Una extra?a p¨¢gina en blanco
Vistos los giros de guion en Estados Unidos, cualquier pron¨®stico es arriesgado, pero renace la esperanza
De pronto, se ha borrado la pantalla. Nada vale del guion utilizado hasta ahora por ambos partidos. La edad de quien ha sido el candidato dem¨®crata y sus achaques ya no cuentan. Cuentan las del republicano, solo tres a?os m¨¢s joven, condenado por 34 delitos, admirado por sus incondici...
De pronto, se ha borrado la pantalla. Nada vale del guion utilizado hasta ahora por ambos partidos. La edad de quien ha sido el candidato dem¨®crata y sus achaques ya no cuentan. Cuentan las del republicano, solo tres a?os m¨¢s joven, condenado por 34 delitos, admirado por sus incondicionales, primero como superh¨¦roe del acoso, la mentira y el insulto y ahora de la supervivencia, la inmunidad concedida por los jueces y la protecci¨®n de la Providencia.
No sabe todav¨ªa Trump a lo que debe enfrentarse. Ante una risue?a mujer, 20 a?os m¨¢s joven, y de ascendencia india y caribe?a, el sombr¨ªo ap¨®stol del odio, profeta del apocalipsis americano y delincuente convicto deber¨¢ buscar nuevas armas. De momento los dem¨®cratas se arremolinan y entusiasman alrededor de Kamala Harris. Por temor a Trump, naturalmente. El miedo es la almendra del trumpismo. As¨ª ha ganado las primarias republicanas en tres ocasiones y conseguido con su profec¨ªa apocal¨ªptica colocar el apocalipsis en el centro de su programa y as¨ª puede reactivar el voto dem¨®crata hasta morder el polvo.
Trump habla el lenguaje del miedo, pero tambi¨¦n lo sufre. Como a todos los magnates populistas con vocaci¨®n pol¨ªtica desde tiempos de Silvio Berlusconi, fundador de esta lamentable estirpe pol¨ªtica, hay un momento en que la alternativa al poder es la c¨¢rcel. Todo lo que ha hecho Trump desde que perdi¨® las elecciones se dirig¨ªa a evitarla y ahora necesita otra vez la varita m¨¢gica presidencial, de poderes reforzados por el Tribunal Supremo, para liberarse de todos sus casos judiciales. Como en la sala de un tribunal, la experimentada fiscal que tiene en frente no le dejar¨¢ pasar ni una.
La p¨¢gina est¨¢ por escribir. Vistos los giros de guion, cualquier pron¨®stico es arriesgado. Es extra?a y adem¨¢s peligrosa. Lo son todas las transiciones presidenciales, intervalo propicio para que lo aprovechen los enemigos exteriores. Con Trump, el peligro tambi¨¦n es interno: su doctrina requiere no reconocer jam¨¢s una derrota y denunciar como un robo y un fraude cualquier victoria ajena. Ser¨¢n extra?os los tres meses que quedan hasta la jornada electoral del 5 de noviembre, los seis meses hasta la toma de posesi¨®n del 20 de enero y quiz¨¢s los meses que sigan si Harris vence y Trump se niega a reconocer el resultado, como es de prever.
Joe Biden seguir¨¢ al cargo, pato cojo sin m¨¢rgenes de acci¨®n y con la explosiva carpeta de la pol¨ªtica exterior en mitad de la mesa presidencial. Por un lado, marcha la campa?a electoral, y por el otro, las dos guerras de Ucrania y de Gaza, y la tensi¨®n creciente en el Mar de la China Meridional, donde amenazan las escaladas b¨¦licas que el presidente debe evitar. Hoy, con la cuarta visita de Netanyahu al Congreso, donde no le recibir¨¢ Kamala Harris, se escenificar¨¢ la primera y espinosa interferencia entre ambos caminos.
El horizonte se ha abierto de pronto. Permanecen los negros nubarrones. Nada est¨¢ escrito. Pero renace la esperanza.