Vox, marginado con la alianza pro Putin
Existe una ultraderecha que quiere acordar con los populares europeos y existe una ultraderecha de bloqueo
Vox va de patriota espa?ol, pero sus decisiones cada vez desestabilizan m¨¢s en Espa?a, con su giro antisistema. No es casualidad que Santiago Abascal haya roto con el Partido Popular en los gobiernos auton¨®micos por la inmigraci¨®n, justo despu¨¦s de acercarse a Viktor Orb¨¢n en el Parlamento Europeo. Hay una in...
Vox va de patriota espa?ol, pero sus decisiones cada vez desestabilizan m¨¢s en Espa?a, con su giro antisistema. No es casualidad que Santiago Abascal haya roto con el Partido Popular en los gobiernos auton¨®micos por la inmigraci¨®n, justo despu¨¦s de acercarse a Viktor Orb¨¢n en el Parlamento Europeo. Hay una internacional de ultraderecha que est¨¢ por la agitaci¨®n y debilitar el proyecto comunitario ¡ªteniendo en algunos casos hasta cercan¨ªas con la Rusia de Putin¡ª. Y los partidos que conforman esa corriente son marginados en la Uni¨®n Europea.
Basta observar los intr¨ªngulis que se cuecen en la Euroc¨¢mara, que arrancaba su nueva legislatura esta semana. La sensaci¨®n que se respiraba en los mentideros de Estrasburgo ¡ªa donde fue invitada una servidora¡ª es que Vox tendr¨¢ m¨ªnima influencia en adelante en las instituciones comunitarias, tras abandonar el grupo del ECR (Conservadores y Reformistas), para integrarse en el de Marine Le Pen y Orb¨¢n (Patriotas). Y ello es as¨ª porque las ultraderechas empiezan a dividirse en dos corrientes en Europa: las que buscan encontrar salida a sus intereses desde dentro de la UE ¡ªcomo en el caso de Georgia Meloni¡ª y las que quieren dinamitar muchos consensos del proyecto comunitario ¡ªcomo en el caso de Orb¨¢n¡ª. Por ejemplo, Hermanos de Italia logr¨® una vicepresidencia en la mesa del Parlamento Europeo, prueba de su creciente integraci¨®n. En cambio, el Partido Popular Europeo (PPE) aspira a hacerle el cord¨®n sanitario tanto al grupo de los Patriotas, como al de los soberanistas donde est¨¢ AfD, la ultraderecha alemana, para que no toquen poder en la gesti¨®n de la C¨¢mara, o el menor posible.
As¨ª que Vox ha decidido volver a sus or¨ªgenes cuando era una fuerza de choque en Espa?a y Europa. Y a ello podr¨ªa estar influyendo la competici¨®n con Alvise P¨¦rez. No es raro que, cuando una ultraderecha se integra en el ¡°sistema¡±, le acaban saliendo rivales: le pas¨® al Frente Nacional de Le Pen en Francia, con la aparici¨®n de la candidatura de ?ric Zemmour. En Espa?a, Vox se dej¨® 600.000 votos en las elecciones generales del 23-J, tal que hab¨ªa espacio para una nueva formaci¨®n parecida. Los gobiernos auton¨®micos junto al PP cada vez generaban menos ruido, y los de Abascal estaban perdiendo foco.
El caso es que la cuesti¨®n migratoria se antoja clave para el giro pol¨ªtico de Vox. A fin de cuentas, la Italia de Meloni est¨¢ encontrando encaje en la UE: Ursula von der Leyen se abri¨® a estudiar ¡°estrategias innovadoras¡± para tramitar solicitudes de asilo fuera de la Uni¨®n, justo despu¨¦s de que el Gobierno italiano decidiera hacer algo parecido con los migrantes, mand¨¢ndolos a centros en Albania. Vox, en cambio, quiere romper con la idea de que se han vuelto establishment, utilizando ahora un tema tan sensible para su electorado, pese a que el eurodiputado Jorge Buxad¨¦ coordin¨® uno de los apartados del pacto migratorio y de asilo europeo.
Ahora bien, estar junto a Orb¨¢n garantiza ser mal visto en la Europa actual. Hay un runr¨²n en el Parlamento Europeo sobre que, en verdad, el perfil de agitaci¨®n ¡ªm¨¢s pol¨ªtico que t¨¦cnico¡ª es el que persiguen los partidos del grupo que lidera el h¨²ngaro. E incluso, que quieren una UE fragmentada, que ellos llaman ¡°de Estados soberanos¡±. De hecho, Vox defiende su incorporaci¨®n a Patriotas, entre otras cosas, ante la posibilidad de que la UE asuma m¨¢s competencias como las pol¨ªticas sociales de vivienda. Nuevamente, existe una ultraderecha que quiere acordar con el PPE ¡ªllev¨¢ndoselo a su terreno¡ª, y existe una ultraderecha de bloqueo.
Precisamente, Alvise P¨¦rez se centra en muy pocos ejes, pero uno es la competici¨®n en lo que la extrema derecha tilda de ¡°globalismo¡±. Es llamativo que tenga un discurso desacomplejadamente m¨¢s parecido al de Podemos ¡ªo al de ciertas afinidades de izquierda populista o ultraizquierda europea¡ª que al de Vox, en la cuesti¨®n de Ucrania. El l¨ªder de Se Acab¨® la Fiesta habla del ¡°gobierno corrupto¡± de Volod¨ªmir Zelenski, o afirma que no mandar¨ªa soldados a una guerra donde la OTAN podr¨ªa tener intereses. Los de Abascal, en cambio, se defienden con que no van a retirar el apoyo que en el pasado afirman haber dado al pa¨ªs invadido.
Con todo, Vox tendr¨¢ igualmente dif¨ªcil desmarcarse del aire prorruso que destila su incorporaci¨®n al conglomerado de Orb¨¢n y Le Pen. El presidente h¨²ngaro levant¨® malestar con su viaje a Rusia para reunirse con Putin ¡ªviaje que la ultraderecha espa?ola no ha condenado en la Euroc¨¢mara¡ª, mientras que Le Pen era la candidata por la que algunos portavoces del Kremlin mostraron su simpat¨ªa para las elecciones francesas.
El tiempo dir¨¢ si a Vox le sale bien su estrategia antisistema, apareciendo marginado con la alianza pro Putin, mientras que Meloni es cada vez m¨¢s influyente, en su aire proatlantista y proucrania. Aunque claro est¨¢, no se puede permitir lo mismo ser la l¨ªder de un pa¨ªs fundador y clave de la UE, como Italia, que Hungr¨ªa o partidos que no gobiernan Estados. Sea como fuere, Von der Leyen logra as¨ª ampliar su red de apoyos, arrinconando a quienes intenten desestabilizan a la Uni¨®n durante este, su segundo mandato.