Claudia Buch est¨¢ preocupada
El a?o que ha terminado ha asistido a numerosas protestas sociales por todo el mundo mientras en el mundo de las altas finanzas tambi¨¦n se adivinan turbulencias
Todos lo estamos. Pero las preocupaciones de la se?ora Buch nos deber¨ªan preocupar a¨²n m¨¢s. Despu¨¦s de todo, esta alta funcionaria del Banco Central Europeo ha sido recientemente puesta a cargo de la delicad¨ªsima tarea de regular a los bancos y otros entes financieros del continente. Tal como sabemos, cada cierto tiempo estalla una crisis econ¨®mica que le hace perder sus ahorros a muchos y obliga a bancos y gobiernos a tomar medidas altamente impopulares. Si bien el foco de la supervisi¨®n bancaria de la se?ora Buch y su equipo se centra en Europa, el sistema financiero internacional est¨¢ tan interconectado que las decisiones de los reguladores europeos afectar¨¢n a los bancos de todo el mundo. Y a sus clientes.
Hace unos d¨ªas, en su primer discurso p¨²blico, Claudia Buch alert¨® que los bancos no son inmunes a ¡°eventos inesperados¡± y a nuevos riesgos: ¡°Muchos de los asuntos que hoy dominan los titulares eran inconcebibles hace una d¨¦cada¡±. La funcionaria insisti¨® en que ¡°hay una alta incertidumbre con respecto al impacto que tendr¨¢n los conflictos geopol¨ªticos, el cambio clim¨¢tico, las tendencias demogr¨¢ficas y la digitalizaci¨®n y que ya est¨¢n forzando a cambiar la manera como producimos y consumimos¡±.
?Qu¨¦ hacer? ¡°La complacencia no es una opci¨®n¡± dijo la se?ora Buch y a?adi¨® ¡°vivimos en tiempos de incertidumbre. Pero la resignaci¨®n o el miedo no son buenas gu¨ªas para lidiar con la incertidumbre¡±.
Tiene raz¨®n. Pero si bien la complacencia puede ser una tentaci¨®n para pol¨ªticos, banqueros o empresarios, no lo es para los cientos de miles de personas que todos los d¨ªas, en alguna ciudad del mundo, salen a la calle a protestar, a bloquear avenidas y carreteras, a ¡°ocupar¡± espacios tanto p¨²blicos como privados. La protesta callejera siempre ha existido, pero se ha ido haciendo cada vez m¨¢s frecuente y sus motivaciones m¨¢s variadas. Esto lo sabemos gracias a Thomas Carothers y Brendan Hartnett, investigadores del Carnegie Endowment for International Peace un think tank basado en Washington (y organizaci¨®n a la cual pertenezco).
Carothers y Hartnett han desarrollado un riguroso sistema de recolecci¨®n de datos que ¡°rastrea¡± y documenta las protestas populares en todo el mundo. As¨ª, nos informan que el 2023, el ¨²ltimo a?o para el cual se tienen datos, fue particularmente conmocionado: ¡°¡ aparecieron nuevas protestas en 83 pa¨ªses, de China a la Rep¨²blica democr¨¢tica del Congo y de Iraq a Macedonia del Norte. Siete pa¨ªses que no hab¨ªan experimentado protestas significativas en los ¨²ltimos cinco a?os en el 2023 entraron al grupo: Dinamarca, Polinesia Francesa, Mozambique, Noruega, Irlanda, Surinam y Suecia¡±. Adem¨¢s, el rastreador de protestas revela que no solo han aumentado los pa¨ªses donde la gente toma calles y plazas, sino que las razones por las cuales lo hacen son m¨¢s diversas. Algunas de las m¨¢s numerosas manifestaciones fueron en defensa de la democracia. Concretamente en reacci¨®n a cambios en el sistema judicial, y las alteraciones del sistema electoral orientadas a concentrar el poder en el jefe del gobierno y sus aliados. En el 2023, estas manipulaciones antidemocr¨¢ticas las vimos entre otros en Polonia, Israel, Nigeria y Mozambique. Una sorpresa ocurri¨® en Guatemala, donde una nueva coalici¨®n de grupos sociales e ind¨ªgenas logr¨® que Bernardo Ar¨¦valo, el ganador de las elecciones, pudiese tomar el control del gobierno a pesar de los esfuerzos de sus adversarios por impedirlo.
Pero no fue solo la pol¨ªtica. La econom¨ªa y sus consecuencias sociales tambi¨¦n nutrieron las protestas. La inflaci¨®n fue el denominador com¨²n del activismo callejero en Pakist¨¢n, Portugal, Eslovenia. En Ghana y Nigeria el desabastecimiento de productos b¨¢sicos se convirti¨® en una intensa fuente de conflictividad social.
La mala calidad de los servicios p¨²blicos tambi¨¦n suele ser un disparador de protestas de la gente. Carothers y Hartnett reportan como ejemplo que, en el 2023, en Sud¨¢frica hubo m¨¢s de cien manifestaciones propulsadas por la mala calidad del servicio el¨¦ctrico. Otra importante motivaci¨®n de los ciudadanos que protestan es el aumento del crimen, la inseguridad personal y la proliferaci¨®n de bandas armadas y violentas que trafican con drogas y personas adem¨¢s de extorsionar a individuos y negocios. Las deficiencias de los servicios de salud y de la educaci¨®n, el transporte y el aseo urbano y la mala calidad de las obras p¨²blicas contribuyen a la creciente frustraci¨®n de los ciudadanos. El resultado, a nivel global, es el mismo: sociedades expuestas a crecientes olas de inestabilidad.
Nuestra era est¨¢ suspendida entre los riesgos de las altas finanzas que preocupan a lideres como Claudia Buch y los remolinos callejeros que estremecen a cada vez m¨¢s ciudades del mundo. La turbulencia que nos envuelve viene al mismo tiempo de arriba y de abajo, y configura una nueva realidad in¨¦dita e incierta cuyas consecuencias apenas estamos comenzando a conocer.
@moisesnaim
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