El desconcierto del PP

El PP intenta salir del estado de shock en el que confesadamente entr¨® tras comprobar que los resultados electorales del 23-J desment¨ªan los pron¨®sticos y dejaban al partido lejos de una mayor¨ªa absoluta tanto en solitario como con Vox. El impacto del resultado alumbr¨® a continuaci¨®n una propuesta del l¨ªder popular al PSOE de un pacto de Estado. Es dif¨ªcil de entender el r¨¢pido tr¨¢nsito del candidato ganador de las elecciones: de estar dispuesto a un acuerdo con la ultraderecha de Vox para terminar con el Gobierno de Pedro S¨¢nchez a proponer al propio Pedro S¨¢nchez un acuerdo para acabar con su obra de gobierno. Ayer anunciaba Vox por su parte que no bloquear¨ªa una investidura de Alberto N¨²?ez Feij¨®o en caso de que el PP encontrase ¡°cinco o seis socialistas buenos¡± que le facilitaran las abstenciones que necesita para hacerla posible, lo que acerca la actual resaca electoral a la comedia bufa.

A la propuesta de Feij¨®o ¡ªsin concreci¨®n en m¨¦todo o contenido¡ª le sucedieron, apenas 24 horas despu¨¦s, las declaraciones de otros l¨ªderes del PP, de su c¨ªrculo de confianza, en direcciones contradictorias. En l¨ªnea con el argumentario exhibido durante toda la legislatura para hacer oposici¨®n, la portavoz del partido, Cuca Gamarra, afirmaba en el Congreso de los Diputados que la abstenci¨®n de Junts para facilitar una posible investidura de S¨¢nchez significar¨ªa que ¡°la capital de Espa?a ya no ser¨ªa Madrid, sino Waterloo¡±, en alusi¨®n al lugar donde est¨¢ fugado de la justicia el expresident Carles Puigdemont. De facto significaba la vuelta a la puesta en escena habitual del PP sobre la fragilidad de la unidad de Espa?a si gobierna S¨¢nchez, apenas horas despu¨¦s de que el l¨ªder popular hubiera formulado la pretensi¨®n de pactar acuerdos con el mismo S¨¢nchez. Seg¨²n Feij¨®o, el objetivo de la oferta era evitar que en Espa?a ¡°gobiernen¡± los independentistas, aunque no figuraron nunca en el Gobierno de coalici¨®n, hoy en funciones, ni tampoco parece previsible que est¨¦n en una potencial reedici¨®n.

El margen de maniobra del PP para conseguir una investidura de Feij¨®o se estrecha cada d¨ªa m¨¢s, en buena medida por la ruptura de todos los v¨ªnculos pol¨ªticos con la mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas que respaldaron parlamentariamente al Gobierno saliente. La negociaci¨®n propuesta por Feij¨®o al PNV qued¨® abortada el martes, antes siquiera de empezar, ante el rechazo del nacionalismo conservador vasco a abrir conversaci¨®n alguna sobre su investidura. Era la respuesta previsible ante el discurso de confrontaci¨®n sistem¨¢tica al Gobierno y a todos sus socios parlamentarios, como el PNV. Teniendo en cuenta adem¨¢s que en la ecuaci¨®n deber¨ªa estar, por activa o por pasiva, la extrema derecha. La leg¨ªtima aspiraci¨®n a una investidura como partido m¨¢s votado tiene el l¨ªmite de la credibilidad pol¨ªtica: considerar que hoy el PSOE es el partido de Estado que supuestamente no era hace tres d¨ªas resulta dif¨ªcil de digerir, adem¨¢s de echar por tierra la bater¨ªa argumental completa del PP durante los cuatro a?os de la legislatura.

Nada es imposible en pol¨ªtica, ciertamente, pero este giro de guion es un triple salto mortal. Como suele hacer, Esperanza Aguirre lo expres¨® gr¨¢ficamente al afirmar que es dif¨ªcil vender al electorado conservador la derogaci¨®n del ¡°sanchismo¡± y a la vez el acuerdo con el ¡°sanchismo¡±.