En defensa propia
He llegado al mar cargando con la suciedad que he acumulado en la mente a lo largo del a?o

Est¨¢ el cipr¨¦s, est¨¢n las palmeras, est¨¢n las adelfas, la mesa de ping-pong, la hamaca bajo el algarrobo, la sombra de la parra, el olor a hierba segada, la buganvilla, el olivo, el limonero, los cuatro naranjos del huerto de atr¨¢s y el horizonte del mar que se ve desde los sillones blancos de la terraza. Esta es la barricada que he levantado en defensa propia este verano. En este momento sale por la bocana del puerto el barco que va a Formentera. Todo parece natural, sencillo, alegre y austero. La lagartija asoma la cabeza por una grieta, pasa un bando de torcaces, se oye la llamada insistente de la t¨®rtola, las salamandras cazan mosquitos en la pared con una t¨¢ctica que para s¨ª hubiera querido el famoso estratega chino Sun Tzu. Parece que a mi alrededor las cosas son como deben ser, como eran antes; est¨¢n donde siempre deben estar, como estaban antes, solo que ah¨ª fuera parece que ahora el mundo se est¨¢ rompiendo en pedazos y hay que defenderse. He llegado al mar cargando con la suciedad que he acumulado en la mente a lo largo del a?o. He tra¨ªdo en el equipaje con toda su miseria la guerra de Ucrania, el genocidio de Gaza, el aire envenenado de la pol¨ªtica que amenaza con descalabrar las instituciones del Estado. M¨¢s all¨¢ de las palmeras est¨¢ el decr¨¦pito emperador Joe Biden que da la mano a sus fantasmas cerebrales frente a un b¨²falo desmesurado de color calabaza, Donald Trump, el nuevo Heliog¨¢balo que amenaza con derribar todas las empalizadas de Occidente; est¨¢ la extrema derecha a punto de convertir sus ladridos en decretos; est¨¢n las mujeres asesinadas por ser libres, los n¨¢ufragos que se cobra el mediterr¨¢neo cuyo horizonte lleno de veleros contemplo sentado en la terraza con los pies en la barandilla. En propia defensa usar¨¦ este verano la sombra de la parra, el olivo, el limonero, el croar de unas ranas de noche en una charca cercana y los ojos de inmensa bondad con que me miraba la perra mientras deshac¨ªa la maleta.
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