A Pedro S¨¢nchez le perseguir¨¢ la amnist¨ªa

Pedro S¨¢nchez quiere pasar p¨¢gina de la amnist¨ªa. El ya presidente del Gobierno lo f¨ªa todo a que la agenda social de la futura coalici¨®n sepulte el malestar en Espa?a por la cuesti¨®n catalana. Demasiado optimismo. Ni los independentistas catalanes ni el PNV ni Bildu renunciar¨¢n a vender su relato: que el perd¨®n al proc¨¦s no es el final del camino, sino una oportunidad para culminar sus aspiraciones nacionales. Y la derecha se frota las manos porque podr¨¢ avivar la agitaci¨®n social al grito de ¡°corrupci¨®n pol¨ªtica¡± unos cuantos a?os.

As¨ª que S¨¢nchez le plantea a la izquierda la tesis del mal menor ¡ª¡°o la ultraderecha o mis pactos con el independentismo¡±¡ª, pero la realidad es que est¨¢ sitiado por quienes quieren poner el foco solo en la amnist¨ªa, o no solo en la transici¨®n ecol¨®gica y la jornada de 37,5 horas. Por mucho que Sumar o el PSOE creyeran que la citada ley era el pago para centrarse en las pol¨ªticas progresistas, esta legislatura est¨¢ atravesada por su car¨¢cter plurinacional. Si quieren los votos del Frankenstein, no se podr¨¢n quedar en el plano folcl¨®rico de las lenguas cooficiales en el Congreso. Vienen las elecciones vascas y catalanas. El PNV aspira a suculentas cesiones competenciales ¡ªinfraestructuras, Seguridad Social, etc¨¦tera¨C en virtud del Estatuto de Gernika. Bildu sue?a con la construcci¨®n de la ¡°rep¨²blica vasca¡±. ERC fantasea que, tras la salvaci¨®n judicial o la cesi¨®n de Rodalies y la financiaci¨®n, toque el refer¨¦ndum pactado.

Y quiz¨¢s S¨¢nchez juega con la hip¨®tesis de que la amnist¨ªa acabar¨¢ siendo m¨¢s beneficiosa que perjudicial, como los indultos. Causaron un enorme revuelo, pero fue una decisi¨®n en seco, que incluso dej¨® al poco tiempo la estampa de una Catalu?a pacificada. Sin embargo, el calendario ahora no le acompa?a. La amnist¨ªa se aboca a un largo periplo judicial de goteo de casos y recursos en los tribunales. Es m¨¢s, Carles Puigdemont podr¨ªa aterrizar pronto en Espa?a. Previo a ello, lucir¨¢ con grandilocuencia sus mesas de di¨¢logo en el extranjero ¡ªlo ¨²nico que tiene para diferenciarlas de las de Oriol Junqueras¡ª, haciendo las delicias de la derecha.

Los propios altavoces del PP y Vox trabajan incansables. De los creadores del ¡°Gobierno ileg¨ªtimo¡± o de los ¡°socios ileg¨ªtimos¡±, ni el Congreso parece ya leg¨ªtimo para un Santiago Abascal que se march¨® a saludar a los manifestantes en las calles. Ciertas voces de ultraderecha incluso han decidido que el Tribunal Constitucional tampoco es leg¨ªtimo. No esperan al veredicto sobre la amnist¨ªa y ya est¨¢n deslegitimando al presidente del Tribunal Constitucional, C¨¢ndido Conde-Pumpido, para que la ciudadan¨ªa dude hasta de lo que se llegue a decidir.

A S¨¢nchez le perseguir¨¢ la amnist¨ªa, s¨ª, pero no quiere decir que logre derribarle. Todav¨ªa el Frankenstein se sustenta sobre el inter¨¦s mutuo: que no gobiernen el PP y Vox y sacar tajada. Aunque si el 23-J dej¨® una lecci¨®n es que las apariencias enga?an. Por mucho que unos digan que las cesiones competenciales y los indultos o la amnist¨ªa rompen Espa?a, el hecho es que el independentismo catal¨¢n se hundi¨® el 23-J en un clima de frustraci¨®n por el fracaso de 2017. Por m¨¢s agitaci¨®n social o en las calles que haya, debe recordar la derecha que tambi¨¦n cre¨ªan que arrasar¨ªa en los pasados comicios y al final no lo logr¨®.