El macronismo, atrapado en su propia trampa

¡°Por un lado, el Reagrupamiento Nacional (RN) y el caos econ¨®mico. Y, por otro, el desorden permanente, en nuestras calles y en la Asamblea, con la izquierda. Quiero que salgamos de esto. Quiero actuar por el pueblo de Francia¡±, tuite¨® este martes Gabriel Attal, el primer ministro franc¨¦s m¨¢s ef¨ªmero de la Quinta Rep¨²blica. Al d¨ªa siguiente, el presidente, Emmanuel Macron, usaba la misma ret¨®rica ante la prensa para criticar tanto el acuerdo pasado entre el ala dura de Los Republicanos (LR), encarnada por ?ric Ciotti, con la extrema derecha, como el que preacuerdo firmado esta semana por La Francia Insumisa de M¨¦lenchon (LFI), que califica de antisemita, con el resto de formaciones de izquierda. Es decir, o yo, o el caos. Sin embargo, de caos precisamente algo sabe el que muchos analistas de la vida pol¨ªtica francesa ya no dudan en tildar en X de ¡°aprendiz de brujo¡± o de ¡°kamikaze¡±. Francia nunca fue un pa¨ªs apacible, pero la repolarizaci¨®n actual en torno a los extremos, a expensas de un colapso del centro, es in¨¦dita. Y peligrosa cuando se tiene a un presidente tentado de confundir la extrema izquierda con un partido fundado por excolaboracionistas y antiguos miembros de las Waffen-SS. ?Qu¨¦ consigna dar¨¢ Macron a sus votantes en las segundas vueltas que opongan a un candidato ultra a uno de la lista de izquierda (Frente Popular)? ?Seguir¨¢ diciendo que son lo mismo?

El actual escenario, que puede desembocar en una cohabitaci¨®n y la llegada de Jordan Bardella, el delf¨ªn de Marine Le Pen, a Matignon, no lo hab¨ªamos imaginado los franceses profundamente republicanos ni siquiera en nuestras peores pesadillas. A menos de 20 d¨ªas de las legislativas, cabe preguntarse si la estrategia puesta en marcha por Macron de aniquilaci¨®n de los partidos tradicionales, de difuminaci¨®n de las fronteras partidistas con el famoso ¡°en m¨ºme temps¡± (al mismo tiempo), realmente ha regenerado el sistema pol¨ªtico franc¨¦s, como abogaba entonces, o si al contrario lo ha llevado al l¨ªmite ofreciendo al RN una autopista hacia el poder. El p¨¦simo resultado cosechado por la lista Renacimiento en las europeas del pasado domingo ¨Dcon la mitad de apoyos que el RN, que obtuvo 31,4%¨D parece evidenciar que, a largo plazo, el ¡°divide y vencer¨¢s¡± por el que opt¨® Macron hace siete a?os no se sostiene sin una ideolog¨ªa clara, una aspiraci¨®n m¨¢s all¨¢ de unos discursos siempre et¨¦reos, algo en lo que creer.

La estrategia que eligi¨® el Ejecutivo para combatir a una extrema derecha en constante proceso de desdiabolizaci¨®n siempre fue confusa y contraproducente. ?Qu¨¦ sentido tiene denunciar el peligro que representa el RN y sus ideas, y establecer una especie de duelo a muerte entre macronismo y lepenismo, excluyendo a todas las dem¨¢s formaciones del arco republicano, cuando, al mismo tiempo, se promueven y se legitiman de facto en el debate p¨²blico los temas predilectos del RN como la inmigraci¨®n, la autoridad, o la identidad francesa? Pero hay algo m¨¢s, y es la incapacidad de J¨²piter de generar, aunque sea m¨ªnimamente, la identificaci¨®n de los votantes con su figura, altiva e impregnada de desprecio social, en un pa¨ªs atravesado por una fractura territorial y un sentimiento de abandono de las clases populares ante una serie de pol¨ªticas que han atacado a los derechos sociales. Como recalcaba el periodista del diario Lib¨¦ration Jonathan Bouchet-Petersen, ¡°si los servicios p¨²blicos estuvieran a¨²n presentes en todo el territorio, si todos los ciudadanos sintieran que pueden encontrar un lugar en la sociedad y en el mercado laboral, el RN no conseguir¨ªa imponer la falsa idea de que el Estado no tiene el dinero suficiente para asumir el coste social de la inmigraci¨®n¡±.

Con todo, hay un factor m¨¢s a tener en cuenta en el ¨¦xito electoral de la extrema derecha y que Macron no deber¨ªa obviar a la hora de disolver un parlamento: el surgimiento en los ¨²ltimos diez a?os de una generaci¨®n de j¨®venes treinta?eros identitarios provenientes de RN, Reconquista, y del ala dura de LR, que asume totalmente su visi¨®n etnicista de la naci¨®n y que en un futuro ambiciona conquistar el poder. Como explican los periodistas Marylou Magal y Nicolas Massol Deno?l en La extrema derecha, nueva generaci¨®n. Una investigaci¨®n en el coraz¨®n de la juventud identitaria, estos se apoyan en un ecosistema medi¨¢tico e institucional ¨Del canal de televisi¨®n CNews, las revistas Valeurs Actuelles o Marianne, el diario Le Journal du dimanche, Le Figaro Vox etc.,¨D desde el que imponen sigilosamente sus ideas en el debate p¨²blico y esperan, alg¨²n d¨ªa, lograr la gran uni¨®n de las derechas. Se llaman Jordan Bardella, Sara Knafo ¨Desposa de ?ric Zemmour, aunque por edad podr¨ªa ser su hija¨D, Marion Mar¨¦chal Le Pen, Guilhem Carayon, Geoffroy Lejeune, entre otros ¨Dson muchos desgraciadamente¨D, y son muy activos en redes. Algunos son pol¨ªticos, otros editorialistas en la prensa, y llevan d¨¦cadas desarrollando s¨®lidas amistades, aunque de cara al p¨²blico mantienen las distancias. Frecuentan los mismos bares del VI distrito de Par¨ªs ¨DLa Cave Saint Germain¨D, van a las mismas fiestas. Esta nueva generaci¨®n, obsesionada por la teor¨ªa del gran reemplazo, es fruto de los nauseabundos discursos destilados durante a?os, semana tras semana, por Zemmour en nada menos que la televisi¨®n p¨²blica, en el talk show de m¨¢xima audiencia On n¡¯est pas couch¨¦s. Jam¨¢s se podr¨ªan haber imaginado que, gracias al aprendiz de brujo del El¨ªseo, habr¨ªan conseguido tan pronto su ocasi¨®n para conquistar el poder.