La Desuni¨®n

Nada como viajar por Asia o por Am¨¦rica para pensar en Europa. La ingenuidad suele identificarse con el optimismo. Resulta arriesgado pensar la realidad con los ojos de las ilusiones bondadosas. Pero el siglo XXI ha tardado poco en demostrarnos que los c¨¢lculos del pesimismo pueden tambi¨¦n ser ingenuos. La realidad mundial de hoy hubiera parecido una exageraci¨®n de miserias improbables en 1986, cuando Espa?a entr¨® en la Uni¨®n Europea. La idea de que progreso y democracia caminan por la historia de la mano ya es un argumento poco sostenible, porque una parte muy significativa de la econom¨ªa internacional depende de din¨¢micas autoritarias y fundamentalismos religiosos.

Por otra parte, sufrimos la deriva del neoliberalismo hacia la extrema derecha. La negaci¨®n del Estado puede darse tanto por las proclamas autoritarias del neofascismo como por las especulaciones sin control del libre mercado. Dos formas de pensamiento social que conducen a la ley del m¨¢s fuerte, dejando sin contenido las relaciones ilustradas entre libertad, igualdad y fraternidad. Europa es en este panorama una discusi¨®n pol¨ªtica necesaria. O se consolida a s¨ª misma como referente democr¨¢tico, o se disuelve en el oleaje de ambiciones, circos y furias que hoy invade las orillas de la convivencia. Hay dos preguntas necesarias: ?puede Europa sostener un discurso propio, independiz¨¢ndose de las tensiones cada vez m¨¢s oscuras entre China y Estados Unidos? ?Pueden sostenerse los valores de la convivencia democr¨¢tica y social?

La crispaci¨®n pol¨ªtica y las campa?as electorales sometidas a las furias internas casi imponen otra pregunta m¨¢s rotunda: ?ser¨¢ posible mantener la Uni¨®n Europea? Despu¨¦s de la experiencia del Brexit, los pactos de la derecha con la extrema derecha ponen sobre la mesa el poder interno de los nacionalismos antieuropeos. La Desuni¨®n Europea est¨¢ de moda. Los partidarios de Europa deber¨ªan no olvidarlo.