La obsesi¨®n por ser productivos
Los lectores escriben sobre la exigencia de ejercer una actividad productiva, la derrota de la izquierda en Galicia, la sequ¨ªa, los gobernantes de Madrid y la adicci¨®n a las pantallas
En los ¨²ltimos a?os nos asalta la (casi) obsesi¨®n por ser productivos. Elaboramos listas de tareas interminables que nos hacen sentir que necesitamos m¨¢s horas al d¨ªa, que no llegamos a todo y que sentarnos a, simplemente, descansar es como faltarnos al respeto. El descanso se ha convertido en un privilegio y solo nos lo concedemos sin remordimiento cuando tenemos alg¨²n problema de salud. Y cuando esta falla nos viene el sentimiento de culpa, ese que nos dice que nos hemos planteado mal la vida. Y efectivamente, estamos suspendidos en vivir.
Marina Aparicio Barber¨¢n. Valencia
El error de la izquierda
De las elecciones gallegas saco dos conclusiones. La izquierda no aprende y prefiere ir dividida por un tema de egos para demostrar su autenticidad y eso solo perjudica a la izquierda en su conjunto. Y la otra, es que el electorado de derechas perdona todo con tal de que sigan los suyos. Cuando la izquierda interiorice esto, y piense que se consigue m¨¢s desde una sacrist¨ªa que desde el limbo por haber querido asaltar el cielo, las cosas podr¨¢n cambiar.
Julio Merino Velasco. Toledo
Sequ¨ªa
En medio de la preocupante escasez de agua en Espa?a, las recientes restricciones imponen l¨ªmites de consumo por familia, oscilando entre 160 y 200 litros diarios. Este inusual racionamiento plantea la urgente necesidad de repensar nuestros h¨¢bitos h¨ªdricos. La conciencia colectiva sobre el uso responsable del agua se vuelve esencial. Desde simples gestos cotidianos hasta inversiones en tecnolog¨ªas sostenibles, cada acci¨®n cuenta. El reto no solo es adaptarnos a las restricciones, sino tambi¨¦n promover una cultura del agua sostenible para las pr¨®ximas generaciones.
Daniel Rodr¨ªguez Mart¨ªn. Barcelona
Madrid
Imaginen una ciudad donde, ante una grave emergencia sanitaria, la presidenta regional elabora una estrategia que deja abandonados e indefensos a los ancianos. Imaginen que m¨¢s tarde dice que ¡°se iban a morir igual¡±. Imaginen una ciudad donde el alcalde, cumpliendo una apuesta personal, decide hacer explotar 300 kilogramos de p¨®lvora en un antiguo lugar sucio que se limpi¨® con esfuerzo para que pudieran volver a anidar las aves. Imaginen que en dicha ciudad las personas les votan masivamente. Esa ciudad existe. Yo me largo.
Javier Crist¨®bal de Gregorio. Madrid
Vac¨ªo
Nuestros ojos solo brillan ya por el reflejo de la fr¨ªa luz azul. ?D¨®nde qued¨® la calidez humana y las miradas a la cara? ?D¨®nde quedaron las palabras que se entrecortaban las unas a las otras por la emoci¨®n de un momento que sab¨ªamos que era ef¨ªmero? Ahora todo es infinito, y cuando parece que estamos m¨¢s conectados que nunca, encontramos en ese infinito un tremendo vac¨ªo.
Vanessa Caba Machado. Granada
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