Decir ¡®cringe¡¯ da ¡®lache¡¯
Los adolescentes sustituyen el anglicismo por la palabra que proviene del cal¨® para referirse a la verg¨¹enza ajena
La verg¨¹enza es una de las turbaciones del ¨¢nimo, causada con frecuencia por la timidez, que m¨¢s temen los adolescentes. Suele ir asociada al rid¨ªculo del otro cuando se habla de verg¨¹enza ajena, cuando se ve a alguien en una situaci¨®n embarazosa o comport¨¢ndose de manera pat¨¦tica. Entre la generaci¨®n Z se extendi¨® el uso del t¨¦rmino ingl¨¦s cringe ¡ªcon la pronunciaci¨®n gutural fuerte del castellano¡ª para refer...
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La verg¨¹enza es una de las turbaciones del ¨¢nimo, causada con frecuencia por la timidez, que m¨¢s temen los adolescentes. Suele ir asociada al rid¨ªculo del otro cuando se habla de verg¨¹enza ajena, cuando se ve a alguien en una situaci¨®n embarazosa o comport¨¢ndose de manera pat¨¦tica. Entre la generaci¨®n Z se extendi¨® el uso del t¨¦rmino ingl¨¦s cringe ¡ªcon la pronunciaci¨®n gutural fuerte del castellano¡ª para referirse a ese bochorno, a la grima que produce ver a tu padre intentando ser guay con tus amigas o bailando una canci¨®n de Bad Gyal en una de las infinitas reuniones navide?as. Ejemplos hay m¨¢s que de sobra.
El anglicismo, no obstante, ha ca¨ªdo un poco en el ostracismo. Ahora ¡°decir cringe da lache¡±, comentaba el otro d¨ªa una adolescente mientras otra asent¨ªa. Lache es un t¨¦rmino que procede, muy probablemente, del cal¨® lacha, que significa verg¨¹enza en la variedad del roman¨ª hablada por los gitanos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Un descubrimiento que le hizo exclamar a uno de la generaci¨®n X, muy pr¨®ximo a los boomer: ¡°?Pues lache mola!¡±. La r¨¦plica zanj¨® el asunto definitivamente: ¡°Decir lache mola es lachoso¡±.
Uno siente un poco de lache ¡ªpropia y ajena¡ª cuando ve reflejados sus sentimientos en el rostro de los dem¨¢s. Es absurdo, pero pasa, probablemente, por la at¨¢vica cultura machista de ocultar las emociones y eso. Pasa, por ejemplo, en el cine con Los puentes de Madison, en la famosa escena de la manilla, con Meryl Streep debati¨¦ndose sobre si bajarse del veh¨ªculo de su marido para subirse en el de su amante, Clint Eastwood, que est¨¢ delante. En ese momento de m¨¢xima tensi¨®n, cruzarse e identificarse con la mirada del espectador emocionado y desconocido de la butaca de al lado puede provocar no solo lache, sino el rechazo de toda la pel¨ªcula a partir de ese momento, especialmente si uno es un est¨²pido esnob con ¨ªnfulas cin¨¦filas, por poner otro ejemplo.
Con Aki Kaurism?ki puede suceder lo mismo cuando acaba su ¨²ltima y estupenda pel¨ªcula, Fallen Leaves, estrenada la pasada semana en Espa?a. El hieratismo habitual de los personajes del cineasta finland¨¦s y su parquedad verbal no impiden que aflore la emoci¨®n por la historia de amor de dos curritos explotados, desgraciados, pat¨¦ticos pero dignos, que, m¨¢s que vivir, deambulan por un pa¨ªs distante, aunque siempre encabece las listas de los m¨¢s destacados del mundo. El humor permite sobrellevar la crudeza de las vidas de los parias. ¡°Los tipos duros no cantamos¡±, contesta el protagonista a su amigo, quien insiste en tomar el micro en un karaoke decadente. ¡°T¨² no eres un tipo duro¡±, le replica. ¡°Pero podr¨ªa serlo¡±, concluye el primero. ¡°?Por qu¨¦ en su cine hay tan pocos movimientos de c¨¢mara?¡±, le preguntaron una vez a Kaurism?ki. ¡°Porque es dif¨ªcil moverla cuando est¨¢s de resaca¡±, respondi¨® en una transparente transferencia entre el artista y su obra.
Kaurism?ki y su pel¨ªcula no han sido tendencia en X (la antigua Twitter) ni lo ser¨¢n. Pero en apenas una semana m¨¢s de 40.000 personas han visto en Espa?a Fallen Leaves, que se ha colocado entre los 10 filmes con m¨¢s espectadores. Su cine minoritario es cada vez m¨¢s valorado por el p¨²blico y no solo por los festivales. Su ¨²ltimo trabajo ha sido calificado como una obra maestra tambi¨¦n por algunos tuiteros, como @albertofrutos: ¡°Kaurism?ki ha firmado algo muy parecido a una obra maestra. #FallenLeaves se ve con la sonrisa permanente en la cara y la emoci¨®n que genera observar la dignidad, humanidad y empat¨ªa humana. Hay veces en las que el mejor cine reside en dos personas mir¨¢ndose en silencio¡±. Tambi¨¦n asoma el debate de si una pel¨ªcula que se parece tanto a otras dirigidas por el mismo cineasta puede ser considerada una obra maestra, redonda, si no aporta sustancialmente nada nuevo. Y se comenta, sobre todo, la extra?eza de salir emocionado y con una sensaci¨®n parecida a la esperanza (?qu¨¦ lache!) de un filme por momentos tan deprimente.