Evitar una segunda Gaza
A falta de su victoria total, Netanyahu tiene ante s¨ª la tentaci¨®n de buscar en L¨ªbano lo que la Franja le niega
La guerra nunca para. Ni siquiera cuando nada se mueve. Su naturaleza es din¨¢mica. Una escalera sin rellanos, que no permite el reposo. O se sube o se baja. Si declina en Gaza, en direcci¨®n a la guerra de desgaste, asciende en la frontera con L¨ªbano. Ni a Ham¨¢s ni a Netanyahu les conviene un alto el fuego. La destrucci¨®n y la matanza seguir¨¢n, pero menos visibles y m¨¢s lentas. ...
La guerra nunca para. Ni siquiera cuando nada se mueve. Su naturaleza es din¨¢mica. Una escalera sin rellanos, que no permite el reposo. O se sube o se baja. Si declina en Gaza, en direcci¨®n a la guerra de desgaste, asciende en la frontera con L¨ªbano. Ni a Ham¨¢s ni a Netanyahu les conviene un alto el fuego. La destrucci¨®n y la matanza seguir¨¢n, pero menos visibles y m¨¢s lentas. Ahora el esfuerzo b¨¦lico de Israel se dirige hacia Hezbol¨¢.
Los resultados obtenidos por Netanyahu son verdaderamente magros. Solo ha liberado a siete rehenes vivos. Han ca¨ªdo sobre la Franja 70.000 toneladas de bombas. Han fallecido m¨¢s de 37.000 gazat¨ªes, unos 80.000 han quedado heridos o amputados, el 80% de la poblaci¨®n ha sido desalojada de sus viviendas, asediada por la hambruna y las enfermedades. Es el ¨¦xito de la brutalidad cuantitativa. Pol¨ªticamente, en cambio, ha sobrevivido. Esta es su victoria. Para mantenerla, tiene que seguir.
Robert A. Pape, profesor de Relaciones Internacionales en Chicago, ha explicado por qu¨¦ Ham¨¢s est¨¢ venciendo, como el Vietcong frente a Estados Unidos en Vietnam, a pesar del alt¨ªsimo precio en vidas de sus combatientes y de la poblaci¨®n (Hamas Is Winning, Foreign Affairs, 21 de junio). Operativamente, no podr¨ªa repetir un ataque como el del 7 de octubre, pero alardea de dos victorias pol¨ªticas sobre la monta?a de muerte y destrucci¨®n en la que est¨¢ enterrando a los suyos: adem¨¢s de reavivar la causa palestina, ha aislado internacionalmente a Netanyahu.
A falta de su victoria total, sea la liberaci¨®n de los rehenes, sea la liquidaci¨®n de Yahya Sinwar, el legendario jefe de Ham¨¢s, Netanyahu tiene ante s¨ª la tentaci¨®n de buscar en L¨ªbano lo que Gaza le niega. Ser¨ªa una m¨ªnima victoria que los israel¨ªes evacuados del norte del pa¨ªs pudieran regresar a sus hogares. Les sabr¨ªa a poco a los socios extremistas de Netanyahu, que sue?an en extender la colonizaci¨®n al sur del L¨ªbano, ya que no pueden hacerlo en Gaza. Otros no se cortan y piden la cabeza de Has¨¢n Nasral¨¢, el l¨ªder de Hezbol¨¢, sin atender a las demandas desesperadas de prudencia que llegan de Washington.
Ant¨®nio Guterres, el secretario general de Naciones Unidas, ha advertido del peligro. No hay que convertir L¨ªbano en una segunda Gaza. El pasado abril se evit¨® la guerra abierta con Ir¨¢n, la potencia tutelar de Hezbol¨¢, gracias a los aliados de Israel ¡ªEstados Unidos, Reino Unido y varios pa¨ªses ¨¢rabes¡ª que interceptaron la lluvia de misiles iran¨ªes en respuesta al asesinato selectivo de la c¨²pula militar de la Guardia Revolucionaria. La guerra es una escalera de caracol en la que subiendo o bajando se repiten las viejas atrocidades siempre con mayor intensidad y dolor. Una y otra vez, provocaci¨®n y represalia, invadir y escalar, victorias que son derrotas y derrotas que son victorias. Todas p¨ªrricas, regadas por r¨ªos de sangre.