Guerras comparadas
Putin se lleva la palma con la invasi¨®n de Ucrania porque concentra lo peor de los dos bandos de la guerra de Gaza
Las comparaciones ser¨¢n odiosas, pero se sostienen razonablemente cuando es el odio el que alimenta los t¨¦rminos comparados. Los soldados de Putin que se hartaron de matar y torturar civiles en Bucha en marzo de 2022 y los milicianos de Ham¨¢s que arrasaron los kibutz, secuestraron a ancianos, ni?os y mujeres y se dedicaron a asesinar a quienes hu¨ªan. Las bombas ca¨ªdas sobre la estaci¨®n de Kramatorsk y el teatro de Mariupol y las soltadas sobre la ciudad de Gaza y Jan Yunis. Putin se lleva la palma porque admite comparaciones con lo peor de todos los bandos.
No es tan f¨¢cil comparar cuando se trata del derecho de defensa que todos reivindican. No debiera haber muchas dudas sobre la legitimidad de la respuesta de Ucrania a la agresi¨®n de Rusia y la de Israel a la de Ham¨¢s. El problema est¨¢ en los l¨ªmites. Para Ucrania, si acaso le alcanzan sus fuerzas, est¨¢n en la expulsi¨®n del ej¨¦rcito ruso de su territorio soberano, internacionalmente reconocido. El caso de Israel es m¨¢s espinoso: hasta liquidar a Ham¨¢s, seguro, pero previa definici¨®n de qu¨¦ significa tal liquidaci¨®n, cu¨¢nto debe durar, qu¨¦ precio hay que pagar en vidas. En especial de rehenes y ciudadanos palestinos inocentes.
Es discutible la proporcionalidad de los medios utilizados e incluso el objetivo real perseguido. Si es la destrucci¨®n de la Franja, como se desprende de la expresividad anexionista de muchos miembros del Gobierno israel¨ª, ah¨ª asoma Putin de nuevo. Primero destruir y luego anexionar, en vulneraci¨®n de la legalidad internacional: la Gran Rusia y el Gran Israel hermanados. Pesa como coartada el antecedente establecido por Bush con su guerra contra el terrorismo, que pretend¨ªa sustentarse en el derecho de defensa ante un ataque terrorista cierto, el del 11-S, y una amenaza de agresi¨®n inventada, la de las inexistentes armas de destrucci¨®n masiva. Putin todav¨ªa sigue con el cuento de la agresi¨®n que representa la ampliaci¨®n de la OTAN y la instalaci¨®n de un r¨¦gimen en Kiev al que tacha de nazi.
Es inagotable el caudal comparativo. Cr¨ªmenes de guerra, por ejemplo, los han cometido todos, desde la baja intensidad de las imputaciones contra Ucrania hasta la gravedad de la invasi¨®n rusa, pasando por el asedio y los bombardeos israel¨ªes sobre Gaza, sin olvidar a Ham¨¢s, naturalmente. Todos los dedos, incluso el de Putin, se?alan al enemigo como culpable de genocidio. Aunque Israel parece la propietaria de la marca acusatoria, adquirida dolorosamente bajo la Alemania de Hitler, poco tiene que ver el horror de la persecuci¨®n y exterminio industrial de los jud¨ªos de Europa con la bestialidad primitiva del pogromo del 7 de octubre. Tiene toda la l¨®gica que los nietos de quienes perecieron en los campos hitlerianos vinculen aquella matanza sistem¨¢tica de anta?o con el odio que suscitan ahora en sus vecinos palestinos.
El odio est¨¢ en todas partes y sin ¨¦l no se explica la crueldad de esas guerras ni por qu¨¦ estallan.
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