Salir del ¡®txapoteo¡¯
La agitaci¨®n emocional es intr¨ªnseca a la pol¨ªtica, pues sin relato abismal no hay motivaci¨®n del electorado
Feliz A?o Nuevo. Comenzamos el a?o sumergidos en el contexto. El contexto, en pol¨ªtica, lo es todo. Y el contexto, en estos momentos, es llamativo. El partido de la oposici¨®n utiliza la expresi¨®n ¡°me gusta la fruta¡± para llamar hijo de puta al presidente. Es una ocurrencia que tuvo su origen en un susurro de la presidenta madrile?a mientras asist¨ªa a la investidura de Pedro S¨¢nchez. El susurro es ahora un clamor en forma de latiguillo que se repite a toda hora, incluso se ha incluido en v¨ªdeos propagand¨ªsticos, discursos institucionales y hasta en la cena de partido donde el regalo de una cesta de fruta al l¨ªder nacional provoc¨® la hilaridad general. Se viene a sumar esta nueva gracieta al lema que inund¨® la campa?a electoral, que bajo el grito de ¡°que te vote Txapote¡± relacionaba a los votantes socialistas con un sanguinario preso etarra. En aquel entonces, ese grito her¨ªa a las v¨ªctimas del terrorismo sin que eso fuera raz¨®n para dejarlo de usar. Ahora supongo que las frutas, si pudieran expresarse, tampoco lo celebrar¨ªan, pues equipara a un producto rebosante de valores nutritivos con un improperio falt¨®n.
En ese contexto, parece dif¨ªcil que los dos principales partidos nacionales alcancen acuerdos, pero los alcanzar¨¢n. Porque la motivaci¨®n de los electores corre por caminos paralelos a los de la pr¨¢ctica pol¨ªtica. Ya ha sucedido en otras ocasiones y no deber¨ªamos enga?arnos. Los insultos acompa?an a la impunidad. Para muchos, Pedro S¨¢nchez est¨¢ atravesando l¨ªmites que convendr¨ªa respetar. Para otros, la magnitud de las descalificaciones que recibe le dejan poca opci¨®n. Cuando eliminas las l¨ªneas de retirada, la ¨²nica direcci¨®n posible de avance es la huida hacia delante. En este sentido, el contexto vuelve a marcar el contenido de la disputa. Resulta incongruente solicitar el respeto por el poder judicial tras bloquear la renovaci¨®n de uno de sus ¨®rganos principales durante cinco a?os por razones partidistas. Tambi¨¦n pedir amparo para los magistrados puestos en sospecha no concuerda con dedicar improperios y vetos a los que dictaron sentencia en el esc¨¢ndalo G¨¹rtel o despreciar preventivamente la futura neutralidad del Tribunal Constitucional. Si una opci¨®n se presenta como alternativa, dif¨ªcilmente es digerible que haya aprobado una ley ¨®mnibus en Madrid por la que todas las instituciones de control son sometidas al designio particular de su dirigencia. ?Tan pasado de moda est¨¢ eso de predicar con el ejemplo?
Todo es escalada verbal y chabacaner¨ªa. El volumen de la discordia ha acabado con el cat¨¢logo de adjetivos despreciativos. El rescate de apelativos como escoria o fel¨®n ofrece una pista, pues recuperar insultos del siglo XIX evidencia el agotamiento de los descalificativos contempor¨¢neos. Est¨¢n forzados a inventar nuevos como este de ¡°me gusta la fruta¡±, que remite a las burlas de colegio siempre entreveradas para servir a tirar la piedra sin mostrar la mano. La agitaci¨®n emocional es intr¨ªnseca a la pol¨ªtica, pues sin relato abismal no hay motivaci¨®n del electorado. Pero convendr¨ªa entender que en la charca de lodo no queda ning¨²n espacio para abrirse camino con paso elegante, solo sirve chapotear, aunque en este caso ser¨ªa mejor decir txapotear. Cuando se impone la receta del todo vale, no queda otra que aceptar que todo vale. El todovalismo es un horror que deber¨ªamos desactivar por nuestro bien. Entre otras cosas porque no se conoce acuerdo que acabe bien cuando comienza con el insulto incorporado al saludo.
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