El pasado y el futuro de Alian?a Catalana
El partido xen¨®fobo bebe tanto de las tradiciones m¨¢s esencialistas del nacionalismo conservador como del desarrollo del ¡®proc¨¦s¡¯ y de la agenda ultraderechista global
A pesar de que durante mucho tiempo hubo toda una serie de opinadores cercanos a las tesis independentistas que sosten¨ªan que era imposible que brotase una fuerza de extrema derecha del fracaso de la llamada revolta dels somriures ¡ªla ¡°revuelta de las sonrisas¡±, como se llam¨® a la movilizaci¨®n independentista que culmin¨® en 2017 y que, supuestamente, ten¨ªa que mover el conjunto del cuadro pol¨ªtico catal¨¢n hacia la izquierda¡ª, finalmente acaeci¨®.
Los resultados obtenidos por Alian?a Catalana en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas son solo aparentemente modestos: con el 3,78% de los votos, ha conquistado dos diputados, uno por la circunscripci¨®n de Girona (donde se presentaba su l¨ªder y alcaldesa de Ripoll, S¨ªlvia Orriols, que obtuvo el 9% de los votos) y otro por la de Lleida (donde cosech¨® el 7,7%). En la circunscripci¨®n de Barcelona consigui¨® menos del 2,9% y en Tarragona un 3,5%, aunque en el caso de la capital se qued¨® a muy poco de lograr representaci¨®n. Un estreno con fuerza, sobre todo a la luz de dos elementos. El primero: las fuerzas que abogan por la independencia suman el 43% de los votos, y el voto a la ultraderecha de Alian?a Catalana representa un 8,8% de ese total. El segundo: donde el voto nacionalista catal¨¢n e independentista ha sido hist¨®ricamente m¨¢s fuerte, los registros de los de Orriols son absolutamente espectaculares, empezando por Ripoll, donde suma el 33% de los sufragios (y el 25% en el conjunto de la comarca). Pero en todas las comarcas de alta concentraci¨®n independentista, Alian?a Catalana obtiene resultados muy consistentes: por encima del 8% en la Garrotxa, Alt Empord¨¤, Pla d¡¯Estany, Osona, Bages, Bergued¨¤, Llu?an¨¦s, Cerdanya, Solson¨¦s, Noguera, Pla d¡¯Urgell y Urgell.
Ambas cosas hacen pensar en un cierto giro a la derecha del electorado independentista como colof¨®n de la agitada d¨¦cada secesionista. Esto tiene que ver con din¨¢micas locales (el descontento por la acci¨®n de los principales partidos del proc¨¦s, en todas sus versiones: los flujos de votos indican que Alian?a Catalana pesca de todas las formaciones independentistas sin excepci¨®n), pero tambi¨¦n con din¨¢micas de un alcance m¨¢s amplio. En este sentido, el partido de S¨ªlvia Orriols no deja de ser el resultado de la f¨®rmula que, en muy diferentes partes del mundo, conjuga elementos de la cultura pol¨ªtica local con una agenda de car¨¢cter global.
Alian?a Catalana bebe de las tradiciones m¨¢s esencialistas, que tambi¨¦n existieron dentro del magma del nacionalismo conservador catal¨¢n hegem¨®nico durante los a?os del pujolismo. Y no solo porque algunos de sus dirigentes importantes ¡ªcomo Jordi Aragon¨¦s, que iba de segundo por Barcelona y se qued¨® fuera del hemiciclo¡ª han reivindicado expl¨ªcitamente la figura del antiguo presidente de la Generalitat o porque comenzasen su militancia en la Uni¨® Democr¨¢tica del alcalde de Vic Josep Maria Vila d¡¯Abadal, quien ya por 2010 negaba el empadronamiento a personas migradas sin papeles. En sus mensajes tambi¨¦n se pueden encontrar algunos leitmotivs de esa cosmovisi¨®n: la conceptualizaci¨®n de Catalu?a como naci¨®n milenaria, la desconfianza hacia el fen¨®meno metropolitano, las posiciones liberales en t¨¦rminos de fiscalidad o la defensa del ¡°derecho de los padres¡± a elegir la ense?anza de sus hijos, que no deja de ser la base ideol¨®gica del modelo de educaci¨®n concertada construido en la ¨¦poca pujolista (y nunca revertido por gobiernos de otros colores).
Por otra parte, hay distintos elementos que conectan claramente con la agenda pol¨ªtica de la extrema derecha global. La negaci¨®n de la importancia de la emergencia clim¨¢tica, la adopci¨®n de la teor¨ªa conspiratoria del gran reemplazo, la animadversi¨®n hacia las personas migrantes, y m¨¢s espec¨ªficamente, la islamofobia ¡ªque es el car¨¢cter realmente distintivo de esa propuesta pol¨ªtica¡ª son buena prueba de ello.
Sin embargo, como ha se?alado con acierto Steven Forti en su ensayo Extrema derecha 2.0 (Siglo XXI), y aunque compartan agenda com¨²n, todos estos partidos ultras presentan diferencias entre ellos que responden al contexto en que se desarrollan y a la capacidad de conectar con narrativas compartidas por sectores amplios de la poblaci¨®n. En este sentido, Alian?a Catalana, en el contexto de una sociedad altamente secularizada y liberal en lo que se refiere a los derechos civiles, se aproxima m¨¢s a los moldes de la nueva extrema derecha de tipo franc¨¦s. As¨ª se tiene que leer, por ejemplo, la apuesta por una actitud formalmente respetuosa con los derechos de las mujeres o de las familias LGTBI, que acaba siendo, como en el caso del partido de Marine Le Pen, la palanca a trav¨¦s de la cual, una vez m¨¢s, se ataca a las personas migrantes y, concretamente a aquellas de religi¨®n musulmana, presentadas como una amenaza contra estos derechos.
La andadura de Alian?a Catalana en el Parlament acaba de empezar y es pronto para saber si es un fen¨®meno llamado a crecer o no. Habr¨¢ que prestar atenci¨®n a su capacidad de ampliar su estructura ¡ªahora que cuenta con recursos y visibilidad para hacerlo¡ª y, sobre todo, a su capacidad de condicionar la agenda de la derecha ¡°convencional¡±. En el conjunto de Espa?a, la aparici¨®n de Vox ha ido condicionando sobremanera las posiciones y los mensajes del PP. Ahora veremos si sucede lo mismo ¡ªy en qu¨¦ medida¡ª con Alian?a Catalana y Junts.
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