Excesiva publicidad
Los lectores escriben sobre la desmesurada cantidad de anuncios que reciben los ciudadanos, el sufrimiento de las personas mayores en las guerras, el lenguaje inclusivo y sobre el envejecimiento poblacional

Viajo en un autob¨²s cuyo exterior est¨¢ literalmente envuelto en publicidad. Bajo al metro y camino por pasillos empapelados del anuncio de una marca, adem¨¢s de los que ya hay en los andenes. Paseo por las calles y no hay un punto donde mire que est¨¦ libre de una invitaci¨®n a comprar o consumir cientos de cosas. En la cafeter¨ªa, rodeado de pantallas, no me libro de encontrarme un sinf¨ªn de anuncios. Intento ver una pel¨ªcula en la televisi¨®n, pero la constante interrupci¨®n publicitaria me hace desistir. Suena el tel¨¦fono y es la en¨¦sima llamada ofreci¨¦ndome otra vez cosas que no quiero ni necesito. Desesperado, voy a la cama y me despierto sobresaltado porque en mi sue?o se ha colado una tanda de anuncios que lo convierten en pesadilla. ?Es realmente necesaria tanta y tan agobiante publicidad que amarga la ya de por s¨ª alterada vida de los ciudadanos?
Pedro Catal¨¢n Garc¨ªa. Madrid
Coraz¨®n de piedra
En las guerras, junto a los ni?os, las personas mayores son las m¨¢s vulnerables. Algunas se dejan conducir, mansamente, a territorio seguro. Otras, enfermas o de edad avanzada, no tienen otra opci¨®n que quedarse, bajo el riesgo continuo de los ataques enemigos. Pero tambi¨¦n est¨¢n las que no quieren renunciar a su hogar, y que reaccionan con rabia ante el invasor que les arrebata sus derechos. Esa sensaci¨®n de desamparo, de inseguridad y de miedo amarga la ¨²ltima etapa de una vida que probablemente tampoco habr¨¢ sido f¨¢cil. Solo una persona que tenga una piedra por coraz¨®n puede provocar tanta barbarie, tanto dolor.
Carmen Sanz Garc¨ªa. Valderrobles (Teruel)
Lenguaje inclusivo
Un tema que despierta uno de los debates m¨¢s calientes de los ¨²ltimos tiempos es el lenguaje inclusivo. Lo que m¨¢s me molesta de este asunto es c¨®mo se intenta desmontar mediante argumentos simples, como que rompe con la econom¨ªa del lenguaje. Creo que la inclusi¨®n en la lengua, sin embargo, ayuda a evitar uno de los principios m¨¢s importantes: la no ambig¨¹edad en el mensaje. Porque luego leemos algo parecido a ¡°los m¨¦dicos y el personal de enfermer¨ªa¡± y surgen las dudas: ?los m¨¦dicos de los que se habla son solo hombres o tambi¨¦n mujeres? ?Y el personal de enfermer¨ªa? Esa es la ambig¨¹edad del masculino gen¨¦rico que a nadie parece importar.
Luc¨ªa Zamanillo. Getxo (Bizkaia)
¡®Abuelidad¡¯ deseada
En mi grupo de amigos, todos superando los 60 a?os, no hay ninguno que tenga que ejercer de abuelidad. Esto es porque muchos de nuestros hijos han desistido de tener hijos por las razones que han considerado oportunas. No adquirir ese rango de abuelidad supone para los mayores m¨¢s libertad en nuestra jubilaci¨®n, pues no tenemos que estar pendientes del cuidado de los nietos. Sin embargo, pens¨¢ndolo bien, quiero tener la sensaci¨®n de acunar, cuidar y cambiar pa?ales como hice con mis hijos cuando eran peque?os, siendo una forma de volver a intentar ser joven aun con los achaques correspondientes a mi edad.
Jos¨¦ Ram¨®n Iribar Argote. Donostia (Guipuzkoa)
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