La cuesta de septiembre
Los lectores escriben sobre la carest¨ªa y las vacaciones, la muerte de Mar¨ªa Teresa Campos, la relaci¨®n con los ni?os, el coste de la vivienda y las redes sociales
De la famosa cuesta de febrero ya no nos acordamos. Ahora hay que hacer frente a la de septiembre por varias razones: la vuelta al colegio supone 449 euros por hijo, inflaci¨®n en agosto del 2,6%, crecimiento del precio de los alimentos un 10,8%, aceite de oliva entre 8 y 10 euros el litro, los carburantes acumulan una subida del 12% y la gasolina alcanz¨® m¨¢ximos en la operaci¨®n retorno. Vamos a escuchar y leer, como todos los a?os, los efectos del s¨ªndrome posvacacional, que, seg¨²n los expertos, puede prolongarse hasta 15 d¨ªas. ?Merece la pena aguantar atascos en la carretera, interminables colas en las estaciones y aeropuertos, masificaci¨®n en las playas, m¨¢s de 40 grados y precios desorbitados en hoteles y restaurantes para necesitar despu¨¦s 15 d¨ªas en recuperarse an¨ªmicamente de las vacaciones? ?Y qu¨¦ s¨ªndrome sufren quienes no pueden veranear por falta de recursos? Cuando las familias se hayan recuperado econ¨®micamente de esta cuesta de septiembre, les espera el despilfarro de las Navidades (otra cuesta), una oportunidad ¨²nica para subir los precios.
Antonio Nadal Per¨ªa. Zaragoza
La compa?¨ªa de Teresa
Los s¨¢bados por la tarde eran especiales. Mi abuela esperaba con ganas ?Qu¨¦ tiempo tan feliz! Quiz¨¢s no era el programa m¨¢s conocido de Mar¨ªa Teresa Campos, aunque s¨ª el que m¨¢s recuerdo a mis 28 a?os. Era un momento para su disfrute. Porque Campos fue una excelente comunicadora, pero consigui¨® lo m¨¢s dif¨ªcil en televisi¨®n: hacer compa?¨ªa a las amas de casa y a las personas mayores, aquellos que m¨¢s lo necesitan. Su adi¨®s nos ha dejado un poco m¨¢s solos y un agradecimiento que ser¨¢ eterno. Por nuestras madres y abuelas, gracias, Teresa.
Juanfran Moreno. M¨¦rida (Badajoz)
Mira las ramas
¡°Qu¨¦ viento m¨¢s chulo¡±, dice mi hija. Ya sabe mantenerse a flote en el agua y, con la ayuda de sus manguitos, observa el cielo mientras se hace la muerta. ¡°Mira las ramas, mam¨¢. Mira c¨®mo se mueven. ?Qu¨¦ viento m¨¢s chulo!¡±, vuelve a repetir. Entonces caigo en la cuenta de que la mayor¨ªa de mis momentos oce¨¢nicos se dan aqu¨ª, en el pueblo. Lejos del mar. Cuando el viento ¡°chulo¡± mece las ramas de los ¨¢rboles y ese vaiv¨¦n tan simple me corta la respiraci¨®n durante unos preciosos instantes. Cuando una sensaci¨®n de plenitud me acerca, a la vez, a lo terrenal y a lo m¨ªstico. ¡°Qu¨¦ viento m¨¢s chulo¡±, repiten ahora mis pensamientos.
In¨¦s Gordo Puertas. Palomero (C¨¢ceres)
Un ¡®privilegiado¡¯
Tengo 29 a?os y soy un privilegiado por haber podido acceder al mayor art¨ªculo de lujo en Espa?a: la vivienda. Pero no, no ha sido f¨¢cil. Para ello tuve que emigrar con mi pareja en busca de un sueldo que nos permitiera ahorrar para poder acceder a la financiaci¨®n de la hipoteca. Y s¨ª, esa es la realidad a la que se enfrenta mi generaci¨®n: volver a emigrar como nuestros abuelos para endeudarnos con una hipoteca durante 40 a?os.
Diego Tinoco Cort¨¦s. Aljaraque (Huelva)
Vida ficticia
En Instagram soy aquella que invento. No muestro los desperdicios, ni el gesto angustiado del espejo. ?Apostaremos un d¨ªa por la est¨¦tica de la incertidumbre, del desempleo, del miedo? Mientras tanto, enfilo mis dientes para la sonrisa, sue?o caras nuevas, algoritmos a mi favor. ?Cu¨¢ntas miradas hay detr¨¢s de la pantalla?
Laura Pizano Barrag¨¢n. Granada
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