Galicia vuelve a confiar en el PP
Alfonso Rueda retiene la mayor¨ªa absoluta frente al empuje del BNG de Ana Pont¨®n y el hundimiento del PSdeG
El Partido Popular ha ganado con holgura las elecciones en Galicia y Alfonso Rueda podr¨¢ formar Gobierno sin depender de otras fuerzas. El 47,36% de los gallegos ha vuelto a depositar su confianza en la fuerza conservadora, lo que se traduce por el momento en 40 diputados: mayor¨ªa absoluta. A falta del recuento final con el voto exterior, que suele hacer bajar el porcentaje, la participaci¨®n ¡ªdel 67,30%¡ª fue muy superior no solo a la cita...
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El Partido Popular ha ganado con holgura las elecciones en Galicia y Alfonso Rueda podr¨¢ formar Gobierno sin depender de otras fuerzas. El 47,36% de los gallegos ha vuelto a depositar su confianza en la fuerza conservadora, lo que se traduce por el momento en 40 diputados: mayor¨ªa absoluta. A falta del recuento final con el voto exterior, que suele hacer bajar el porcentaje, la participaci¨®n ¡ªdel 67,30%¡ª fue muy superior no solo a la cita auton¨®mica de 2020 ¡ªcelebrada en plena pandemia¡ª, sino tambi¨¦n a la de 2016. Durante la campa?a se especul¨® con la idea de que una mayor movilizaci¨®n favorecer¨ªa a las candidaturas progresistas, pero no ha sido as¨ª, lo que confirma el profundo arraigo del PP en esta comunidad.
La quinta mayor¨ªa absoluta consecutiva del Partido Popular ¡ªque ha gobernado Galicia durante 36 de los 42 a?os de autonom¨ªa¡ª demuestra la solidez de esa formaci¨®n en un territorio en el que ha conseguido una implantaci¨®n capilar que llega hasta el ¨²ltimo pueblo. Ni el desgaste del poder ni la err¨¢tica campa?a de su candidato, Alfonso Rueda, ni el empuje del BNG de Ana Pont¨®n han impedido que el PP, pese a perder dos diputados, siga manteniendo una plaza especialmente simb¨®lica en el momento en que disfruta de mayor poder auton¨®mico y municipal en toda Espa?a.
La victoria del PP gallego tiene una importante lectura territorial, pero tambi¨¦n la tiene, no menos importante, en clave nacional. Alberto N¨²?ez Feij¨®o, que hace dos a?os dej¨® la presidencia de la Xunta para liderar el PP nacional, se implic¨® en la campa?a desde el primer momento para resta?ar las heridas de su resultado del 23-J y tratar de erosionar al Gobierno de Pedro S¨¢nchez rentabilizando el rechazo que despierta la ley de amnist¨ªa. El nerviosismo que se respiraba entre los populares antes de que se abrieran las urnas mostraba, sin embargo, lo peligrosa que hab¨ªa resultado esa estrategia, sobre todo desde que las revelaciones de un alto cargo popular sobre un posible indulto condicionado a Carles Puigdemont introdujeran una mayor confusi¨®n en la recta final de la campa?a.
Finalmente, el PP ha demostrado que su fuerza en Galicia va m¨¢s all¨¢ de la debilidad de su candidato o del empe?o en llevar a aquel territorio las querellas nacionales. Feij¨®o quiso convertir la cita del 18-F no solo en la ocasi¨®n de plantar cara a S¨¢nchez, sino tambi¨¦n en el momento de afirmar su poder dentro del partido cuando arreciaban las cr¨ªticas a su liderazgo. La mayor¨ªa absoluta de este domingo supone una rev¨¢lida para ¨¦l, que ve reforzada su posici¨®n en G¨¦nova. Tambi¨¦n para Alfonso Rueda, que deber¨¢ sacudirse la tutela de su mentor y afrontar los problemas diarios de Galicia: de la sanidad p¨²blica a la despoblaci¨®n y el envejecimiento.
Pese a sus buenos resultados, la Galicia que ha vuelto a encumbrar al PP no es la misma que inici¨® su larga serie de mayor¨ªas absolutas. Lo demuestra el empuje del BNG de Ana Pont¨®n, cuyo ascenso llev¨® a sembrar la duda entre los populares, que centraron sus hiperb¨®licas cr¨ªticas en la candidata nacionalista. Con el 31,57% de votos ha conseguido 25 diputados, gana seis y se convierte en la alternativa actual al PP. Al margen de cualquier disputa importada de Madrid, el Bloque ha sabido cosechar el resultado de ocho a?os de trabajo a pie de calle, de la pol¨ªtica de la proximidad tan valorada por los ciudadanos en este tiempo. Pont¨®n, la ¨²nica candidata que repet¨ªa, ha logrado aglutinar a todas las familias del BNG en torno a su figura tras a?os de disputas internas y sentar las bases de su ¨¦xito moderando el mensaje del Bloque para presentarlo como un partido m¨¢s preocupado por los problemas sociales que por el rupturismo identitario.
El fracaso m¨¢s rotundo entre los grandes partidos lo ha cosechado esta vez el partido socialista. Obtuvo el 14,04% de los votos, perdi¨® cinco diputados y se qued¨® en nueve, el suelo hist¨®rico de una formaci¨®n que un d¨ªa le disput¨® la alternancia al PP gallego. Parte de esta debacle puede deberse al ¨ªmpetu con que el BNG arrastr¨® a parte de sus votantes hacia el voto ¨²til, pero lo que ha quedado al descubierto es la ausencia de una estrategia del PSOE en esta comunidad, la falta de un n¨ªtido proyecto auton¨®mico del PSdeG y el baile permanente de candidatos a la Xunta. Jos¨¦ Ram¨®n G¨®mez Besteiro no hizo una mala campa?a, pero por fuerte que fuera el apoyo y la presencia de S¨¢nchez y del resto del Gobierno, su liderazgo no tuvo tiempo de echar ra¨ªces y se vio lastrado por un PSOE nacional al que puede empezar a pasarle factura el desgaste del tenso arranque de la legislatura en torno a la ley de amnist¨ªa. Un PSOE por debajo del 15% de votos en una comunidad como la gallega obliga a una autocr¨ªtica seria en las filas socialistas, que ahondan su p¨¦rdida de poder territorial.
Otro fracaso inapelable ha sido el de Sumar, una fuerza que ha perdido el empuje que lleg¨® con las Mareas y con el Podemos que galvaniz¨® aquella energ¨ªa. Los morados fueron el domingo absolutamente irrelevantes y la apuesta de Yolanda D¨ªaz en su tierra se ha quedado lejos de conseguir siquiera un esca?o, lo que evidencia las dificultades de su plataforma para conseguir implantaci¨®n regional. Tampoco Vox consigue entrar en el ¨²nico Parlamento auton¨®mico en el que no tiene presencia. Finalmente, Democracia Ourensana obtuvo un esca?o, lo que dice mucho de la fuerza que pueden tener los discursos populistas en tiempos de antipol¨ªtica. Conquist¨® su peque?a porci¨®n de poder, pero el PP no va a necesitarlo para gobernar. Es la hora de Alfonso Rueda.