Cada vez m¨¢s j¨®venes desisten tener hijos en Brasil

En Brasil ha saltado la alarma ante el aumento de parejas j¨®venes, hombres y mujeres, que acuden a operarse para no tener hijos. Los especialistas se despepitan para entender por qu¨¦ en un pa¨ªs con tradici¨®n de familias numerosas ha pasado a renunciar a formar un hogar. Y eso a pesar de que a los 30 millones de evang¨¦licos se les leen y releen los pasajes de la Biblia en los que Dios pide ¡°creced y multiplicaos¡±.

La alarma la est¨¢ intentando analizar la prensa naciona...

En Brasil ha saltado la alarma ante el aumento de parejas j¨®venes, hombres y mujeres, que acuden a operarse para no tener hijos. Los especialistas se despepitan para entender por qu¨¦ en un pa¨ªs con tradici¨®n de familias numerosas ha pasado a renunciar a formar un hogar. Y eso a pesar de que a los 30 millones de evang¨¦licos se les leen y releen los pasajes de la Biblia en los que Dios pide ¡°creced y multiplicaos¡±.

La alarma la est¨¢ intentando analizar la prensa nacional movilizando a los expertos en demograf¨ªa y a la b¨²squeda de las causas de esa disminuci¨®n dr¨¢stica de la poblaci¨®n debido a la resistencia de los matrimonios j¨®venes a tener hijos.

Los n¨²meros son evidentes: el n¨²mero de j¨®venes que han acudido a esterilizarse ha crecido de 54.222 del 2023, a 98.019, un aumento de 80,77%. A ese paso y en esa proporci¨®n dentro de unos a?os, el Brasil considerado fecundo pasar¨ªa a sufrir la escasez de j¨®venes para convertirse en un pa¨ªs de ancianos, con el agravante de que ya hoy el aumento de los ¨ªndices de vida est¨¢n creciendo cada a?o.

Recuerdo que en mi infancia, en el mundo rural que era mayoritario, se dec¨ªa que cada nuevo hijo que ven¨ªa al mundo tra¨ªa un pan debajo del brazo a indicar que m¨¢s hijos supon¨ªa multiplicar la mano de obra y la riqueza familiar. Todo ello ha cambiado tan radicalmente que hoy, en nuestra era industrial y a la espera de hasta donde llegar¨¢ la IA, el tener incluso un solo hijo supone mayores problemas econ¨®micos, ya que impide que la madre o el padre del nuevo nacido puedan estar libres para cualquier tipo de trabajo sin que acaben siendo esclavos del hogar.

Y si la disminuci¨®n de la poblaci¨®n por una parte podr¨ªa parecer positiva en un mundo cada vez m¨¢s numeroso, por otro inquieta porque trastoca toda la psicolog¨ªa de la maternidad y paternidad y asombra la perspectiva de un mundo sin infancia, de solo adultos y cada vez con m¨¢s a?os de vida.

Esa preocupaci¨®n de los j¨®venes de hoy para crear matrimonios sin hijos, o con los menos posibles, ha aumentado en la medida en que la lucha por los derechos de las mujeres en el mundo laboral ha crecido felizmente, sin que el papel de las madres, quedara limitado como en el pasado a cuidar de la casa, los hijos y del marido.

De ah¨ª la dificultad de los matrimonios de hoy en proyectar una familia con hijos que mal se conjuga con todos los avances en el campo de las libertades individuales, el compartir al cien por cien las faenas de la casa y del cuidado de los hijos en la infancia e incluso en la adolescencia. Hoy, con las nuevas tecnolog¨ªas, a las mujeres se les hace m¨¢s f¨¢cil poder trabajar desde casa buscando al mismo tiempo una independencia econ¨®mica del marido con todo lo que ello supone en la estima no solo personal sino en una nueva revoluci¨®n de tipo sociol¨®gico.

En Brasil el aumento gigante de j¨®venes que se operan para no tener hijos es m¨¢s preocupante si cabe porque hasta hace poco tener hijos supon¨ªa una riqueza a?adida ya que hasta los m¨¢s peque?os ayudaban en las tareas de la casa. Hoy hasta los m¨¢s pobres quieren que sus hijos estudien para que puedan salir de la situaci¨®n familiar de pobreza de sus padres.

Y si fuera poco, la preocupaci¨®n a?adida en Brasil se debe al hecho de que hasta ahora la fuerza de las iglesias evang¨¦licas, con un p¨²blico de m¨¢s de 30 millones, llevaba a un aumento casi autom¨¢tico de hijos apoyados en las ense?anzas de la Biblia. A ellos se les recuerda las citas b¨ªblicas que instan a los esposos a tener hijos, cuantos m¨¢s mejor, ya que ser¨ªa una se?al inequ¨ªvoca de bendici¨®n divina. Ya en el G¨¦nesis 4,1 se dec¨ªa que los hijos son ¡°un regalo de Dios¡±. Y en el mismo G¨¦nesis, 1,28, la palabra clave es la ¡°multiplicaci¨®n¡±.

Es tanta la insistencia en la Biblia del deseo de Dios de multiplicarse que una mujer est¨¦ril es una especie de maldici¨®n hasta el punto que los textos sagrados hablan de mujeres justas est¨¦riles a las que Dios les hace el milagro de poder concebir y dar a la luz. Por todo ello, en los ambientes religiosos, se ha considerado hasta hoy que la decisi¨®n de no tener hijos y m¨¢s a¨²n de mutilarse para evitarlos es m¨¢s bien un pecado y ofensa a Dios que podr¨ªa acarrear su maldici¨®n.

A pesar de esa fuerza religiosa, que ha llevado siempre a Brasil a contar con familias numerosas, por primera vez ha saltado la alarma pues disminuye cada a?o el ¨ªndice de natalidad que tiende a disminuir en la medida en que la nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica permite a la mujer entrar con fuerza en el mundo laboral y ser cada vez m¨¢s independiente.

Los n¨²meros barajados estos d¨ªas con preocupaci¨®n por la prensa empiezan a alarmar. Si en 1960 el n¨²mero de hijos por familia era de 6,28, la proyectada hoy es de 1,90. M¨¢s que n¨²meros, son una verdadera preocupaci¨®n sociol¨®gica que podr¨ªa en poco tiempo cambiar la imagen en un Brasil, el quinto territorio mayor del mundo y de los m¨¢s fecundos en poblaci¨®n, en un pa¨ªs con falta de mano de obra joven, algo que pueda acabar empobreciendo y desmintiendo el famoso adagio de que Brasil es el pa¨ªs del futuro. Sin j¨®venes, Brasil podr¨ªa en pocos a?os perder buena parte de su identidad.

?Lo saben los pol¨ªticos tan preocupados en mantener sus privilegios y tan ajenos a una visi¨®n globalizada del pa¨ªs que empieza a alarmarse ante la posibilidad de convertirse en un territorio de ancianos sin destino?

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