Gerontofobia y parodia
Antes la autoridad se emparentaba con la experiencia. Ahora vivimos tiempos de renovaci¨®n tecnol¨®gica y parece que hay que sustituir a las personas al primer signo de obsolescencia
Odiar a los viejos es odiarse a uno mismo. Pero vivimos bajo un estado de ¨¢nimo en el que es habitual que nos autolesionemos como expresi¨®n m¨¢s extrema de insatisfacci¨®n. Sucede con esos j¨®venes que se niegan a s¨ª mismos el verse hoy como lo que ser¨¢n ma?ana. Act¨²an como si pagar impuestos para mantener pensiones y salud fuera un sacrificio innecesario. Se empadronan en Andorra como si all¨ª repartieran el elixir de la eterna juventud que en Zamora no encuentran. Incluso en las democracias, la libertad de elecci¨®n se utiliza para elegir personas autoritarias y reducir los derechos. Ya se entiende que las revistas de moda y belleza no est¨¦n sustentadas en portadas y reportajes sobre ancianos vestidos a la ¨²ltima. Quiz¨¢ se entiende menos que la actualidad cultural y art¨ªstica comparta esta fobia por lo que supuestamente no retrata bien. En un tiempo no muy lejano la autoridad y la sabidur¨ªa se emparentaban con la experiencia y el conocimiento. Como vivimos tiempos de renovaci¨®n tecnol¨®gica, pareciera que las personas tambi¨¦n tuvieran que sustituirse al primer signo de obsolescencia.
Les supongo enterados del esc¨¢ndalo dentro de las filas de ERC. Durante la precampa?a electoral por la alcald¨ªa de Barcelona, su candidato oficial, Ernest Maragall, fue ridiculizado con una pegada de carteles en la que se le ve¨ªa junto a su hermano, el antiguo alcalde Pasqual, y bajo el lema: Fuera el Alzheimer de Barcelona. Se ha sabido que los carteles formaban parte de una acci¨®n impulsada desde dentro de las propias filas del partido. En este caso no se afeaba ninguna enfermedad del candidato, pues era su hermano el que la padec¨ªa, sino tan solo se le descalificaba por su edad. En Estados Unidos, tras el atentado fallido contra Trump que le ha disparado, literalmente, en las encuestas, se puso tan en duda al presidente dem¨®crata Joe Biden que finalmente ha cedido a las presiones y no se presentar¨¢ a la reelecci¨®n. Empez¨® diciendo que no se retirar¨ªa de la carrera presidencial salvo que se lo pidiera Dios todopoderoso. Pues bien, ya sabemos que la presi¨®n de los compa?eros de partido, las donaciones de campa?a y el fragor medi¨¢tico son el equivalente a Dios todopoderoso.
Si su vicepresidenta Kamala Harris, como ser¨ªa l¨®gico, accede al puesto de candidata, la propia narrativa medi¨¢tica tendr¨¢ que ser capaz de darle opciones de triunfo. Para ello necesitar¨¢ un grado mayor de popularidad del que solo puede dotarle la parodia. Maya Rudolph es la c¨®mica de Saturday Night Live que la imita a menudo, trat¨¢ndola como una especie de tieta divertida y vitalista. Necesitar¨¢ m¨¢s gasolina en la parodia. Vamos a ver funcionar toda la maquinaria necesaria para convertir en tres meses a quien se consideraba invisible e inservible en alguien capaz y dotado. Del mismo modo en que hemos visto en una semana destruir a un hombre. El presidente Biden ten¨ªa los defectos de la vejez. Tropezaba en escaleras, se quedaba suspendido como una red de wifi, confund¨ªa nombres y fechas, pero hasta ahora no parec¨ªa confundir el bien del mal. Para sobrevivir en la competici¨®n hubiera necesitado alguno de los defectos de la juventud. La egolatr¨ªa, el adanismo, la sa?a, la competitividad, cierta indolencia. Realmente en las competiciones de hoy, los ancianos parten con todas las desventajas. Si la vida ya es cruel de por s¨ª, nosotros la hacemos un poco m¨¢s despiadada. Divi¨¦rtanse mientras puedan.
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