Dioses de la guerra y de la paz
Ya no hay transacci¨®n posible entre Netanyahu y Biden: o se instala la violencia destructora o se abre paso la raz¨®n pactista
Ya no hay transacci¨®n posible. Para Estados Unidos, Israel no tendr¨¢ seguridad ni futuro sin Estado palestino. Para Netanyahu, la seguridad y el futuro de su pa¨ªs exigen el control militar de todo el territorio entre el Jord¨¢n y el Mediterr¨¢neo, donde no cabe un Estado palestino. Sin acuerdo entre Israel y su aliado y protector militar y diplom¨¢tico tampoco se ve salida alguna para esta guerra devoradora y sin rumbo. Es una disyuntiva: guerra o paz, Netanyahu o Biden.
Nada se conoce sobre los planes del Gobierno m¨¢s extremista de la historia de Israel para el d¨ªa en que acabe la guerra, pero son crecientes y cada vez m¨¢s s¨®lidas las sospechas que incluyen la expulsi¨®n de los gazat¨ªes, la ocupaci¨®n militar permanente y el regreso de los colonos israel¨ªes. Todo se sabe, en cambio, sobre los planes de Washington, ampliamente compartidos por la comunidad internacional, para la creaci¨®n de un Estado palestino en los territorios de Gaza y Cisjordania, reconocido y en paz con Israel.
Son la cara y la cruz de un antiguo conflicto irresoluble. De un lado, la fuerza como ¨²nica garant¨ªa de la seguridad, es decir, una guerra eterna. Del otro, la pol¨ªtica y la diplomacia, instrumentos del pacto y de la paz. La moneda est¨¢ ahora en el aire y va a caer de un momento a otro.
Con frecuencia la vida combina ambos vectores, la fuerza que destruye y la pol¨ªtica que construye. La s¨®lida existencia de Israel durante 70 a?os y la precaria realidad de Palestina desde los acuerdos de Oslo de 1993 no se explican sin esa mezcla tan dif¨ªcil de digerir entre guerra y diplomacia, hecha de violencia destructora y de raz¨®n pactista, que ahora exige su decantaci¨®n definitiva, quiz¨¢s para el resto del siglo.
Las dos opciones excluyentes dividen y atraviesan todas las decisiones e incluso penetran en los actores de la guerra. Netanyahu solo conf¨ªa en la fuerza para conseguir la liberaci¨®n de los rehenes, pero hay ministros de su Gobierno que ven la liberaci¨®n de los rehenes como la condici¨®n imprescindible para terminarla. Unos creen que solo las armas y la destrucci¨®n arrodillar¨¢n a Ham¨¢s, sin que importe el precio en vidas; otros que Ham¨¢s solo dejar¨¢ de existir como movimiento enraizado entre los palestinos por la acci¨®n pac¨ªfica de la pol¨ªtica.
El eje del rechazo, con Ham¨¢s, Ir¨¢n, Hezbol¨¢ y los hut¨ªes, comparte con Netanyahu la misma fe en la pol¨ªtica de la fuerza y en el objetivo de controlar la seguridad militar entre el Jord¨¢n y el Mediterr¨¢neo. Estados Unidos, la UE y el eje de la estabilidad, que incluye a Egipto, Arabia Saud¨ª y Emiratos, comparten con el d¨¦bil campo de la paz israel¨ª su voluntarista confianza en las instituciones y los acuerdos internacionales para garantizar la seguridad, la de todos, tanto israel¨ªes como palestinos.
Solo queda espacio para un dios en esa tierra santa, el de la guerra o el de la paz. Y la suerte ya est¨¢ echada.
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