Sermones
Creo que en Espa?a se adoctrina demasiado y no por motivos justificados sino por el peor de todos: maestros que creen que su deber es lograr que todo el mundo piense como ellos
Partamos de la inc¨®moda base de que toda educaci¨®n incluye su dosis de adoctrinamiento. Ciertas precauciones (v.gr. no meter los dedos en un enchufe), ciertas prohibiciones (v.gr. no pegar a los mas peque?os), ciertas ¨®rdenes (v.gr. obedecer a los adultos) se inculcan antes de poder trasmitir en detalle todos los usos y razones que las justifican. La alerta contra la antropofagia precede en¨¦rgicamente cualquier indicaci¨®n diet¨¦tica... Porque en esto consiste adoctrinar, en decir lo que debemos hacer o evitar antes de que el novicio tenga todas las claves para comprender esas normas. Y est¨¢ justificado adoctrinar porque muchas cosas importantes deben ser aceptadas antes de entender los motivos por las que son importantes: nos va la vida y el orden social en ello. La tarea del maestro es ir convirtiendo en razonable lo que la urgencia del primer momento prescribe o proscribe porque as¨ª debe ser. La inevitable doctrina debe ser lo menos ideol¨®gica y lo mas pr¨¢ctica posible para convertirse cuanto antes en un h¨¢bito funcional del que podamos dar cuenta argumentada.
Creo que en Espa?a se adoctrina demasiado y no por motivos justificados sino por el peor de todos: maestros que creen que su deber es lograr que todo el mundo piense como ellos. Algo tiene que ver este exceso con los malos resultados del informe PISA (al que tampoco hay que tomar como la verdad revelada), sobre todo en tierra de misiones como Euskadi y Catalu?a. Ahora ha despertado esc¨¢ndalo bastante hip¨®crita una charla de mi amigo Jaime Mayor Oreja en un colegio concertado cat¨®lico de Madrid. El esc¨¢ndalo viene de que ese serm¨®n sea de derechas y no de izquierdas o separatista como los que estamos acostumbrados a soportar. Pero creo que Jaime se equivoca de p¨²blico: lo primero es acabar bien el bachillerato, a los votantes se les arenga despu¨¦s.
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