Menottistas y bilardistas

El f¨²tbol argentino, el mejor contado del mundo, se divide desde hace d¨¦cadas en dos grandes escuelas ideol¨®gicas: menottistas y bilardistas. Los primeros, herederos de C¨¦sar Luis Menotti, anteponen el buen juego y el respeto al rival al resultado. Los segundos, seguidores de Carlos Bilardo, creen que el resultado es lo ¨²nico a tener en cuenta. Dos corrientes filos¨®ficas, dos formas de ver el f¨²tbol convertidas en dos formas de ver la vida. El columnismo fachosf¨¦rico vive en dos familias que podr¨ªamos asimilar a bilardistas y menottistas. Y esas dos familias se divid¨ªan esta semana en sus consejos al Partido Popular sobre qu¨¦ hacer con respecto a los tres decretos que se votaron este mi¨¦rcoles. Junts se negaba a dar su apoyo al Gobierno y dejaba la pelota franca para el remate de los populares. Lo bilardistas le ped¨ªan a don Alberto que ni una abstenci¨®n, que no negociara nada con don Pedro, que ni agua. Los menottistas se abr¨ªan a negociar.

Isabel San Sebasti¨¢n, bilardista, escrib¨ªa el lunes en ABC que ¡°hace muy bien Feij¨®o dejando que este nuevo Frankenstein se cueza en su propia salsa, porque no hay inter¨¦s general mayor que impedir al presidente consumar el desmantelamiento de la naci¨®n acordado con sus socios, el asalto definitivo a la Constituci¨®n, que se producir¨¢, inexorablemente, si la oposici¨®n se equivoca¡±. San Sebasti¨¢n dice que ¡°el partido mayoritario no debe proporcionar a S¨¢nchez ni un miligramo de ox¨ªgeno¡±.

Su compa?ero en ABC, Teodoro Le¨®n Gross, bilardista con corbata, pero a la postre bilardista, dec¨ªa que ¡°el PP debe votar ¡®no¡¯, pero no un ¡®no es no¡¯ cerril y dogm¨¢tico, sino un ¡®no¡¯ con inteligencia y fuerza moral¡±. Como votan las personas educadas y sensibles y no las malencaradas.

Ignacia de Pano, bilardista, escrib¨ªa en VozP¨®puli que ¡°esperemos que en su af¨¢n de llegar a acuerdos con el PSOE el PP no se deje enga?ar y se mantenga firme¡± porque ¡°es bueno para todos que se visualice que estamos gobernados por una coalici¨®n de cristal¡±. Lo de que el PP tiene af¨¢n de llegar acuerdos con el PSOE es un animal mitol¨®gico que ya rara vez se ve en la fachosfera.

A este lector de columnistas reaccionarios le pareci¨® brillante la pieza del bilardista con esteroides Miquel Gim¨¦nez en VozP¨®puli, en la que dice que es ¡°refrescante¡± escuchar a Isabel D¨ªaz Ayuso ¡°hablar sin cond¨®n¡±. Gim¨¦nez tal vez no destila el engolamiento t¨ªpico de esos lares, pero su estilo directo no llama a enga?o: ¡°No me vengan con que si el sentido del estado (sic), que si la responsabilidad, que si Espa?a o que si pu?etas¡±. Pero Gim¨¦nez no las tiene todas consigo porque ve un PP amigo de ¡°esa pol¨ªtica de mandar¨ªn oriental¡±, porque parece que los altos funcionarios orientales son amigos de pactar. Su falta de confianza en el PP le lleva a apelar no a los populares para que no voten a favor de los decretos sino a los socialistas para que no pidan ese apoyo.

Entre los bilardistas est¨¢ tambi¨¦n el tod¨®logo Francisco Marhuenda, director de La Raz¨®n. Usted perdone don Francisco, pero es la definici¨®n correcta para tertulianos que de todo hablan y de todo entienden. Escrib¨ªa el lunes que espera que el PP no sea ¡°el tonto ¨²til¡± y que ¡°ser¨ªa una absoluta incoherencia que Feij¨®o hubiera aceptado ser el felpudo de La Moncloa¡±. Don Alberto ya sabe que los medios reaccionarios esperan que haga como Bilardo y que, cuando el rival caiga al suelo, grite desde el banquillo a sus jugadores ¡°pisalo, pisalo¡±.

A Carlos Alsina (Onda Cero), fiel lector de este Libre de Estilo, le gustar¨ªa ser menottista, pero le puede el bilardismo. El lunes ya le dec¨ªa a don Alberto que no se rindiera, ¡°que no, que no, que no es que no, que no¡±. De paso, escuchando su mon¨®logo, descubrimos que llama ¡°Yo-Yolanda¡± a la vicepresidenta Yolanda D¨ªaz. Se supone que debe hacer gracia.

?Y los menottistas?, se preguntar¨¢ usted. Cuentan los m¨¢s viejos que hubo columnistas que vieron brillar los rayos de los acuerdos en la oscuridad, cerca de la puerta del Congreso. Pero todas aquellas columnas se perdieron en el tiempo, como l¨¢grimas en la lluvia.