?Un Gobierno que piensa en los ni?os?
El problema que se va a encontrar la ministra Sira Rego no ser¨¢ de apoyos parlamentarios, sino de l¨ªos de competencias entre otros ministerios y autonom¨ªas.
¡°?Y los ni?os? ?Es que nadie piensa en los ni?os?¡±. La frase, hoy convertida en meme, pertenece a un episodio de Los Simpsons emitido en marzo de 1997. La trama cuenta que la ley seca se reinstaura en Springfield por la presi¨®n de unas puritanas lideradas por Helen Lovejoy, la esposa del reverendo, autora de la frase melodram¨¢tica. Para los maestros de la s¨¢tira, los ni?os eran en 1997 una preocupaci¨®n de beatonas. Veintiseis a?os despu¨¦s, la frase le cabr¨ªa mejor a un activista de izquierdas. Habr¨¢ quien entienda esto como una prueba de que el puritanismo ha cambiado de bando, pero que el bienestar de los ni?os dejara de ser un lema reaccionario fue una conquista notable de la izquierda. Los progres no nos hemos convertido en la mujer del reverendo Lovejoy, sino que hemos liberado a los menores de sus garras doctrinarias.
Pese a que el nuevo ministerio dedicado a los ni?os parezca el equivalente gubernamental de la asignatura de valores, celebro que la infancia suba en el escalaf¨®n de prioridades, aunque no conf¨ªo mucho en sus resultados. La ministra Sira Rego no parece haberse preocupado por el asunto en su actividad previa, ni como activista ni como gestora, y tampoco invita al optimismo constatar que la cartera es una cuota de partido, poco m¨¢s que un colocadero de militantes.
Esto no menoscaba la verdad de que la infancia ocupaba un lugar prolijo en los programas electorales de Sumar y del PSOE, aunque no en el de los socios de investidura. A ERC y a Bildu les da igual; el PNV enunci¨® un par de generalidades (una de ellas, referida al acceso a la pornograf¨ªa, por seguir con la caricatura puritana), y Junts, un poco m¨¢s detallista, propuso ampliar ayudas y desgravaciones. El problema que se va a encontrar la ministra no ser¨¢ de apoyos parlamentarios, sino de l¨ªos de competencias entre otros ministerios y autonom¨ªas. Es muy probable que la preocupaci¨®n por la infancia ¡ªalgo urgente en una sociedad que ha excluido a los ni?os de los espacios y debates p¨²blicos¡ª quede como un brindis t¨ªmido que nadie escuche en medio del ruido. Un gabinete dise?ado para la brega ideol¨®gica no es el mejor abono para unas reformas del Estado social tan sutiles y t¨¦cnicas, pero es pronto para dar el asunto por perdido. De momento, hay gente en el Gobierno que dice que piensa en los ni?os, y eso es una novedad estimulante para quienes creemos que una sociedad democr¨¢tica no puede permitirse dejar de pensar en ellos.
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