El aviso de Pedro S¨¢nchez a Puigdemont
El ¡®punto y aparte¡¯ del presidente a?ade un nuevo eje a la campa?a catalana: si el PSC hablaba de dejar atr¨¢s el ¡®proc¨¨s¡¯ para atraer voto de Ciutadans, ahora se suma la defensa de la democracia, como opa a Comuns-Sumar
Pedro S¨¢nchez lanz¨® un sutil aviso a Carles Puigdemont con su per¨ªodo reflexivo: si me harto, aqu¨ª os quedar¨¦is todos y la amnist¨ªa quiz¨¢s acabe cayendo en saco roto. Y muy probablemente, las elecciones catalanas no alterar¨¢n la legislatura tanto como se dice. Espa?a podr¨ªa tener presupuestos, a medio plazo, con el voto favorable de Junts. Y ello no tendr¨¢ tanto que ver con el aviso del presidente, si no con la evoluci¨®n pol¨ªtica de Puigdemont.
Basta ver sus m¨ªtines: el l¨ªder independentista se ha vuelto un gur¨² de la autoayuda. Lejos del tono intimidatorio contra el Estado espa?ol, Puigdemont reviste ahora de aires motivacionales sus discursos. Desde hablar sobre ¡°subir la autoestima¡± del independentismo o de ¡°dejar el lamento¡±, el pol¨ªtico catal¨¢n se presenta ya como una especie de coach, un l¨ªder espiritual para los suyos. Y es que estas elecciones van de la p¨¦sima gesti¨®n durante los a?os del proc¨¨s, pero tambi¨¦n, de avivar la esperanza entre el independentismo de creer que nada est¨¢ perdido, en medio de la frustraci¨®n a¨²n latente por el 1 de octubre. Que Puigdemont hable de no caer en el derrotismo es el mayor s¨ªntoma de esa derrota. Y ello obliga a reformular la estrategia hacia el pragmatismo, a medida que el sue?o de Estado propio se diluye en el horizonte, a diferencia de los ¨¢nimos en 2017.
As¨ª que resulta poco probable creer que Junts vaya a apostar por convertirse en un partido residual en el Congreso ¡ªes decir, bloqueando cualquier acuerdo con S¨¢nchez¡ª si encima no lograra gobernar la Generalitat tras el 12 de mayo. El contexto ha cambiado en Catalu?a. Lo que el Junts del post-proc¨¨s necesita es desarrollar un programa s¨®lido, una pol¨ªtica que no solo pivote sobre el golpe de efecto del ¨²ltimo minuto para consolidarse en los a?os que vienen. Su mayor urgencia es volverse un partido ¨²til, algo que tambi¨¦n pasa por lo que puedan obtener del Gobierno v¨ªa presupuestos o dem¨¢s pactos.
Primero, porque Puigdemont ya ha metabolizado los costes de volver a la gobernabilidad y echarse para atr¨¢s ser¨ªa ahora lo m¨¢s dif¨ªcil. La estrategia de llevar al PSOE al l¨ªmite en cada votaci¨®n parlamentaria s¨®lo ha servido al prop¨®sito de presentarse como el ¡°verdadero independentismo¡± frente a ERC, pese a haber hecho ambos lo mismo: meter el refer¨¦ndum en una mesa de di¨¢logo, que les estorbaba para obtener la salvaci¨®n judicial v¨ªa amnist¨ªa. Y no parece que le est¨¦ saliendo mal la jugada: la mayor¨ªa de las encuestas sit¨²an a Junts por encima de los republicanos.
Segundo, el exl¨ªder de Waterloo ha empezado a definirse ideol¨®gicamente, algo clave para dejar de ser un movimiento personalista y et¨¦reo. En su programa lleva bajadas de impuestos, y en sus m¨ªtines, Puigdemont habla de conceptos nada arbitrarios como la ¡°cultura del esfuerzo¡± o el ¡°m¨¦rito¡±. Tampoco es casual el fichaje de la ejecutiva empresarial, Anna Navarro, para apuntalar ese giro business friendly o aspiracional de la Catalu?a del futuro. Sin embargo, Navarro le est¨¢ saliendo un poco rana: sus escenas m¨¢s sonadas van desde un v¨ªdeo donde la asistenta que trabaja en su casa le trae el desayuno, hasta otro diciendo que muchos directivos amigos suyos se compran pisos en Barcelona porque es un lugar fant¨¢stico para vivir o para jubilarse. Pese a su brillante curr¨ªculum, ciertos sectores del independentismo la acusan de alejamiento de los problemas del d¨ªa a d¨ªa.
As¨ª que el elemento disruptivo es de qu¨¦ modo influir¨¢ el ¡°punto y aparte¡± de S¨¢nchez en las elecciones catalanas. No ser¨ªa descabellado pensar que se repita cierto efecto parecido al del 23 de julio de 2023, cuando algunos independentistas pragm¨¢ticos se movilizaron entonces en favor del PSC, ante el miedo a que gobernara la ultraderecha e incendiara Catalu?a. El vaiv¨¦n del presidente podr¨ªa potenciar ahora el auge de Salvador Illa, dando un nuevo giro a la campa?a. Si el primer eje de los socialistas pivotaba sobre la idea de ¡°dejar atr¨¢s el proc¨¨s¡± ¡ªpara atraer voto de Ciutadans¡ª, ahora se le suma el relato de ¡°defender la democracia¡± frente a la ultraderecha o los bulos ¡ªuna opa al votante de los Comunes-Sumar.
Aunque Puigdemont no tiene prisa. Estar¨¢ atado al Gobierno hasta que la amnist¨ªa se apruebe en las Cortes y se aplique en los tribunales, por mucho que quiera desmarcarse del ¡°entreguismo¡± de ERC. Es m¨¢s, para la estrategia a largo plazo de Junts es prioritario derrotar a Pere Aragon¨¨s, antes que gobernar y quemarse a cuatro a?os vista, sin nada que ofrecer a sus bases relativo a la independencia. Un tripartit 2.0 le vendr¨ªa de perlas.
En consecuencia, el aviso de S¨¢nchez no es tanto sobre la gobernabilidad, asumido que Junts ha ido dejando miguitas sobre la importancia que para ellos tiene la financiaci¨®n o las inversiones en Catalu?a ¨Cpartidas que podr¨ªan negociarse con el PSOE en unos presupuestos. El aviso responde a algo m¨¢s simb¨®lico: no es el l¨ªder independentista el ¨²nico que capaz de convertir estas elecciones en un plebiscito sobre su persona. De amenazar con marcharse, para acabar generando mayor adhesi¨®n a su causa, saben tanto Puigdemont como S¨¢nchez. Los dejes mesi¨¢nicos no entienden de ideolog¨ªas.
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