
En vez de un proyecto capaz de resolver los problemas de Arag¨®n y situarlo en una senda de modernidad acorde a los tiempos, conservadores y ultraderecha han optado por hacer gala de una retrotop¨ªa de manual, dibujando un Arag¨®n que retrocede d¨¦cadas. Al habitual neoliberalismo que encierran sus acuerdos, esta vez construido a base de cheques escolares y bonificaci¨®n de los impuestos de donaciones, sucesiones y patrimonio hasta los 700.000 euros, le han sumado una vuelta al imaginario m¨¢s reaccionario del Arag¨®n tardofranquista, cuando el mundo rural era considerado, desde el paternalismo de la capital, una especie de poblaci¨®n ind¨ªgena a la que prometer agua para regad¨ªos carentes de rentabilidad sin modelo de desarrollo ni alternativa alguna.
En coherencia con lo anterior, PP y Vox han acordado derogar la Ley de Memoria Democr¨¢tica en una comunidad donde la Guerra Civil fue especialmente dura, y en la que, seg¨²n la ¨²ltima actualizaci¨®n del mapa de fosas elaborado por mandato de la citada ley, quedar¨ªan pendientes de exhumar los restos de m¨¢s de 10.000 aragoneses asesinados y arrojados a m¨¢s de 600 tumbas an¨®nimas.
El Arag¨®n que populares y ultras dibujan en este acuerdo queda completado con una proclama que les erige en defensores a ultranza de la unidad de Espa?a. Se hace en una tierra de acuerdos donde jam¨¢s ninguno de los partidos regionalistas o nacionalistas se han acercado siquiera a coquetear con el independentismo, y donde socialistas y populares han gobernado desde hace d¨¦cadas con el conservador Partido Aragon¨¦s y/o la progresista Chunta Aragonesista.
Igual que en la primera d¨¦cada del siglo Esperanza Aguirre ensay¨® en Madrid el neoliberalismo, hoy la ausencia de propuestas de los populares, m¨¢s all¨¢ de la ¨²ltima y periclitada versi¨®n de tal modelo, se tapa con las banderas del tardofranquismo de Vox, dando lugar al ensayo de un pseudoproyecto que bien podr¨ªa calificarse de ¡°neofranquista¡±, en la medida en que despierta buena parte de aquel imaginario. Al menos, en Arag¨®n.
Lejos de apostar por la innovaci¨®n y de construir un modelo de desarrollo del siglo XXI para Arag¨®n, que perfectamente podr¨ªa hacerse desde paradigmas conservadores, PP y Vox devuelven esta comunidad al contexto cultural, los anhelos y los mantras de finales de los setenta, con una de las im¨¢genes m¨¢s potentes del nodo: la inauguraci¨®n de embalses. En aquellos entonces por el General¨ªsimo.
Ni una sola menci¨®n al cambio clim¨¢tico, causa de las sequ¨ªas cada vez m¨¢s frecuentes y extremas, que obliga a repensar en profundidad una parte relevante de la econom¨ªa aragonesa. Nada que decir de los modelos agr¨ªcolas y ganaderos que generan valor a?adido basados en la calidad, la excelencia, la apuesta por la agricultura ecol¨®gica o la ganader¨ªa extensiva. Ni una menci¨®n al potencial del mundo rural como garante del cuidado del territorio y un turismo responsable.
Ninguna de las ideas que hoy se trabajan cuando se habla de despoblaci¨®n, desarrollo territorial sostenible, cohesi¨®n social o innovaci¨®n, mirando al futuro, se encuentran en el acuerdo de gobierno. Tan solo una melanc¨®lica mirada a un pasado idealizado que jam¨¢s existi¨®: carreteras y embalses. Carreteras que, si no van acompa?adas de otras pol¨ªticas, no servir¨¢n para que la gente vaya a los pueblos, sino para que pueda huir de ellos m¨¢s f¨¢cilmente, como ocurre ahora. Embalses que, de construirse ¡ªlos mismos que han firmado el acuerdo saben que es imposible que se cumpla¡ª, estar¨ªan destinados a estar vac¨ªos, como lo est¨¢n ya este a?o a causa de la sequ¨ªa que ha hecho desaparecer r¨ªos incluso en el Pirineo. ?De d¨®nde saldr¨¢ el agua para embalsar? Las previsiones de disminuci¨®n de caudales en la cuenca del Ebro por el cambio clim¨¢tico rondan el 25%.
Que los conservadores siguen en estado de shock se puede comprobar en este punto del acuerdo: ¡°Impulsaremos el Plan para el Pirineo dotado de 250 millones de euros durante los pr¨®ximos ocho a?os; un plan estrat¨¦gico a desarrollar en las cuatro comarcas del Pirineo aragon¨¦s y que ser¨¢ financiado al 50% por el Gobierno central¡±. ?Ser¨¢n conscientes de que, al menos de momento, no ser¨¢n ellos quienes decidir¨¢n desde eso que llaman el ¡°Gobierno central¡±?
Habr¨¢ quien se consuele pensando que las grandes estructuras de gesti¨®n se han preservado de la ultraderecha. Para nada las quer¨ªan. Carecen tanto de cuadros como de experiencia en la Administraci¨®n. Su guerra es otra, pero no por ello menos peligrosa. Se trata de construir un relato que legitime su vuelta al pasado, esa que ofrecen a quienes tiemblan al mirar al futuro. Podr¨¢ parecer bien o mal, pero m¨¢s all¨¢ de c¨®mo cada cual lo valore, estas retrotop¨ªas impiden que se aborden los retos del futuro, y por lo tanto obligan a asumir un coste de oportunidad que har¨¢ retroceder d¨¦cadas a un Arag¨®n carente de proyecto en un mundo en constante cambio.