Ciegos ante el racismo
Las redes sociales son la prueba de un odio rampante, gestado a plena luz del d¨ªa, tan descarado que no se sabe ver
Si por casualidad se pasa la noche del s¨¢bado en Francia, antes de sus elecciones legislativas, se comprueba con facilidad la preocupaci¨®n que vive el pa¨ªs ante el probable triunfo de la extrema derecha del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen. Si se trata de un cumplea?os en el que se sientan a la mesa profesoras de sociolog¨ªa, matem¨¢ticas, activistas, exconcejales, exdiputados, exsindicalistas¡ todos dentro, m¨¢s o menos, de esa gran familia mal avenida que es la izquierda, es posible que la pol¨ªtica, con cierto aire de derrota, vertebre la vigilia.
¡°?C¨®mo se ve desde Espa?a?¡±, preguntan, sobre la situaci¨®n de un pa¨ªs en el que su presidente, Emmanuel Macron, puede desaparecer de la noche a la ma?ana del panorama pol¨ªtico. Al menos en una ocasi¨®n, se habla de ¡°guerra civil¡± entre dos bloques que parecen no tocarse y que no toleran ni siquiera mirarse de frente. ¡°Twitter [ahora X] no es la realidad¡±, rebaten, rest¨¢ndole importancia, quienes opinan que las redes sociales ofrecen una realidad hipertrofiada y unos debates enconados, de los que la mayor¨ªa social vive ajena.
Pero es cierto que la extrema derecha ha encontrado en internet el lugar donde medrar c¨®modamente con un discurso abiertamente racista. En X sigue colgado el tuit de ?ric Zemmour, el candidato a la derecha de Le Pen, del pasado 25 de junio, en el que se le ve bailando al ritmo de Je partira pas, una canci¨®n que se burla de un error gramatical atribuido a los inmigrantes ¡ªNo me ir¨¢¡ª, y anima a la deportaci¨®n masiva. El tuit ha tenido 4,9 millones de visualizaciones. La canci¨®n se ha hecho viral en TikTok.
Por debajo de los Pirineos, un ejemplo del uso de las redes para crecer pol¨ªticamente es el de S¨ªlvia Orriols, la l¨ªder del partido xen¨®fobo Alian?a Catalana, que ha logrado dos diputados en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas. Orriols escribe o retuitea de media una decena de posts diarios, con momentos ¨¢lgidos, como su estreno el pasado mi¨¦rcoles en el Parlament. Un breve discurso, de dos minutos, en el que habla de la ¡°tercermundializaci¨®n¡± de Catalu?a, el fin de la ¡°correcci¨®n pol¨ªtica¡±, y de supuestas pol¨ªticas proinmigraci¨®n destinadas a quienes han venido a ¡°cuestionar¡± valores occidentales y a ¡°disputar el dominio cultural, demogr¨¢fico y pol¨ªtico¡± de Catalu?a. Y a delinquir, por supuesto. En total, 142.000 visualizaciones.
Un discurso que encuentra otros aliados en la red social, y tambi¨¦n en los medios de comunicaci¨®n. ¡°?En qu¨¦ momento Iker Jim¨¦nez se ha convertido en la peor gentuza?¡±, se pregunta el periodista Alfredo Pascual, que cuelga un fotograma del programa Horizonte del popular presentador de Mediaset. En un lado se le ve a ¨¦l, y en otro hay un grafismo, en que se puede leer: ¡°?C¨®mo se cubri¨® la noticia las primeras 48 horas?¡±. Se refiere a un homicidio en la localidad alicantina de Gata de Gorgos. Y debajo, hace un listado de medios, divididos entre quienes ¡°s¨ª dicen que eran marroqu¨ªs¡± los presuntos autores, ¡°no dicen que eran marroqu¨ªs¡±, ¡°no hablan de la noticia¡±.
Estos d¨ªas se ha estrenado en Disney+ la serie Lucrecia: un crimen de odio, que explica el primer asesinato racista cometido en Espa?a, en 1992. El documental habla del homicidio de Lucrecia P¨¦rez, una mujer llegada de Rep¨²blica Dominicana, de 32 a?os, que dej¨® una hija y un marido en su pa¨ªs para salir adelante en Espa?a. Pero tambi¨¦n de una sociedad, que ya entones clamaba ¡°los espa?oles primero¡±, y de un caldo de cultivo que creo el clima propicio para su asesinato.
Pas¨® hace 32 a?os, en una discoteca abandonada de Madrid, pero no sorprender¨ªa si ocurriese hoy. Y si 30 a?os m¨¢s tarde alguien realizase un documental, las redes sociales ser¨ªan la prueba del racismo rampante, gestado a plena luz del d¨ªa, tan descarado que no se supo ver.