347 menores
No parece cre¨ªble que un gobierno regional carezca de posibilidades para acoger, tutelar y formar a una treintena de chicos
La semana pasada se muri¨® la actriz Shelley Duvall, que ten¨ªa esa magn¨ªfica cualidad para encarnar el desvalimiento y la inocencia. Obviamente no son caracter¨ªsticas humanas cuya representaci¨®n te conduzcan al estrellato, el p¨²blico quiere heroicidad y belleza. Su mejor papel en el cine se lo dio su amigo Robert Altman en ...
La semana pasada se muri¨® la actriz Shelley Duvall, que ten¨ªa esa magn¨ªfica cualidad para encarnar el desvalimiento y la inocencia. Obviamente no son caracter¨ªsticas humanas cuya representaci¨®n te conduzcan al estrellato, el p¨²blico quiere heroicidad y belleza. Su mejor papel en el cine se lo dio su amigo Robert Altman en Tres mujeres, una pel¨ªcula en la que interpret¨® con genialidad a alguien que es muy actual, ese tipo de persona que se vuelca en ofrecer una imagen exterior de ¨¦xito, fortaleza y encanto cuando en realidad por dentro est¨¢ vac¨ªa, angustiada y sola. Esa mentira espectacular, que se proyecta hacia el escaparate, tambi¨¦n invade nuestra pol¨ªtica moderna. Quiz¨¢ por eso me gusta Joe Biden, porque sus lapsus y quiebras de senectud son humanas. Trump, en cambio, ya cuando se ve fuera de peligro tras el atentado del domingo solo parece estar pensando en la foto y la pose. Pero hablemos de casa, que Estados Unidos ya tiene sus comentaristas. Aqu¨ª ha sucedido la ruptura de los gobiernos regionales de coalici¨®n que sosten¨ªa la derecha espa?ola junto a su escisi¨®n m¨¢s radical. Esos gobiernos se han tenido que reformular, sin trauma todo sea dicho, por culpa de la negativa a acoger por cuotas a los menores llegados a Espa?a sin protecci¨®n familiar y que sobreviven en condiciones infrahumanas en centros de Canarias, Ceuta y Melilla. La situaci¨®n de desborde obligaba a los dem¨¢s gobiernos regionales a mostrar solidaridad, por lo que la negativa de los ultranacionalistas espa?oles, y catalanes, ha sonado m¨¢s a aspaviento hacia su competencia directa que a verdad.
No parece cre¨ªble que un gobierno regional carezca de posibilidades para acoger, tutelar y formar a una treintena de chicos. Se?alarlos como futuros criminales es ventajista. Lo ser¨¢n si sus condiciones de vida les condenan a ello, como pasa con otros sin importar la nacionalidad. Cobrar un sueldo de vicepresidente auton¨®mico y reconocerse incapaz de dar acogida a un n¨²mero tan escaso de menores viene a decir que el cargo carece de funciones gestoras y es tan s¨®lo un afortunado azar para ganarse el salario sin mover un dedo. La inmigraci¨®n responde a la l¨®gica de la desigualdad mundial. Si quieren cambiar algo, esfu¨¦rcense en mirar hacia el origen y dejen de golpear en destino.
La gran mayor¨ªa de la inmigraci¨®n a Espa?a llega en vuelo comercial. En ocasiones lo hace con entrada tur¨ªstica legal que luego desborda a la busca de una nueva vida en nuestro pa¨ªs. Hemos visto recientemente un caso de bailarines de musical que pese al apoyo ferviente de una presidenta auton¨®mica la polic¨ªa considera un presunto fraude laboral. Es algo muy habitual en prostituci¨®n y otros oficios de econom¨ªa sumergida. El empleo ilegal refuerza polos econ¨®micos que en muchas ocasiones se significan como defensores de la pol¨ªtica m¨¢s descarnada contra la inmigraci¨®n, precisamente porque mantenerlos en la ilegalidad les garantiza mano de obra barata y sin derechos laborales. Una bicoca visto desde los t¨¦rminos del beneficio econ¨®mico. Lo que llega en patera y por salto de valla fronteriza se puede considerar m¨¢s bien un grave problema humanitario. Hasta ahora se combate desde la solidaridad puntual y la externalizaci¨®n de la humillaci¨®n, que deriva o paga a pa¨ªses vecinos para que hagan de fortaleza de contenci¨®n. Cuando escuchamos la cifra de menores, 347, que ha ocasionado la trifulca actual no podemos por menos que sentir una cierta verg¨¹enza, m¨¢s que ajena bien propia.