Verificaci¨®n en Venezuela
El Gobierno de Maduro debe atender el clamor de la comunidad internacional y permitir una comprobaci¨®n imparcial de los resultados
Venezuela celebr¨® el domingo unas elecciones cruciales en las que por primera vez en m¨¢s de una d¨¦cada el chavismo se med¨ªa con la oposici¨®n. El resultado de la votaci¨®n dej¨®, sin embargo, una serie de interrogantes que deben ser aclarados sin dilaci¨®n. El Consejo Nacional Electoral (CNE), bajo el control mayoritario de magistrados afines al Gobierno, proclam¨® como ganador a Nicol¨¢s Maduro frente a su principal contrincante, el diplom¨¢tico Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia. El presidente, seg¨²n los datos preliminares, obtuvo el 51,2% de los votos y siete puntos de ventaja sobre su principal rival. La oposici¨®n, liderada por Mar¨ªa Corina Machado, rechaz¨® sin matices esos n¨²meros y denunci¨® irregularidades en el escrutinio.
El argumento de la coalici¨®n opositora es que tuvo finalmente acceso al 73% de las actas. Machado y Urrutia mantienen que ese porcentaje de votos que sus testigos o interventores pudieron verificar refleja una tendencia contraria que les otorgar¨ªa una victoria aplastante. Las elecciones en las que estaba en juego la continuidad de 25 de a?os de chavismo han derivado as¨ª en un nuevo pulso pol¨ªtico. Pero la falta de transparencia del proceso electoral no solo dispar¨® las alarmas en Venezuela, sino que activ¨® a la comunidad internacional ante la sospecha de fraude.
Tanto la ONU como la Uni¨®n Europea, Estados Unidos, Espa?a, el Centro Carter ¡ªautorizado por el Ejecutivo chavista como observador¡ª o la gran mayor¨ªa de pa¨ªses latinoamericanos ¡ªincluidos los Gobiernos progresistas de Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) o Gabriel Boric (Chile)¡ª plantean una misma exigencia. Esto es, si Maduro quiere legitimar su reelecci¨®n tiene que publicar las actas y permitir que unos verificadores imparciales confirmen los resultados. Estos cuestionamientos tienen s¨®lidos asideros. El chavismo ha desgastado su credibilidad como interlocutor pol¨ªtico y, ya antes de estos comicios, dej¨® claro que ni siquiera le importa guardar cierto decoro democr¨¢tico. Lo demostr¨® al impedir una amplia observaci¨®n internacional vetando, por ejemplo, la misi¨®n de la Uni¨®n Europea, bloqueando el ingreso de expresidentes latinoamericanos, expulsando a invitados de la oposici¨®n y rechazando la acreditaci¨®n de periodistas.
Para que el desenlace de las elecciones presidenciales anunciado por el CNE sea cre¨ªble, el Gobierno venezolano debe permitir la revisi¨®n de las actas. Al mismo tiempo, la oposici¨®n tiene la obligaci¨®n de sostener y demostrar sus acusaciones, por ejemplo, mediante la publicaci¨®n de la documentaci¨®n que obra en su poder. La candidatura de Gonz¨¢lez Urrutia acept¨® participar en la votaci¨®n acatando unas reglas de juego adversas. La primera se?al fue la inhabilitaci¨®n de Machado, que no pudo participar y tuvo que apoyar a un suplente. A eso se sum¨® la persecuci¨®n y detenci¨®n de colaboradores y asesores de la campa?a, con decenas de detenciones. A todo ello hay que a?adir un hecho de extrema gravedad: las trabas que el aparato chavista, que controla todos los resortes del Estado, puso para votar desde el exterior. De los cerca de cinco millones de venezolanos con derecho a voto que dejaron el pa¨ªs como consecuencia de la crisis social y econ¨®mica, solo 69.000 pudieron registrarse para ejercer su derecho. El CNE abri¨® un plazo de apenas 30 d¨ªas ¡ªmucho m¨¢s acotado que en elecciones presidenciales previas¡ª y exigi¨® una serie de requisitos burocr¨¢ticos a menudo infranqueables para un emigrante.
Con estas premisas, es crucial que el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro se avenga a mostrar todas las actas. Mientras tanto, es vital que ambas partes act¨²en con responsabilidad y, en un escenario de movilizaciones masivas, se comprometan a garantizar el derecho a la protesta y evitar la violencia. El pueblo venezolano vot¨® pac¨ªficamente y merece un escrutinio con transparencia y rigor.
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