Encrucijada gallega
Las elecciones de hoy decidir¨¢n el Gobierno de la Xunta, pero sus efectos pueden llegar a extenderse a toda la pol¨ªtica nacional
Galicia acude hoy a las urnas en la primera cita de las tres que, como m¨ªnimo, se suceder¨¢n este a?o, junto a las auton¨®micas vascas ¡ªtodav¨ªa sin fecha oficial, aunque todo apunta al 21 de abril¡ª y las europeas de junio. Es la primera vez que los ciudadanos votan tras el cambio de escenario que supusieron las auton¨®micas y municipales del 28-M y, sobre todo, las generales adelantadas del 23-J y su corolario con una investidura fracasada y otra exitosa que no lleg¨® hasta casi cuatro meses despu¨¦s de los comicios. Los protagonistas de ambas, Alberto N¨²?ez Feij¨®o y Pedro S¨¢nchez, disputan su segundo duelo electoral, esta vez por candidatos interpuestos, en una situaci¨®n pol¨ªtica a¨²n m¨¢s encrespada que en julio.
Esa pugna nacional se ha empe?ado en te?ir la campa?a, pero es importante insistir en que los gallegos eligen hoy un Gobierno que durante los pr¨®ximos cuatro a?os deber¨¢ afrontar retos que afectan profundamente a su vida cotidiana, como la despoblaci¨®n en una sociedad envejecida o la crisis de una sanidad p¨²blica que sali¨® muy tocada de la pandemia. Fue la estrategia del PP nacional la que determin¨® el ligero anticipo de estas elecciones y su planteamiento inicial de confrontaci¨®n con el Gobierno central. Son el PP, que ha gobernado Galicia 36 de los 42 a?os de autonom¨ªa, y su l¨ªder estatal quienes m¨¢s se juegan en el mantenimiento de los 42 esca?os actuales.
Galicia vota en un escenario muy distinto al de hace cuatro a?os, cuando lo hizo en plena pandemia. La participaci¨®n se qued¨® entonces en un escueto 48,9% (tras contar el voto en el extranjero, de especial relevancia en una comunidad marcada hist¨®ricamente por la emigraci¨®n), porcentaje que seguramente se superar¨¢ hoy. Las encuestas publicadas hasta el ¨²ltimo d¨ªa legal dibujan un panorama muy re?ido, con la posibilidad de que el PP conserve la mayor¨ªa absoluta pero tambi¨¦n de que pueda perderla por primera vez en a?os, incluso que necesite apoyarse para seguir en la Xunta en una formaci¨®n populista como Democracia Ourensana. En una situaci¨®n que se puede resolver por un pu?ado de papeletas, cobra mayor relevancia el voto de los emigrantes, que suponen el 17,7% del censo, pero que en provincias como Ourense se acerca al 30%. Una inc¨®gnita que, adem¨¢s, no se resolver¨¢ hasta pasado del lunes 26, d¨ªa en que comienza el escrutinio del voto exterior.
Una menor abstenci¨®n en una comunidad que siempre ha votado m¨¢s en las elecciones generales que en las auton¨®micas (casi siete puntos m¨¢s de participaci¨®n el 23-J que en 2016, las ¨²ltimas auton¨®micas equiparables) puede resultar clave para una alternancia en el Goberno que ser¨ªa hist¨®rica. La izquierda acaricia la posibilidad de volver a la Xunta 15 a?os despu¨¦s, pero esta vez no de la mano del PSOE, sino de un BNG que hace solo ocho a?os era la cuarta fuerza en la comunidad. Por primera vez una formaci¨®n nacionalista (y por primera vez una mujer, Ana Pont¨®n) tiene opciones de liderar el Gobierno de Galicia, una expectativa indisoluble de su decisi¨®n de primar en los ¨²ltimos a?os lo social y transversal sobre lo m¨¢s identitario. Este escenario har¨ªa sentir los efectos de estos comicios en toda la pol¨ªtica nacional y en especial en el liderazgo y a la forma de hacer oposici¨®n del PP.
Tengan el resultado que tengan, aquellos que se empe?an en repetir que Espa?a es una democracia defectuosa tendr¨¢n en la celebraci¨®n de las elecciones de hoy otra oportunidad de comprobar c¨®mo sus augurios chocan con la legitimidad que emana de la normalidad institucional y ciudadana garantizada por el Estado de derecho.
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