Nuestro mundo
No me reconozco, se van borrando los ojos, los labios, la nariz, la posibilidad de hablar y de alimentarme. Esto me pasa porque acabo de leer ¡®Un lugar soleado para gente sombr¨ªa¡¯, el magn¨ªfico libro de Mariana Enriquez
Camino de casa, noto que la gente me mira raro. Conocidos y desconocidos, tenderos amigos y comerciantes reci¨¦n llegados, vecinos y alien¨ªgenas me miran raro. La extra?eza ajena es la mejor forma de tomar conciencia de uno mismo. As¨ª que abro la puerta, voy al ba?o y me busco en el espejo. Aunque no he sentido ning¨²n dolor, me sorprendo ante mi rostro. La mitad derecha parece afectada por una par¨¢lisis. El labio se descuelga, la mejilla est¨¢ muy blanda y el p¨¢rpado casi cerrado. Quiero hablar en alto, preguntar qu¨¦ pasa, pero me cuesta trabajo pronunciar las palabras. Fascial, entumecimiento, ...
Camino de casa, noto que la gente me mira raro. Conocidos y desconocidos, tenderos amigos y comerciantes reci¨¦n llegados, vecinos y alien¨ªgenas me miran raro. La extra?eza ajena es la mejor forma de tomar conciencia de uno mismo. As¨ª que abro la puerta, voy al ba?o y me busco en el espejo. Aunque no he sentido ning¨²n dolor, me sorprendo ante mi rostro. La mitad derecha parece afectada por una par¨¢lisis. El labio se descuelga, la mejilla est¨¢ muy blanda y el p¨¢rpado casi cerrado. Quiero hablar en alto, preguntar qu¨¦ pasa, pero me cuesta trabajo pronunciar las palabras. Fascial, entumecimiento, derrame cerebral, pasmo, descomposici¨®n, no s¨¦, me asusto yo tambi¨¦n al verme as¨ª, fantasma extra?o de m¨ª mismo. Quiz¨¢ sea una lepra ins¨®lita, porque la piel se ha llenado de manchas. Las observo y parecen borraduras, vetos, escombros, cad¨¢veres, mendigos dormidos en la calle, una descomposici¨®n corporal. No hay derecho, exclamo, pero la o se ha vuelto una vocal dif¨ªcil y no salen de la boca palabras como derecho, humano, democr¨¢tico. Vaya dificultad, ?democr¨¢tico! No me reconozco, se van borrando los ojos, los labios, la nariz, la posibilidad de hablar y de alimentarme. Esto me pasa ¨Dlo pienso al sentirme cruzado por un ¨²ltimo rayo de lucidez¨D, porque acabo de leer Un lugar soleado para gente sombr¨ªa (Anagrama), el magn¨ªfico libro de Mariana Enriquez.
Ahora me suena el m¨®vil. Veo en la pantalla el nombre de una de mis hijas. Como a¨²n no me han desaparecido los dedos, consigo aceptar la llamada. Antes de que yo pueda hablar y decir lo que me pasa, empieza ella a contarme las cosas de su vida. Poco a poco se me abre un ojo, luego el otro, y veo en el espejo que los labios vuelven a dibujarse y las mejillas se recomponen para sostener el dolor leproso de las borraduras. Mi cara vuelve a ser la m¨ªa. Bueno hija, digo, no te preocupes, ver¨¢s c¨®mo al final lo solucionamos y todo saldr¨¢ bien.