Catalu?a insta a los centros educativos a regular el uso de los m¨®viles para el pr¨®ximo curso
Un 23% de institutos catalanes ya proh¨ªbe su utilizaci¨®n, seg¨²n una encuesta realizada por el Departamento de Educaci¨®n
Catalu?a quiere poner orden al uso de los m¨®viles en los centros educativos, especialmente en secundaria, porque actualmente se dan m¨²ltiples casu¨ªsticas y una encuesta del Departamento de Educaci¨®n revela que solo la mitad de centros cuenta con una regulaci¨®n, y el 23% ya los proh¨ªbe. Pero el departamento no es partidario de decretar una prohibici¨®n generalizada. ¡°Prohibir cuesta poco, pero no es la v¨ªa, porque entonces, ?d¨®nde queda el debate con las familias y los alumnos? Hay que debatirlo en los centros y que conste en las normas de funcionamiento de cada uno¡±, asegur¨® la consejera de Educaci¨®n, Anna Sim¨®, hace unas semanas en una comparecencia en el Parlament.
Por eso, ha optado por abrir un proceso de debate para recoger la opini¨®n de profesores, familias, alumnos e incluso pediatras. Con esta informaci¨®n, en enero el departamento enviar¨¢ unas directrices a los centros para que puedan elaborar su propia regulaci¨®n, previo debate tambi¨¦n con su comunidad educativa. ¡°La regulaci¨®n no ha de ser puramente administrativa, sino educativa. Hay que generar un debate en los centros, hacer part¨ªcipes a todos los sectores porque eso es lo que genera consensos a la hora de hacer la normativa¡±, ha terciado este jueves Ignasi Garcia Plata, secretario de Transformaci¨®n Educativa de la Generalitat.
Seg¨²n la encuesta, realizada a finales del curso pasado entre todos los centros de primaria y secundaria, actualmente, un 23% de centros asegura que ya proh¨ªbe el uso de los m¨®viles y que as¨ª lo recoge en las normas de funcionamiento del centro. El estudio, en el que participaron el 86% de centros educativos (de un total de 3.400) p¨²blicos y concertados, tambi¨¦n revela que m¨¢s de la mitad (un 53%) ya cuenta con unas normas escritas que regulan estos dispositivos en grados muy diferentes. De estos, uno de cada cuatro centros directamente obliga a los alumnos a dejar el m¨®vil en casa, mientras que el 3% permite un uso libre, y casi un 12% solo lo permiten en el recreo.
De hecho, la realidad de los institutos es muy variada. Los hay que obligan a los alumnos a depositar el m¨®vil en unas taquillas y no los pueden recuperar hasta el final de la jornada. A falta de taquillas, en otros se insta a guardarlos en la mochila. Y en cuanto al uso, no se permite durante las clases, a no ser que sea por una cuesti¨®n acad¨¦mica ¡ªpara realizar una pr¨¢ctica, por ejemplo¡ª, mientras que las normas son m¨¢s variadas en cuanto al permiso de su uso en los pasillos o durante la hora del patio.
El Departamento de Educaci¨®n ha admitido este jueves que la encuesta puede haber quedado un poco obsoleta ¡ªse hizo en primavera¡ª, ya que este curso ha habido un aluvi¨®n de institutos en que se ha prohibido el uso del m¨®vil, incluso en el recreo, con el argumento de facilitar la socializaci¨®n de los alumnos. Pero muchas veces estas normas no aparecen en el reglamento interno de los centros, hecho que cambiar¨¢ a partir del pr¨®ximo curso.
Para que los centros puedan elaborar sus normas, el Departamento de Educaci¨®n les enviar¨¢ en enero el marco de regulaci¨®n general. ¡°Lo que se pretende es homogeneizar los elementos de referencia que se tienen que regular¡±, ha terciado Garcia Plata. Y seguidamente ha detallado que se trata de que todos los centros ¡ªtanto escuelas como institutos, p¨²blicos y concertados¡ª definan el uso de los m¨®viles tanto durante la jornada lectiva, como en el recreo, en los pasillos, el comedor o las actividades extraescolares, entre otros ¨¢mbitos. Con ello, Educaci¨®n pretende provocar una reflexi¨®n sobre el uso de los dispositivos y sus riesgos, y alejarse de la simple prohibici¨®n para optar por educar y ense?ar a utilizarlos correctamente. ¡°Tenemos que formar al alumno en la tecnolog¨ªa porque formar¨¢ parte de ellos durante toda la vida y advertirlos de los riesgos del abuso¡±, ha indicado Garcia Plata.
Previamente a la redacci¨®n de este marco regulatorio com¨²n, el Departamento ha encargado un informe al Consejo Escolar de Catalu?a, el m¨¢ximo organismo consultivo formado por la Administraci¨®n, docentes, familias, sindicatos y patronales. Este informe recoger¨¢ las conclusiones de los diferentes debates que durante este mes realizar¨¢n una decena de consejos escolares territoriales, empezando este jueves por Barcelona y Vic. Paralelamente, se organizar¨¢n jornadas monogr¨¢ficas protagonizadas por familias y otras por alumnos de Formaci¨®n Profesional, para que expliquen su experiencia reciente con los m¨®viles en el instituto. El informe ¡ªque debe estar listo a mediados de diciembre¡ª tambi¨¦n contemplar¨¢ las valoraciones de una veintena de centros que ya cuentan con una regulaci¨®n, las de la junta central de directores, la Sociedad Catalana de Pediatr¨ªa, as¨ª como estudios anteriores del propio Consejo Escolar y documentos elaborados por instituciones como la Unesco.
No obstante, para Educaci¨®n lo importante no es tanto la regulaci¨®n como el paso previo: el debate en el seno de cada centro entre todos los miembros de la comunidad educativa que debe desembocar en esas normas. ¡°La regulaci¨®n debe tener un car¨¢cter educativo, por eso es necesario que haya debate en el consejo escolar de los centros, donde opinen alumnos y familias. Porque eso le da profundidad al debate, porque la reflexi¨®n se extiende tambi¨¦n al uso en el ¨¢mbito dom¨¦stico¡±, ha defendido el secretario.
La implicaci¨®n de las familias
Ni el Departamento de Educaci¨®n ni el profesorado quieren que el debate sobre si es necesario restringir el uso del m¨®vil se focalice exclusivamente en la escuela y piden un debate m¨¢s extensivo, apuntando directamente a las familias. ¡°La educaci¨®n sobre los dispositivos tiene m¨¢s profundidad si se implican las familias, hay que hacerlas part¨ªcipes del proceso porque son ellas las que entregan el m¨®vil a sus hijos¡±, ha aseverado Garcia Plata.
Precisamente, la edad a la que los adolescentes reciben su primer m¨®vil es un aspecto que la Generalitat quiere incorporar al debate, y por eso tambi¨¦n quiere que las escuelas de primaria realicen su regulaci¨®n y reflexionen sobre ello, ya que existe la costumbre generalizada de regalar el tel¨¦fono a los 12 a?os, coincidiendo con el cambio de primaria a secundaria. Un h¨¢bito que muchas familias luchan por cambiar ¡ªy que Educaci¨®n ha aplaudido¡ª y por ello se han empezado a organizar a trav¨¦s de chats masivos buscando apoyos para retardar ese ritual hasta los 16 a?os. El primer grupo brot¨® en el barrio del Poblenou de Barcelona, pero r¨¢pidamente se ha expandido como una mancha de aceite a otros municipios catalanes, e incluso ha dado el salto a otras comunidades, mostrando as¨ª una inquietud de muchas familias, hasta ahora oculta, pero que aspira a ser masiva.
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