Los problemas de la econom¨ªa china y el resto del mundo
Las actuales dificultades por las que est¨¢ pasando el gigante asi¨¢tico no van a tener mucha influencia. La Uni¨®n Europea tiene que fortalecer sus relaciones con los pa¨ªses del Asia emergente que crecen con fuerza
Durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, la econom¨ªa mundial se ha acostumbrado a que China sea el principal contribuidor al crecimiento global. En concreto, durante la crisis de 2008, la econom¨ªa china aport¨® hasta una tercera parte del crecimiento mundial, mientras que la de Estados Unidos se desplomaba y lo mismo ocurr¨ªa con la de Europa. El punto ¨¢lgido del crecimiento chino hace tiempo que pas¨®. De hecho, hace 13 a?os que la econom¨ªa china contin¨²a desaceler¨¢ndose y de manera m¨¢s r¨¢pida desde 2015 cuando se vio envuelta en un episodio deflacionario seguido de una implosi¨®n de su mercado burs¨¢til, la ...
Durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, la econom¨ªa mundial se ha acostumbrado a que China sea el principal contribuidor al crecimiento global. En concreto, durante la crisis de 2008, la econom¨ªa china aport¨® hasta una tercera parte del crecimiento mundial, mientras que la de Estados Unidos se desplomaba y lo mismo ocurr¨ªa con la de Europa. El punto ¨¢lgido del crecimiento chino hace tiempo que pas¨®. De hecho, hace 13 a?os que la econom¨ªa china contin¨²a desaceler¨¢ndose y de manera m¨¢s r¨¢pida desde 2015 cuando se vio envuelta en un episodio deflacionario seguido de una implosi¨®n de su mercado burs¨¢til, la guerra comercial con EE UU y la pandemia y la pol¨ªtica de covid cero con enormes consecuencias negativas para el crecimiento econ¨®mico de China.
Con este tel¨®n de fondo, 2023 que empez¨® con el levantamiento de las restricciones relacionadas con la covid deber¨ªa ser estupendo, y as¨ª empez¨®. De hecho, la elevada inflaci¨®n en el resto del mundo, alimentada por los altos precios de la energ¨ªa y los alimentos, hab¨ªa empujado a los bancos centrales en pr¨¢cticamente todas partes a actuar de forma agresiva, alcanzando niveles de inter¨¦s nunca vistos en d¨¦cadas. Se esperaba que unos tipos de inter¨¦s tan elevados hubieran puesto de rodillas a las econom¨ªas estadounidense y europea, lo que, una vez m¨¢s, habr¨ªa acelerado la convergencia del crecimiento entre China y Occidente, como ocurri¨® en 2008. Esta perspectiva tan favorable a la econom¨ªa china llevo a fuertes entradas de capital durante noviembre y diciembre del a?o pasado pero solo duraron hasta marzo, cuando los datos de actividad empezaron a mostrar que ni el consumo ni la inversi¨®n se estaban recuperando como se esperaba.
De hecho, las encuestas muestran que la confianza de los consumidores y empresarios chinos sigue siendo muy baja, lo que podr¨ªa parecer sorprendente tras salir de la pandemia pero que no lo es tanto puesto que la renta disponible no acaba de aumentar y el desempleo juvenil no hace m¨¢s que subir, incluso por encima de Espa?a, con un 21,6% en junio. Tampoco la inversi¨®n acaba de recuperarse, con el sector inmobiliario como principal lastre. Como si esto fuera poco, hasta las exportaciones han empezado a desacelerarse muy r¨¢pidamente, alcanzando un crecimiento negativo de dos d¨ªgitos en junio. Esto es claramente preocupante, ya que la demanda externa ha sido uno de los principales contribuyentes durante la mayor parte de la pandemia de la covid e incluso a principios de 2023. El motivo de este cambio de tim¨®n en las exportaciones chinas algunos lo achacan a la debilidad de las econom¨ªas norteamericana y europea pero tambi¨¦n podr¨ªa tener otras motivaciones menos c¨ªclicas y m¨¢s geopol¨ªticas, como las pol¨ªticas de no asumir riesgos de Occidente y la reorientaci¨®n de la producci¨®n de las grandes multinacionales occidentales fuera de China.
