Regular el uso de los m¨®viles
El debate sobre prohibir su uso en las aulas tiene sentido porque afecta al rendimiento de los alumnos, pero debe hacerse sin apriorismos ni polarizaciones

En las ¨²ltimas semanas ha irrumpido con fuerza en Espa?a el debate sobre si debe prohibirse el uso del m¨®vil en los centros educativos e incluso si deben adoptarse medidas normativas para retrasar su uso hasta los 16 a?os, como sostienen algunos grupos de padres. Los tel¨¦fonos inteligentes pueden tener efectos contradictorios, de ah¨ª la complejidad de su regulaci¨®n. Las ventajas que aportan son tan obvias que en poco tiempo se han convertido en una herramienta imprescindible, pero tambi¨¦n se ha observado que generan problemas, entre ellos una posible adicci¨®n. Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, 7 de cada 10 escolares de entre 10 y 15 a?os tienen tel¨¦fono m¨®vil y a los 13 a?os, el porcentaje alcanza el 94%. El ¨²ltimo informe GEM de la Unesco revela que en Espa?a desde 2010 se ha duplicado el tiempo que los adolescentes pasan conectados.
Ahora sabemos que la tecnolog¨ªa no es inocua y que concierne a las familias plantearse cu¨¢ndo y en qu¨¦ condiciones de uso permiten el acceso de sus hijos a una herramienta con tanto poder de seducci¨®n. No hay f¨®rmulas m¨¢gicas. La decisi¨®n debe tomarse en funci¨®n de la personalidad y la madurez de los hijos, pero teniendo siempre en cuenta que es imprescindible un acompa?amiento atento de los padres, cosa que muchos ni?os no tienen. Otra cosa es el uso del m¨®vil en el aula. Hay abundantes estudios que indican que su presencia interfiere en la capacidad de concentraci¨®n y afecta al rendimiento de los alumnos, lo que ha llevado a numerosos pa¨ªses a limitar o prohibir su uso. En Espa?a hay comunidades ¡ªGalicia, Castilla-La Mancha y Madrid¡ª que lo han prohibido, aunque dando margen a los centros para decidir su uso con fines pedag¨®gicos. Los expertos recomiendan limitar o prohibir el uso discrecional o recreativo del m¨®vil, pero sin que ello afecte a la tarea de educar a los ni?os en sus habilidades tecnol¨®gicas.
Mientras se profundiza en el conocimiento emp¨ªrico, hay que evitar apriorismos y polarizaciones innecesarias. En el debate se aprecia cierto miedo que no ayuda a objetivar el problema. Muchos padres temen las restricciones porque han convertido el m¨®vil en un instrumento de control para saber d¨®nde est¨¢n sus hijos. Y est¨¢ el miedo a los efectos de la propia tecnolog¨ªa, desde el riesgo de ciberacoso a problemas de adicci¨®n, que llevan a pedir que se proh¨ªba antes de los 16 a?os. La dificultad de educar a los ni?os sobre el uso responsable de los m¨®viles no deber¨ªa conducir a soluciones precipitadas o reduccionistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.