La microeconom¨ªa
Los lectores escriben sobre los problemas econ¨®micos, las organizaciones que animan a los menores en los hospitales, el autoelogio y las relaciones de amistad que surgen en los viajes
La macroeconom¨ªa va bien; sin embargo, la micro no. Ante esto, el Gobierno de coalici¨®n debe apretar un poco m¨¢s para que los salarios suban. No es viable cobrar 1.080 euros al mes y tener que pagar recibos por 1.100 euros. El problema est¨¢, sobre todo, en la vivienda, ese derecho constitucional que no se cumple: el alquiler est¨¢ empobreciendo a la poblaci¨®n espa?ola m¨¢s joven. Es una competencia de las comunidades aut¨®nomas, lo sabemos; tambi¨¦n sabemos que est¨¢n privatizando todo y nadie hace nada por proteger lo p¨²blico, nadie. Mejorar la microeconom¨ªa es la soluci¨®n; las ratios de pobreza bajar¨¢n y la pobreza infantil, tambi¨¦n. Dejar claro a los territorios ultraliberales en manos de las derechas y los ultras que lo p¨²blico no se privatiza y exigir salarios m¨¢s altos ser¨ªa positivo para la micro.
Victorio Mart¨ªnez Armero. M¨®stoles (Madrid)
Alegr¨ªa hospitalaria
Estos d¨ªas, he tenido la suerte, por estar ocasionalmente en Pediatr¨ªa, de coincidir en un hospital con dos personas de la asociaci¨®n sin ¨¢nimo lucro Payasospital. Nos hemos re¨ªdo juntos, y he aplaudido su esfuerzo por alegrar la estancia de los menores en un centro sanitario. Pero se me qued¨® en el tintero preguntarles por qu¨¦ no visitaban tambi¨¦n a las personas mayores hospitalizadas, muchas de ellas sin compa?¨ªa, que tanto necesitan apoyo, acompa?amiento y comprensi¨®n. Si me emociono lo suficiente, con otras personas, quiz¨¢ d¨¦ un paso m¨¢s all¨¢ y formemos una ONG para alegrar y acompa?ar a los mayores hospitalizados y olvidados, que cada d¨ªa son m¨¢s.
V¨ªctor Calvo Luna. Valencia
Tedio de autoelogios
Hace a?os, asist¨ª a un homenaje, un acto muy emotivo hasta que le toc¨® el turno de discurso a una chica que parlote¨® sobre s¨ª misma. Nos detall¨® su curr¨ªculo, alab¨® su capacidad de trabajo, sus cualidades como jefa y su ¡°humildad a pesar de todo¡±. En un acto reflejo de sonrojo, me sumerg¨ª en la silla en la que estaba sentada. Para mi sorpresa, todo el mundo aplaudi¨®. Me abruma escuchar a la gente alab¨¢ndose a s¨ª misma y elevando a heroicidad cualquier acto cotidiano. Me averg¨¹enzo del discurso de sinceridad, honestidad, solidaridad de uno hacia s¨ª mismo que continuamente se ve en las redes, en la televisi¨®n, en el trabajo o en la terraza de un caf¨¦. Hemos llegado a un estado de aburrimiento y sopor insoportables.
Mar¨ªa Jos¨¦ Leo Fajardo. Malpartida de C¨¢ceres
La experiencia de un viaje
Viajamos con la intenci¨®n de visitar ciertos lugares, pero ?y si lo que nos marca son las personas a las que conocemos? Vuelvo de un viaje y lo que recuerdo es, sin duda, la compa?¨ªa de la buena gente que he conocido (que compet¨ªa con lugares como Roma o Florencia). Es dif¨ªcil olvidarse de las charlas con Rosana, Luis, Diego, Noelia, con la abuela Charo... No importa si por cansancio decides no ver los frescos de Giotto en Pad¨²a porque prefieres la compa?¨ªa a la sombra de Paula, Coral y Roc¨ªo. Pero s¨ª, y mucho, que esas personas te lleven a ver los de Massaccio en Florencia.
Cristina Gonz¨¢lez P¨¦rez. Poio (Pontevedra)
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