Sunak se empe?a en la crueldad
El l¨ªder brit¨¢nico liga su futuro pol¨ªtico a las deportaciones de inmigrantes a Ruanda pese a su coste e ineficacia
El primer ministro brit¨¢nico, Rishi Sunak, ha logrado finalmente torcer el brazo de la C¨¢mara de los Lores, donde un pu?ado de laboristas e independientes intent¨® hasta el final suavizar la llamada Ley de Seguridad de Ruanda. Despu¨¦s de que el Tribunal Supremo del Reino Unido declarara ilegal el tratado firmado con el pa¨ªs africano para establecer un sistema autom¨¢tico de deportaciones de inmigrantes irregulares desde territorio brit¨¢nico, el Gobierno decidi¨® redoblar la apuesta y sacar adelante una pol¨ªtica migratoria a la que Sunak ha vinculado su futuro como primer ministro. La nueva ley elimina en la pr¨¢ctica cualquier posibilidad de que una persona llegada de modo irregular ¡ªilegales, insiste en llamarles la jerga oficial¡ª a las costas del Reino Unido pudiera solicitar asilo. Pero va m¨¢s all¨¢: declara de un modo voluntarista e interesado a Ruanda un pa¨ªs seguro para los inmigrantes para poder enviarlos all¨ª. De ese modo cierra el paso a cualquier juez o tribunal que pusiera en duda las garant¨ªas jur¨ªdicas de las deportaciones. Finalmente, el texto deja en manos del ministro de turno la prerrogativa de desobedecer cualquier decisi¨®n del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo que pretenda frenar los vuelos con inmigrantes.
Sunak necesitaba una victoria pol¨ªtica tangible antes de las elecciones locales del 2 de mayo. Las encuestas vaticinan un nuevo hundimiento del Partido Conservador, y presentan al actual primer ministro como un pol¨ªtico sin carisma ni apoyo popular. El plan de Ruanda es una se?al de firmeza dirigida a un electorado conservador que ha puesto la cuesti¨®n migratoria en el primer nivel de sus prioridades.
La victoria, en cualquier caso, ser¨¢ p¨ªrrica. Ya hay organizaciones humanitarias y despachos de abogados dispuestos a inundar los tribunales con una avalancha de recursos contra las primeras deportaciones. Sunak ha anunciado que los primeros vuelos saldr¨¢n rumbo a Ruanda en julio. Muchos cr¨ªticos del Gobierno, y la propia oposici¨®n laborista, vaticinan que no despegar¨¢ un solo avi¨®n, y que el primer ministro se limita a impulsar, por puro instinto de supervivencia pol¨ªtica, un plan de dudosa legalidad pero tambi¨¦n de escasa eficacia econ¨®mica. El precio que costar¨¢ enviar a cada inmigrante irregular (dos millones de euros por persona) es notablemente superior al que supondr¨ªa retenerlo en el Reino Unido y tramitar all¨ª su solicitud de asilo. Con los c¨¢lculos m¨¢s optimistas, apenas viajar¨ªan 200 personas al a?o hacia el pa¨ªs africano, mientras que decenas de miles m¨¢s permanecer¨ªan en territorio brit¨¢nico.
Asegura Sunak que el prop¨®sito ¨²ltimo de su plan es lograr un efecto disuasorio que desaliente de lanzarse a la temeridad de cruzar el canal de la Mancha (m¨¢s de 29.000 llegadas en 2023, seg¨²n el Gobierno). Nada parece indicar, por el momento, que ese flujo se haya parado.
A cambio, el Gobierno conservador ha arruinado la imagen internacional del Reino Unido como pa¨ªs de acogida, y no hay se?ales de que la aprobaci¨®n de la ley vaya a apaciguar la guerra interna en la que est¨¢n sumidos los tories. El ala dura de la formaci¨®n considera que la ley es pusil¨¢nime e ineficaz, y que sigue dejando huecos abiertos para que los tribunales frenen las deportaciones, concretamente, la posibilidad de excepci¨®n para quienes sufran un riesgo para su salud f¨ªsica o mental si son enviadas a Ruanda. Ese es el nivel de extremismo contra la inmigraci¨®n al que ha sucumbido gran parte de la formaci¨®n de Sunak. Es una se?al de atenci¨®n al resto de Europa que muestra ad¨®nde puede conducir el debate migratorio cuando se ignoran los datos y los argumentos humanitarios.
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