La culpable aquiescencia europea ante los excesos de Israel
La UE debe mantener un compromiso con la seguridad israel¨ª que no signifique avalar el persistente pisoteo de los derechos palestinos
El Gobierno franc¨¦s se ha mostrado esta semana dispuesto a considerar la opci¨®n de imponer sanciones europeas a los colonos israel¨ªes responsables de actos de violencia contra los palestinos en Cisjordania; es decir, a personas que, adem¨¢s de ocupar ilegalmente territorio, agreden a la poblaci¨®n despose¨ªda. Desde el 7 de octubre hasta el 30 de noviembre, 241 palestinos ¡ªentre ellos 63 ni?os¡ª han muerto en Cisjordania, seg¨²n datos de la ONU, a manos, sobre todo, de las Fuerzas Armadas israel¨ªes (231), pero tambi¨¦n de colonos (ocho; dos v¨ªctimas sin causa esclarecida). Ya antes del actual estallido, la violencia estaba al alza. LA ONU atribuy¨® a los colonos 591 ataques en el primer semestre del a?o, un 39% m¨¢s que el a?o anterior, causando tanto da?os f¨ªsicos como materiales. Otros 299 han ocurrido desde el 7 de octubre. Al hilo del movimiento franc¨¦s, un cable de la agencia Reuters citaba una fuente diplom¨¢tica europea que advert¨ªa de que, si bien Francia est¨¢ a favor de impulsar la idea, otros miembros de la UE no.
El asunto no es el elemento central mientras miles de personas mueren en Gaza por la respuesta israel¨ª al ataque de Ham¨¢s, pero resulta perfectamente significativo de hasta d¨®nde ha llegado la aquiescencia europea ante Israel: incluso imponer sanciones a colonos que se adue?an de tierras sin derecho y agreden es un problema.
Israel tiene derecho a vivir en paz y seguridad y, por supuesto, a defenderse de ataques infames. Pero esto no incluye un derecho a una ocupaci¨®n ilegal e indefinida, a pisotear la perspectiva de un Estado palestino, a responder con castigos colectivos. Sus amigos deber¨ªan ayudarle para lo primero y no consentirle lo segundo, porque es injusto y porque adem¨¢s es da?ino, a largo plazo, para su propia seguridad.
Por supuesto, Estados Unidos es la potencia que tiene m¨¢s capacidad de influencia sobre Israel. Pero la UE tambi¨¦n tiene peso y no lo ha usado de forma adecuada. Es el primer socio comercial de Israel, y lo ¨²nico que ha hecho ante d¨¦cadas de ocupaci¨®n ilegal y de rechazo de unas negociaciones de buena fe ha sido exigir un etiquetado espec¨ªfico a productos procedentes de territorios ilegalmente ocupados. Incluso esa medida nimia y de obvia justificaci¨®n cosech¨® una atronadora respuesta de Netanyahu, quien la tach¨® de verg¨¹enza, en un s¨ªmbolo de c¨®mo Israel intenta frenar todo movimiento contrario a sus intereses jugando la carta moral.
Por otra parte, si bien Washington es el socio militar clave de Israel, los pa¨ªses europeos contribuyen significativamente a la defensa del Estado jud¨ªo. Si las armas de EE UU representaron dos tercios de las importaciones israel¨ªes en el sector en la ¨²ltima d¨¦cada, Alemania aport¨® un 27% e Italia un 4%, seg¨²n datos recopilados por el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo. En un plano diferente, el de los componentes esenciales o equipamientos no letales, otros pa¨ªses tambi¨¦n desempe?an papeles relevantes, entre ellos Espa?a o Pa¨ªses Bajos, donde la justicia ha abierto un caso por la denuncia de organizaciones defensoras de derechos humanos que creen que la venta de componentes de aviones de combate F-16 configura una corresponsabilidad en posibles cr¨ªmenes de guerra en Gaza.
El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, se ha referido esta semana de forma m¨¢s expl¨ªcita que nunca desde el 7 de octubre a los requerimientos de Washington con respecto a la acci¨®n militar de Israel. Dijo que para EE UU es imperativo que la enorme p¨¦rdida de vidas civiles y el desplazamiento masivo vistos hasta ahora en Gaza no se repitan. Tambi¨¦n dijo que Israel no debe golpear infraestructuras cr¨ªticas como hospitales, centrales el¨¦ctricas, estructuras de suministro de agua, y que debe designar ¨¢reas claramente seguras para los civiles. Vale. Pero, de entrada, puede decirse que estos requerimientos llegan tarde. Despu¨¦s, para el futuro: ?son estas l¨ªneas rojas?; ?habr¨¢ consecuencias si Israel las cruza?
Debe haber consecuencias, esa es la cuesti¨®n. Es un debate complejo. No deber¨ªa dejarse en manos de las voces m¨¢s radicales, pero eso es lo que ocurre cuando los moderados se lavan las manos.
Israel es un Estado rodeado de actores sin escr¨²pulos, no puede negarse, y Ham¨¢s es promotor de pr¨¢cticas terroristas intolerables y debe ser desactivado. Hay que ayudar a Israel a vivir en seguridad en ese entorno. No es f¨¢cil. Pero no puede permit¨ªrsele la subyugaci¨®n asfixiante, con respuestas desproporcionadas, que ha venido practicando. Esa pol¨ªtica es injusta y, ahora se ve bien, fallida, porque esa opresi¨®n, ese olvido, no ha proporcionado seguridad. Israel debe consentir el desarrollo de las aspiraciones de los palestinos, que tienen pleno derecho a ello. Si no lo hace, quedarse inertes es una forma de complicidad con un abuso.
Los europeos deber¨ªan activarse, en lo inmediato, ante el sufrimiento en Gaza, y en el medio plazo para soluciones pol¨ªticas de fondo. Sancionar a los colonos violentos no da?a la seguridad de Israel. Hay que debatir de ello, y no puede ser tab¨² tampoco debatir de boicotear productos procedentes de territorios ocupados o revisar criterios y condicionalidades del suministro de armas.
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