Una falacia infecta Europa
El racismo sirve de argamasa para el resto de locuras ultranacionalistas. El gesto de Starmer de archivar el plan brit¨¢nico de deportaciones vale una legislatura
Una falacia infecta a Europa: el odio a los inmigrantes, la xenofobia, el racismo. Sirve de argamasa a las dem¨¢s locuras ultraderechistas: el hiperproteccionismo, el identitarismo nacionalista, el secesionismo, la subversi¨®n antiinstitucional.
El primer gesto de Keir Starmer en Downing Street vale ya una legislatura: archiva el plan de deportaci¨®n obligada y masiva de inmigrantes a Ruanda. Es la gran aportaci¨®n europea del instante en que avanzaba el antieurope¨ªsmo. Procede, paradoja, del ¨²nico pa¨ªs que abandon¨® la UE. Precisamente contra una presunta invasi¨®n migratoria: de fontaneros polacos.
Por eso Francia deber¨¢ estar a la altura de su gran vecino occidental y, con una f¨®rmula u otra, remar en igual direcci¨®n. Por eso la Italia de la posfascista Giorgia Meloni se ha quedado hu¨¦rfana. Pretend¨ªa copiar las deportaciones de Rishi Sunak, salvajes, iliberales, atentatorias contra los derechos humanos.
Expulsar a los reci¨¦n llegados a una Albania-prisi¨®n provisional y redireccionar all¨ª los controles migratorios como sala de espera concentracionaria es ultra. Degrada el Estado democr¨¢tico europeo. Deslocaliza sus funciones de orden p¨²blico. Arriesga los derechos de las personas. Reedita el viejo colonialismo en versi¨®n 2.0. Y se?aliza a la inmigraci¨®n no como ¡°soluci¨®n¡± al envejecimiento y la falta de mano de obra en la UE, sino como conversi¨®n de un mero asunto en ¡°problema¡± (inexistente): la acogida es asunto que exige pol¨ªticas, vivienda, escuela, ambulatorios; id¨¦nticas a las que plantear¨ªa un aumento vegetativo de la poblaci¨®n aut¨®ctona. Jam¨¢s un problema.
La excusa de que Albania es un ¡°pa¨ªs seguro¡± en t¨¦rminos democr¨¢ticos, homologable a la UE, es del todo c¨ªnica: si lo fuera, ya estar¨ªa dentro de la Uni¨®n. Y la condescendencia de Ursula von der Leyen a este dislate debe revertirse, o encontrar castigo en Estrasburgo: la no ratificaci¨®n parlamentaria de su nombramiento al frente de la Comisi¨®n.
Igual repugnancia causa el atrabiliario ataque racista de Alberto N¨²?ez Feij¨®o a los menores extranjeros no acompa?ados como supuestos objetos inanimados creadores de des¨®rdenes. O su partido apoya en Espa?a el reparto interterritorial solidario de las cargas de la acogida, como hizo con el pacto migratorio europeo. O Feij¨®o dejar¨¢ de ser conservador para convertirse en mayordomo de Le Pen, Abascal, Farage.
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