?balos, otro desaf¨ªo de Pedro S¨¢nchez
En 100 d¨ªas de gobierno, a¨²n no se conoce ning¨²n gran hito legislativo de la coalici¨®n de izquierdas, pero s¨ª muchas pol¨¦micas: la amnist¨ªa, las tractoradas, las mascarillas, o el fracaso en Galicia del PSOE y Sumar
Pedro S¨¢nchez ha tropezado con Jos¨¦ Luis ?balos. La figura del exministro evidencia la dificultad de pasar p¨¢gina del caso Koldo mientras el diputado siga en una esquina del Congreso. Y es que en 100 d¨ªas de gobierno, muy pocos m¨¦ritos legislativos se le conocen a la coalici¨®n de izquierdas, pero s¨ª muchas pol¨¦micas: la amnist¨ªa, las tractoradas, o el fracaso en Galicia. E incluso, el PP ha encontrado un fil¨®n ahora para convertir esta ...
Pedro S¨¢nchez ha tropezado con Jos¨¦ Luis ?balos. La figura del exministro evidencia la dificultad de pasar p¨¢gina del caso Koldo mientras el diputado siga en una esquina del Congreso. Y es que en 100 d¨ªas de gobierno, muy pocos m¨¦ritos legislativos se le conocen a la coalici¨®n de izquierdas, pero s¨ª muchas pol¨¦micas: la amnist¨ªa, las tractoradas, o el fracaso en Galicia. E incluso, el PP ha encontrado un fil¨®n ahora para convertir esta legislatura en una evocaci¨®n de los esc¨¢ndalos que acosaron al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez.
Basta ver el vocabulario: ¡°Este es el caso S¨¢nchez¡± repiten algunos altavoces de la derecha, en su af¨¢n de involucrar al presidente, sin pruebas. El propio Feij¨®o tiene los resortes para revestir ese relato: desde las preguntas incriminatorias en el Congreso, hasta la comisi¨®n de investigaci¨®n en el Senado, donde el PP tiene mayor¨ªa. No es que fiscalizar, obviamente, sea ileg¨ªtimo en un tema de tanta relevancia p¨²blica. Es que las comisiones de investigaci¨®n se han vuelto una v¨ªa para ajustar cuentas e imponer sospechas, aunque eso no sea solo culpa de la derecha. Es ya costumbre que los diputados all¨ª congregados se limiten a aportar retales de peri¨®dicos ¡ªpor incapacidad de recursos¡ª, a traer a comparecientes que pueden abstenerse de declarar si est¨¢n siendo investigados ¡ªpor amparo legal¡ª, o a hostigar a personas inocentes ¡ªpor ensa?amiento pol¨ªtico¡ª. Las conclusiones, aun incompletas, acaban siendo impuestas por el voto de la mayor¨ªa. Luego salen a los medios a decir ¡°que han hallado la verdad pol¨ªtica¡±, es decir, su relato del caso de turno.
As¨ª que esta legislatura empieza a coger tintes de la anterior, cuando S¨¢nchez se dio cuenta de que la econom¨ªa funcionaba, pero que el ruido interno ¡ªantes provocado por Podemos, y alimentado por la reacci¨®n de la ultraderecha¡ª lo sepultaba. Tard¨® demasiado en asumirlo, no fue hasta las elecciones del 28-M. La situaci¨®n es ahora parecida: el presidente se enfrenta ya a m¨¢s a problemas de imagen que aritm¨¦ticos. Sus votantes tal vez se pregunten d¨®nde est¨¢ el programa de la izquierda, ante el poder¨ªo del PP y Vox en las manifestaciones callejeras o el Parlamento.
El caso es que el problema con los socios se ha ido mitigando, curiosamente. S¨¢nchez ha amarrado a ERC con el apoyo del PSC para los presupuestos catalanes. Ha tomado la decisi¨®n salom¨®nica de mantener a Bildu en Pamplona, mientras reserva Euskadi para el PNV, si salen los n¨²meros tras el 21 de abril. S¨®lo falta atar a Carles Puigdemont con la amnist¨ªa para que apoye los presupuestos generales.
Sin embargo, el caso Koldo amaga ya con ser una gota malaya medi¨¢tica peor que la amnist¨ªa. Esta ser¨ªa aparatosa, pero quiz¨¢s no era tan lesiva como se dice: S¨¢nchez sum¨® un mill¨®n de apoyos el pasado 23-J cuando sus pactos Frankenstein, como los indultos, eran conocidos. Una parte de la izquierda hab¨ªa comprado que ese era el mal menor, frente a la idea de Vox en un Gobierno. Su eventual validez legal en el TJUE o el TC habr¨ªa acallado muchas bocas. Ahora bien, la investigaci¨®n en curso es material sensible para un progresismo que se val¨ªa de la lucha contra la corrupci¨®n como rasgo distintivo frente a la derecha ¡ªdecidida a vengarse por la moci¨®n de censura de la trama G¨¹rtel de 2018¡ª.
Aunque el PSOE ha sacado un as para defenderse: otra comisi¨®n en el Congreso que fiscalice los contratos en pandemia, llegando quiz¨¢s hasta las comunidades. En realidad, ello no compete al Parlamento de la naci¨®n ¡ªpara algo existen los parlamentos auton¨®micos¡ª. Es m¨¢s: la equiparaci¨®n con el hermano de Isabel D¨ªaz Ayuso tampoco es precisa. Aquellas comisiones en plena pandemia ser¨¢n reprobables moralmente, pero hasta la fecha no han tenido reproche penal, sumado a que el hermano no era un cargo p¨²blico. Distinto ser¨ªa que se llegara a probar un presunto enriquecimiento il¨ªcito en la figura de Koldo Garc¨ªa, como exmiembro del ministerio.
Sin embargo, la b¨²squeda de la verdad se ha vuelto irrelevante en el juego pol¨ªtico. ?balos acierta en algo: la ofensiva de la derecha no se detiene en su figura, sino que el objetivo de la derecha es S¨¢nchez, exclusivamente.
Y en verdad, el presidente ha perdido de momento el pulso contra el exministro, al no lograr La Moncloa que asuma alguna responsabilidad pol¨ªtica. Pero a ninguno de los dos les conviene continuar la pugna. Dicen las malas lenguas que ?balos quiere el esca?o para conservar el aforamiento, no solo su honorabilidad, as¨ª que es el m¨¢s interesado en una legislatura larga, mientras el Gobierno necesita de su voto para aprobar leyes. Otros creen que quiz¨¢s el exministro est¨¢ subiendo su precio para obtener otra salida que no pase por un simple ultim¨¢tum. Sea como fuere, la irrelevancia de ?balos es lo ¨²nico que est¨¢ ahora en la mano de S¨¢nchez. Su ausencia de protagonismo ser¨ªa el mayor respiro para al Gobierno, ante la revancha la derecha. Para todo lo dem¨¢s, la palidez e inacci¨®n de la izquierda no parece s¨®lo culpa de eso que el presidente llama fachosfera.