Fin de campa?a en Galicia
Las elecciones del domingo definir¨¢n el futuro inmediato de la comunidad aut¨®noma, no son una segunda vuelta de las generales de julio
Este viernes concluye la campa?a de las elecciones gallegas y los ciudadanos de esa comunidad tendr¨¢n seguramente la sensaci¨®n de que muchos partidos han estado m¨¢s centrados en debates de ¨¢mbito estatal que en sus problemas cotidianos. Una mayor¨ªa quer¨ªa que durante estos 15 d¨ªas se hablase de la sanidad, la despoblaci¨®n, la pesca, el modelo energ¨¦tico o los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Pese a ello, el PP de Feij¨®o ¡ªpero tambi¨¦n el PSOE, que llen¨® Galicia de ministros¡ª ha nacionalizado la campa?a para convertir los comicios del domingo en una suerte de segunda vuelta del 23-J.
Hace un mes parec¨ªa claro un triunfo del PP, sobre todo para el propio partido. Feij¨®o, a quien ¨²nicamente le sirve la mayor¨ªa absoluta, no solo se juega en su tierra proseguir un ciclo de gobierno que empez¨® en 2009, sino tambi¨¦n cimentar un liderazgo nacional que quedar¨ªa seriamente da?ado si pierde una comunidad que siempre ha sido m¨¢s que un s¨ªmbolo para su formaci¨®n. De ah¨ª que ¡ªolvidando lo que hac¨ªa el Feij¨®o candidato a la Xunta cuando ocultaba con su nombre las siglas del PP¡ª convirtiera el inicio de esta campa?a en un episodio m¨¢s de sus ataques a S¨¢nchez, con la amnist¨ªa como ariete. El enredo en el que se ha metido con su doble discurso sobre Catalu?a, la amnist¨ªa, los indultos y el terrorismo lo han llevado a sepultar ese argumento esta semana. Tampoco Alfonso Rueda, candidato popular y presidente de la Xunta, ha conseguido desmarcarse de los usos de su mentor: empez¨® declarando que sus rivales no eran ni el BNG ni el PSdG sino S¨¢nchez y termin¨® neg¨¢ndose a asistir al debate organizado por RTVE.
La posibilidad del cambio en Galicia lleva las siglas del Bloque Nacionalista Galego y el nombre de su candidata, Ana Pont¨®n. Superada la traves¨ªa del desierto por sus luchas intestinas, el BNG ha pulido aristas en su perfil soberanista para primar el inter¨¦s por la gesti¨®n y los problemas sociales. Muestra de sus posibilidades es que el PP se haya lanzado contra ella con argumentos que constituyen un fondo de armario contra cualquier rival: la ¡°amenaza¡± independentista y el fantasma de ETA. Una campa?a que ha rozado el bochorno cuando, seg¨²n las encuestas, buena parte de los votantes populares aprueban a la candidata del Bloque.
Los socialistas juegan con el h¨¢ndicap de ser vistos como el n¨²mero dos del BNG. Quedar terceros pero gobernar ser¨ªa un ¨¦xito para el PSOE y para S¨¢nchez en su particular pugna con Feij¨®o, pero una ca¨ªda significativa de votos en Galicia les exigir¨ªa una seria autocr¨ªtica sobre su estrategia en esta comunidad. La llave de la gobernabilidad podr¨ªa quedar en manos de Democracia Ourensana, que cuenta a su favor con un amplio voto oculto, como se vio el 28-M: las encuestas auguraban cinco concejales a la formaci¨®n de P¨¦rez J¨¢come pero obtuvo el doble. El PP tendr¨¢ dif¨ªcil vender como un triunfo conservar la Xunta a expensas de un socio populista abonado a la antipol¨ªtica. La campa?a gallega termina muy abierta pero, desgraciadamente, menos gallega de lo que deber¨ªa.
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