El bloqueo, el acuerdo y la reforma del CGPJ
El pacto entre PSOE y PP no garantiza un cambio que haga al ¨®rgano de gobierno de los jueces menos dependiente del poder pol¨ªtico
Despu¨¦s de m¨¢s de cinco a?os de bloqueo, el PP y el PSOE han alcanzado un acuerdo para la renovaci¨®n del CGPJ. Ha sido un pacto entre los partidos, supervisado por la Comisi¨®n Europea como en una pelea en un patio de colegio. Los presidentes de las C¨¢maras cumplir¨¢n la ley tras a?os de bochornoso remoloneo (la responsabilidad de poner en marcha el proceso es suya y no de los partidos). Se renueva conforme a la norma vigente. Es una buena noticia.
Era una obligaci¨®n constitucional. Adem¨¢s de la cuesti¨®n normativa, que deber¨ªa bastar, la acusaci¨®n fundada de obstruccionismo al PP debilitaba su posici¨®n estrat¨¦gica. La limitaci¨®n de competencias del Consejo en funciones, impulsada por el Gobierno, era un chantaje que hab¨ªa servido para empeorar las cosas.
Una lectura partidista busca establecer qui¨¦n ha cedido m¨¢s o menos y por qu¨¦: la presi¨®n de Europa y los nuevos equilibrios en la Uni¨®n, la amenaza de veto en instituciones como el Banco de Espa?a. Una variante critica que se pacte con un adversario que no es de fiar (ultraderechista, aut¨®crata) y en circunstancias dif¨ªciles (con el Tribunal Constitucional haciendo de ¨®rgano de casaci¨®n en el caso de los ERE). Los extremos ven en el pacto de los partidos centrales una traici¨®n. Otros, aunque celebran el acuerdo, sospechan alg¨²n enga?o o deslealtad.
Hay elementos negativos: no ha habido un debate en sede parlamentaria (a veces el Congreso es lo m¨¢s importante y a veces no cuenta para nada), ni se renuncian a las cuotas partidistas (Rafael Jim¨¦nez Asensio recordaba el ¡°deber de ingratitud¡± que seg¨²n Pierre Rosanvallon deben mostrar hacia quien los ha nombrado: no es imposible, pero suena voluntarista). Es positivo que se refuerce el r¨¦gimen de incompatibilidades. Tambi¨¦n que se hayan evitado posibilidades peores: por ejemplo, la reducci¨®n de las mayor¨ªas que se usaba como amenaza.
Los dos partidos principales, que representan dos tercios del voto, han acordado reformar el sistema, pero las garant¨ªas de que eso suceda son limitadas. El procedimiento elegido (proposici¨®n de ley urgente) y el vocabulario no invitan al optimismo. Esta crisis que lanz¨® mil columnas, editoriales y tertulias gener¨® muchos reproches y varias propuestas: algunos ped¨ªan imaginativamente que se cumplieran las normas establecidas, otros ¡ªentre los que destaca Vicente Guilarte, presidente del CGPJ¡ª han ideado f¨®rmulas para hacer la instituci¨®n menos dependiente del poder pol¨ªtico. Esperemos que esas propuestas no sean ignoradas ni se repita el bloqueo, y que esta vez no se cumpla el pron¨®stico de que el destino del regeneracionismo es la melancol¨ªa.
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