La pesada carga de la deuda p¨²blica, especialmente la de los gobiernos locales, y la todav¨ªa muy dif¨ªcil situaci¨®n de los promotores inmobiliarios han empujado al Banco Popular de China a aumentar la liquidez en circulaci¨®n y reducir los tipos de inter¨¦s, debilitando el yuan hasta muy recientemente. El cambio de tendencia, y la mejora en los ¨ªndices burs¨¢tiles, est¨¢ relacionado con los anuncios de est¨ªmulo que las autoridades chinas han realizado en las ¨²ltimas semanas pero no es un est¨ªmulo a la vieja usanza, es decir fiscal, sino m¨¢s bien una llamada al sector privado a que apoye la recuperaci¨®n, invirtiendo y creando empleo. Por desgracia la respuesta del sector privado (tanto de las empresas chinas como de las extranjeras) se est¨¢ haciendo de rogar y tampoco es f¨¢cil volver a las viejas pr¨¢cticas de est¨ªmulos fiscales, puesto que el peso de la deuda p¨²blica ya alcanza los 100 puntos del PIB.
Una cuesti¨®n clave es si el resto del mundo, que durante mucho tiempo se ha beneficiado de la enorme contribuci¨®n de China al crecimiento mundial, sufrir¨¢ mucho por su desaceleraci¨®n estructural. Aunque solo sea por simetr¨ªa, uno tender¨ªa a pensar que s¨ª, como ocurri¨®, en sentido inverso en 2008. En cambio, todos los indicios hasta la fecha parecen indicar que la econom¨ªa china est¨¢ mucho m¨¢s aislada del resto del mundo de lo que uno podr¨ªa imaginar a pesar de que su tama?o sea mucho mayor ahora que en 2008. El motivo de la menor influencia estriba en que China lleva casi una d¨¦cada sustituyendo importaciones por producci¨®n interna, especialmente en bienes industriales, pero tambi¨¦n en bienes finales, como muestra el caso de los autom¨®viles, pero tambi¨¦n el sector qu¨ªmico y muchos otros. En otras palabras, China hace ya mucho tiempo que importa menos por lo que muchos exportadores, especialmente los de bienes industriales como Alemania, Corea o Jap¨®n, ya se han acostumbrado a la realidad de una demanda menos fuerte.
De hecho, la regi¨®n que m¨¢s deber¨ªa estar sufriendo por la desaceleraci¨®n china, dada su integraci¨®n comercial, es el sudeste asi¨¢tico pero no parece que haya sido el caso. De hecho, en 2022 el Asia emergente consigui¨® un nivel r¨¦cord de crecimiento a pesar de que China creciera apenas 3%, cerrada a cal y canto por su pol¨ªtica de covid cero. La brecha de crecimiento entre una Asia emergente, liderada por la India y los pa¨ªses de la ASEAN (la Asociaci¨®n de Naciones de Asia Sudoriental, por sus siglas en ingl¨¦s: Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas), y China se moderar¨¢ en 2023, pero seguir¨¢ abierta. Esto en s¨ª es positivo para el resto del mundo porque quiere decir que los pa¨ªses del Asia emergente, en su conjunto, son un motor de crecimiento cada vez m¨¢s importante para el mundo y de manera cada vez m¨¢s independiente de China. Esta realidad no deber¨ªa pasar desapercibida en la Uni¨®n Europea, donde seguimos negociando con la India para alcanzar un acuerdo comercial y de inversi¨®n. De la misma manera, el hecho que el Reino Unido ya forme parte del acuerdo comercial m¨¢s importante de Asia, o al menos el m¨¢s profundo, como es el Acuerdo Integral y Progresista de Asociaci¨®n del Transpac¨ªfico (CPTTP), deber¨ªa instigar un sentimiento de urgencia a la UE sobre sus planes comerciales con lo que va a acabar siendo el polo m¨¢s importante de crecimiento del mundo a medida que la econom¨ªa china siga desacelerando arrastrada por el envejecimiento y el cada vez m¨¢s bajo retorno de la inversi¨®n. De hecho, la UE deber¨ªa acelerar el paso en sus negociaciones con la India y mirar a la ASEAN como un bloque en vez de enzarzarse en negociaciones bilaterales, como las tiene con Indonesia y Tailandia, porque no hay tiempo que perder para acercase m¨¢s a los nuevos polos de crecimiento mundial.
En definitiva, la mala noticia a la que debemos acostumbrarnos en 2023 es que China dejar¨¢ de ser el principal contribuidor al crecimiento mundial. La positiva, sin embargo, es que el resto del mundo se ha acostumbrado a la desaceleraci¨®n estructural de China y que ya tenemos rueda de recambio para contribuir al crecimiento mundial. Esa rueda de recambio es el resto de esa Asia emergente, liderada por la India, pero tambi¨¦n por los pa¨ªses de la ASEAN.