Cuidemos nuestros mares
Los lectores escriben sobre la necesidad de preservar el medioambiente, la polarizaci¨®n pol¨ªtica y sobre la homologaci¨®n de t¨ªtulos universitarios en Espa?a
Hace unos d¨ªas le¨ª la frase: ¡°El mar todo lo cura¡±. No solo porque el agua salada escueza, y el dolor, seg¨²n dice la tradici¨®n, significa que est¨¢ curando. A muchos el mar nos sana porque significa coger el coche y hacer un viaje largo, de madrugada, parando por momentos a beber caf¨¦ de carretera, con su poso y con su espuma. El mar significa compartir con gente que tambi¨¦n sana en el agua, a quien pedirle que te eche crema por la espalda, con quien llevar una bolsa de esparto y un par de libros dentro que devorar en unos pocos d¨ªas. El mar significa sol, traduce arena. Calienta la sangre y fluidifica las venas. El mar es ducharse por la tarde, retirarse la arena. Es vestirse elegante, y salir la noche entera. El mar es el pescado frito, las gambas de Huelva. El mar es vida, el mar nunca enferma. Por ello, en medio de esta ¨¦poca estival y festivalera, es importante recordar que para que el mar siga sanando, debemos cuidarlo como si hoy ya fuera tarde. Proteger lo que tenemos nos hace maduros.
Juan S¨¢nchez Cano. Madrid
Discurso y confesi¨®n
Me preocupa la estabilidad de la convivencia parlamentaria y democr¨¢tica cuando escucho, un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, tantos mensajes que intoxican y confunden la opini¨®n de la ciudadan¨ªa. Quienes los propagan saben perfectamente cu¨¢les son las reglas que regulan los gobiernos que surgen de mayor¨ªas parlamentarias, pero insisten en intentar manipular la realidad y apelar en lugar de esperar a que los apelen para gobernar, si fuese el caso. Basta de proclamas, falsos testimonios y mentiras. Siendo buenos feligreses deben estar ocasionando trabajo extra en muchos confesionarios.
?ngel Andr¨¦s Villuendas. Barcelona
Desastre burocr¨¢tico
Hace tres a?os, present¨¦ mi solicitud para la homologaci¨®n de mi m¨¢ster en educaci¨®n obtenido en el Reino Unido, con la ilusi¨®n de ejercer como profesora de ingl¨¦s, espa?ol y franc¨¦s aqu¨ª en Espa?a, mi pa¨ªs de nacimiento. Supuestamente, este proceso llevar¨ªa seis meses seg¨²n el Ministerio de Universidades, pero no ha sido as¨ª. Esta solicitud, que aunque parezca un formulario m¨¢s en realidad vale mi vida profesional y mis medios de mantener a mi familia, por desgracia se pierde en un mar de solicitudes que se van acumulando mes tras mes en un desastre burocr¨¢tico confuso que para nuestra verg¨¹enza no ha cambiado desde que en 1833 Larra lo denunciara en Vuelva Usted Ma?ana. Empieza pronto un nuevo curso acad¨¦mico y, aunque mi ilusi¨®n es la misma, mis oportunidades laborales por desgracia, no.
F¨¢tima Mart¨ªn Barrag¨¢n. Valencia
Preguntas
?C¨®mo reaccionar¨ªamos si en la calle, en nuestro trabajo, en el autob¨²s, donde sea, vi¨¦ramos a dos personas llenas de mala educaci¨®n y agresividad enzarzadas a diario en un intercambio continuo de insultos, mezquindades, mentiras y bajezas, con ¨¢nimo de desprestigiar y destrozar la dignidad de la persona con la que se discute y cuanto m¨¢s exageradamente, mejor? ?Y qu¨¦ dir¨ªamos si, adem¨¢s, hubiera un coro de palmeros celebrando cada golpe bajo? ?No nos llevar¨ªamos las manos a la cabeza ante tal despliegue de violencia verbal, de falta de humanidad? ?Qu¨¦ dice de nosotros como sociedad que vivamos esa situaci¨®n entre quienes elegimos como nuestros representantes y no los saquemos de la vida p¨²blica?
Fernando Vali?o Garc¨ªa. Madrid
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