Operaci¨®n V¨¢zquez
El cortejo del PP al eurodiputado y secretario general de CS ha empezado y los medios conservadores tienen que jugar su parte
Les voy a contar un cuento. Hab¨ªa una vez un partido pol¨ªtico con 13 eurodiputados que hac¨ªan mucho ruido y com¨ªan pocas nueces. Su uso torticero del funcionamiento de las instituciones europeas se hab¨ªa hipertrofiado hasta el punto de que los corresponsales europeos se cansaron de comprar un pescado que llevaba en el mostrador demasiado tiempo. Aun as¨ª, todav¨ªa encontraban alg¨²n incauto que, ...
Les voy a contar un cuento. Hab¨ªa una vez un partido pol¨ªtico con 13 eurodiputados que hac¨ªan mucho ruido y com¨ªan pocas nueces. Su uso torticero del funcionamiento de las instituciones europeas se hab¨ªa hipertrofiado hasta el punto de que los corresponsales europeos se cansaron de comprar un pescado que llevaba en el mostrador demasiado tiempo. Aun as¨ª, todav¨ªa encontraban alg¨²n incauto que, en digitales madrile?os como The Objective, les compraba cartas de su jefa de filas, Dolors Montserrat, como si fueran investigaciones de la Uni¨®n Europea y que vend¨ªan como exclusivas. Ese tipo de exclusiva que algunos eurodiputados cocinan como churros y que llena papeleras en la capital comunitaria.
Esa actitud de nuestro grupo de eurodiputados generaba titulares en Espa?a, pero les hac¨ªa perder influencia y respeto en Bruselas. Adem¨¢s, contribuy¨® a que no pudieran contrarrestar la impresi¨®n (real solo en parte) de que la presidenta de la Comisi¨®n Europea, do?a Ursula, aplaud¨ªa los andares de don Pedro. Hab¨ªan jugado mal sus cartas.
La legislatura europea contaba sus meses finales cuando los populares se dieron cuenta de que necesitaban otros perfiles y soltaron la ca?a. A poca profundidad, vieron una presa que esperaban de f¨¢cil captura, el secretario general de Ciudadanos, Adri¨¢n V¨¢zquez. Era uno de los ¨²ltimos que sosten¨ªa la bandera de un partido que se dilu¨ªa, pero que en el Parlamento Europeo todav¨ªa ten¨ªa siete eurodiputados. V¨¢zquez, porque llevaba lustros en Bruselas, porque sab¨ªa moverse como pez en el agua en las instituciones comunitarias y porque ten¨ªa una agenda de contactos envidiable, peleaba en el Parlamento Europeo muy por encima del peso pol¨ªtico que ten¨ªa en Espa?a y del tama?o de su partido.
Adem¨¢s, era presidente del Comit¨¦ de Asuntos Jur¨ªdicos, que, entre otras responsabilidades, estudiaba los levantamientos de inmunidad parlamentaria (Carles Puigdemont, Eva Kaili) y analizaba leyes nacionales como la amnist¨ªa espa?ola a los independentistas. El eurodiputado, muy bien relacionado con los treinta?eros que estaban ocupando ministerios en Francia, hab¨ªa sido muy duro con el Gobierno, pero se hab¨ªa cuidado de no actuar como los populares.
El cortejo hab¨ªa empezado y los medios conservadores ten¨ªan que jugar su parte. Deb¨ªan venderlo bien; no pod¨ªan hacer creer a sus lectores que don Alberto mendigaba a V¨¢zquez (que muchos ni conocer¨ªan) para que fuera en su lista europea, para que Ciudadanos definitivamente desapareciera de las papeletas. Juan Fern¨¢ndez-Miranda firmaba la semana pasada en Abc que Adri¨¢n V¨¢zquez era ¡°la tentaci¨®n liberal de Feij¨®o¡±, que ¡°en la calle G¨¦nova son conscientes del valor que representa V¨¢zquez, aunque las opiniones que llegan desde su delegaci¨®n europea no son todas favorables¡±. Es normal que en la delegaci¨®n popular europea no las tengan todas con V¨¢zquez. Tiene fama de independiente, de tener criterio propio, de no gritar, de hacerles llegar siempre tarde. De alguna manera, representa la oposici¨®n que ellos debieron hacer estos casi cinco a?os. Duro cuando quiere, casi siempre serio ante las c¨¢maras, en las ant¨ªpodas de Dolors Montserrat.
V¨¢zquez, m¨¢s futbolista que futbolero y m¨¢s pol¨ªtico que politiquero, no ha decidido (o s¨ª, pero no lo comunica) si Ciudadanos ir¨¢ a las europeas. Si no va, ser¨ªa un fichaje de relumbr¨®n para el PP. ?C¨®mo lo vende Abc? Exactamente al rev¨¦s. Seg¨²n la pieza, es V¨¢zquez el que se acerca y el que incluso recibi¨® un momento de atenci¨®n de la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. El honor m¨¢s elevado que vieron los siglos.
El Voyeur (es un seud¨®nimo) en The Objective cambia la historia y pone a V¨¢zquez a cortejar al Partido Popular: ¡°El m¨¢ximo responsable de la formaci¨®n naranja contin¨²a su acercamiento al PP¡±. Y ya es raro el titular, porque m¨¢s adelante, en la misma pieza, asegura que el PP lo pondr¨ªa bien arriba en la lista, ¡°permitiendo que V¨¢zquez tuviese garantizado repetir el esca?o en Estrasburgo¡±. Raras concesiones para alguien que supuestamente los busca a ellos y que supuestamente no les sirve para nada. Tan raras que El Voyeur llega a afirmar que al desesperado V¨¢zquez que mendiga un sitio en la lista popular hasta le dar¨ªan libertad para ¡°unirse al grupo Renew de los liberales¡±, para abandonar el PP una vez fuera elegido. Como si necesitara permiso.