Es dif¨ªcil respirar sin coraz¨®n
Hay tres asuntos mundanos con los que el dinero se las he tenido que ver hist¨®ricamente: el aspecto f¨ªsico, el tiempo y la muerte
Durante la muerte de Logan Roy, el patriarca de Succession, en un vuelo, esos minutos inagotables que suceden durante un masaje card¨ªaco, su hijo Ken Roy deja una interpretaci¨®n sublime, a mi juicio sus mejores momentos en la serie (y tiene bastantes, pero uno de ellos no es la sobreactuaci¨®n de su shock final en un parquecito a punto de colgarse o dar de comer a las palomas). Sucede porque es rico de una forma ilimitada, su familia lo es, pero su padre ha sufrido un infarto en un avi¨®n, ni m¨¢s ni menos, y los Roy deben afrontar la ¨²ltima y m¨¢s aut¨¦ntica batalla que el dinero puede emprender: la batalla contra la naturaleza. ?Puede morir un magnate como Logan Roy sin m¨¢s, como mueren los hombres todos los d¨ªas, de un infarto? ?No se puede parar eso? Ken moviliza un ej¨¦rcito para impedirlo, pretende inmiscuirse en el vuelo (¡°p¨¢same al piloto¡±), tener en pista un hospital de campa?a, que los mejores m¨¦dicos del mundo despeguen y a la altura del avi¨®n del padre salten como Tom Cruise y se cuelen en el jet con corazones de repuesto. La escena da ternura y miedo: el dinero contra la muerte, que juega en casa, el cielo. Hasta Roman, el hijo menor, pretende cambiar el curso de la biolog¨ªa, y pregunta at¨®nito: ¡°?Se puede respirar sin coraz¨®n?¡±
Hay tres asuntos mundanos con los que el dinero se las he tenido que ver hist¨®ricamente: el aspecto f¨ªsico (el dinero compraba comodidades, pero no belleza: ahora ya la compra, si bien queda la asignatura pendiente de la estatura), el tiempo (el dinero aspira a detenerlo, pero muchas de las veces que ha conseguido frenarlo ha sido ir¨®nicamente, v¨¦ase Mickey Rourke o esa gente que no puede sonre¨ªr a cambio de parecer cuatro a?os m¨¢s joven: gente seria enfrascada en una pelea contra la vejez, por tanto se acab¨® la diversi¨®n) y la muerte (el dinero invierte en el negocio de la resurrecci¨®n, pero hasta Dios invirti¨® todas sus acciones durante tres d¨ªas y s¨®lo consigui¨® 40 m¨¢s de vida para su chico). Sin embargo, la desorbitada cantidad de millones le hace a uno acreedor de un poder de tal magnitud que, cuando el padre Roy ya viaja en un avi¨®n con el coraz¨®n parado, el hijo se engancha a un tel¨¦fono m¨®vil para resucitarlo ¨¦l mismo si es necesario. Les han educado, y han comprobado, que se puede comprar todo, tambi¨¦n las vidas de las personas que tienen delante. Pero no su propia vida.
Un magnate llamado Bryan Johnson, de 45 a?os, decidi¨® invertir su fortuna en tener ¡°el cerebro, el coraz¨®n, los pulmones, el h¨ªgado, los ri?ones, los tendones, los dientes, la piel, el pelo, la vejiga, el pene y el recto de un joven de 18 a?os¡±. Para ¨¦l mismo, se entiende, no es que quiera un escort. Invierte en ciencia, no en cualquier cosa, y desde luego que hay avances. Pero miren: el estilo de vida, la alimentaci¨®n y los sacrificios que debe hacer para parecer joven son tan grandes que uno se pregunta: ?para qu¨¦ quieres vivir m¨¢s si no tienes vida? Hace muchos a?os a un amigo que se estaba quedando calvo le recetaron propecia. En un 15% de los casos da problemas de erecci¨®n. Mi colega fue el 14,99%. Durante meses mantuvo buen pelo, pero no follaba. El dinero nunca ofrece victorias gratis, pero esta era especialmente cruel. Uno de nosotros un d¨ªa rompi¨® la baraja: ¡°Y ese pelito tan mono que quieres conservar a toda costa, ?es para gustarle a tu mam¨¢?¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.